'Dijo' en la Biblia
- 1.Gé 1:3-Gé 20:2
- 2.Gé 20:3-Gé 29:33
- 3.Gé 29:34-Gé 42:1
- 4.Gé 42:2-Éx 4:18
- 5.Éx 4:19-Éx 20:22
- 6.Éx 24:1-Números 11:11
- 7.Números 11:16-Números 26:52
- 8.Números 26:65-Josué 9:8
- 9.Josué 10:8-Jueces 11:38
- 10.Jueces 13:3-1 Samuel 1:8
- 11.1 Samuel 1:11-1 Samuel 16:2
- 12.1 Samuel 16:4-1 Samuel 26:14
- 13.1 Samuel 26:15-2 Samuel 13:5
- 14.2 Samuel 13:6-2 Samuel 20:18
- 15.2 Samuel 20:20-1 Reyes 13:26
- 16.1 Reyes 13:27-2 Reyes 1:5
- 17.2 Reyes 1:6-2 Reyes 8:10
- 18.2 Reyes 8:12-1 Crónicas 17:16
- 19.1 Crónicas 19:2-Esdras 4:3
- 20.Esdras 5:15-Salmos 53:1
- 21.Salmos 68:22-Jeremías 3:6
- 22.Jeremías 3:10-Jeremías 23:7
- 23.Jeremías 23:11-Jeremías 34:17
- 24.Jeremías 34:22-Jeremías 51:53
- 25.Jeremías 51:58-Ezequiel 20:44
- 26.Ezequiel 20:47-Ezequiel 37:4
- 27.Ezequiel 37:5-Oseas 12:8
- 28.Amós 1:2-Zacarías 5:8
- 29.Zacarías 6:5-Mateo 13:33
- 30.Mateo 13:35-Mateo 24:4
- 31.Mateo 25:12-Marcos 6:50
- 32.Marcos 7:6-Lucas 1:34
- 33.Lucas 1:35-Lucas 11:28
- 34.Lucas 11:39-Lucas 20:41
- 35.Lucas 20:42-Juan 5:8
- 36.Juan 5:11-Juan 13:29
- 37.Juan 13:31-Hechos 9:6
- 38.Hechos 9:10-Hebreos 1:13
- 39.Hebreos 4:3-Apocalipsis 22:10
Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, mas su corazón lejos está de mí.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldijera al padre o a la madre, morirá irremisiblemente.
Y llamando a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended.
Y les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar?
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
Y El le dijo: Por esta respuesta, vete; el demonio ha salido de tu hija.
y mirando al cielo, gimió, y dijo: Efata: que es decir: Sé abierto.
En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Suspirando profundamente en su espíritu, dijo*: ¿Por qué pide señal esta generación? En verdad os digo que no se le dará señal a esta generación.
Dándose cuenta Jesús, les dijo*: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido?
Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
Y él mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles.
El les preguntó {de nuevo:} Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo*: Tú eres el Cristo.
Mas El volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: ¿Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres.
Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el Reino de Dios que viene con potencia.
Entonces Pedro, interviniendo, dijo* a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Y respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad, vendrá primero y restituirá todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada.
Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
Y respondiendo él, le dijo: ¡Oh generación infiel! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmelo.
Y Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le aconteció esto? Y él dijo: Desde niño;
Y Jesús le dijo: Si puedes creer esto, al que cree todo es posible.
Y luego el padre del muchacho dijo clamando con lágrimas: Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad.
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
Sentándose, llamó a los doce y les dijo*: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.
Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo:
Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía.
Y Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
Mas él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
Y El les dijo*: Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella;
Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
El entonces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud.
Entonces Jesús mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu madero (si quieres ser perfecto).
Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¿Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios!
Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!
Mirándolos Jesús, dijo*: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o heredades, por causa de mí y del Evangelio,
Y él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el vaso que yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?
Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, el vaso que yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.
Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, {que} te llama.
Y dirigiéndose a él, Jesús {le} dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní, que recobre la vista.
Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado. Y luego recibió la vista, y seguía a Jesús en el camino.
y les dijo*: Id a la aldea enfrente de vosotros, y tan pronto como entréis en ella, encontraréis un pollino atado en el cual nadie se ha montado todavía; desatadlo y traedlo.
Entonces Jesús respondiendo, dijo a la higuera: Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos.
Entonces Pedro, acordándose, le dijo*: Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Y respondiendo Jesús les dijo: Tened fe en Dios.
Y Jesús les dijo: Yo {también} os haré una pregunta; respondédme{la,} y {entonces} os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Y respondiendo a Jesús, dijeron*: No sabemos. Y Jesús les dijo*: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
{Se lo} trajeron, y El les dijo*: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Y ellos le dijeron: Del César.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagad lo que es de César a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.
Jesús les dijo: ¿No es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios?
"Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el Libro de Moisés, {en el pasaje} sobre la zarza {ardiendo,} cómo Dios le dijo: `YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, Y EL DIOS DE ISAAC, Y EL DIOS DE JACOB'?
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
Viendo Jesús que él había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y después de eso, nadie se aventuraba a hacerle más preguntas.
Y enseñando en el templo, respondió Jesús y dijo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.
Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro;
Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo*: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
Y envió* a dos de sus discípulos, y les dijo*: Id a la ciudad, y {allí} os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;
Y cuando se sentaron a la mesa y comieron, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo.
Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos.
Y Jesús les dijo*: Todos vosotros os apartaréis, porque escrito está: ``HERIRE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSARAN."
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, yo no.
Y Jesús le dijo*: En verdad te digo que tú, hoy, esta {misma} noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces.
Y llegaron* a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo* a sus discípulos: Sentaos aquí hasta que yo haya orado.
Y les dijo*: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad.
Y dijo: Abba, Padre, todas las cosas te son posibles; aparta de mí esta copa; pero no sea mi voluntad, sino la tuya.
Entonces vino* y los halló* durmiendo, y dijo* a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No pudiste velar ni por una hora?
Y volviéndose a ir, oró, y dijo las mismas palabras.
Vino* por tercera vez, y les dijo*: ¿Todavía estáis durmiendo y descansando? Basta ya; ha llegado la hora; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
Y como vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos a tomarme?
Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Y Jesús le dijo: YO SOY; y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la Potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
y al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo*: Tú también estabas con Jesús el Nazareno.
Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Y respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?
Entonces Pilato les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale!
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había expirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
Más él les dijo: No os asustéis: buscáis a Jesús Nazareno a quien colgaron del madero; resucitado es, no está aquí; he aquí el lugar donde le pusieron.
Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
Y les dijo: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a toda criatura.
Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.
Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón.
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