2326 casos

'Ellos' en la Biblia

Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo para ti; y servirá de alimento para ti y para ellos.

Ellos, y todos los animales silvestres según su especie, y todos los animales mansos según su especie, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro, de toda especie.

Estos tres son los hijos de Noé; y de ellos fue llena toda la tierra.

Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, esposa de Abram su hijo; y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y asentaron allí.

Y salieron el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adma, y el rey de Zeboim, y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim;

Y se esparció contra ellos de noche, él y sus siervos, y los hirió, y los fue siguiendo hasta Hobah, que está a la izquierda de Damasco.

Y te daré a ti, y a tu simiente después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.

Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho.

y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón; después pasaréis; porque por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.

Y tomó mantequilla y leche, y el becerro que había aderezado, y lo puso delante de ellos; y él estaba junto a ellos debajo del árbol; y comieron.

Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma: y Abraham iba con ellos acompañándolos.

Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor de Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo,

Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor de ellos.

Y dijo: Señores míos, he aquí os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y paséis en ella la noche, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, sino que en la plaza pasaremos la noche.

Mas él porfió con ellos mucho, y se vinieron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura y comieron.

Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró las puertas tras sí,

Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino éste aquí para habitar como un extraño, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta.

Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta.

Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa desde el menor hasta el mayor, hirieron con ceguera; de modo que ellos se fatigaban buscando la puerta.

Porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor de ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.

Entonces Abimelec se levantó de mañana, y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.

Y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón, hijo de Zoar,

Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle.

Y ellos respondieron: Hemos visto que Jehová ha estado contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros; y haremos un pacto contigo,

Y se levantaron de madrugada, y juraron el uno al otro; e Isaac los despidió, y ellos partieron de él en paz.

Ve ahora al rebaño, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos un guisado para tu padre, como a él le gusta;

Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos respondieron: De Harán somos.

Y él les dijo: ¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.

Y él les dijo: ¿Tiene paz? Y ellos dijeron: Paz; y he aquí Raquel su hija viene con el ganado.

Y ellos respondieron: No podemos, hasta que se junten todos los ganados, y remuevan la piedra de sobre la boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.

Y mientras él aún hablaba con ellos Raquel vino con el ganado de su padre, porque ella era la pastora.

Y tomó Raquel los ídolos, y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán por toda la tienda pero no los halló.

Y él pasó delante de ellos, y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.

Y oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija: y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.

Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por esposa.

Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y negociarán en él; pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por esposas, y les daremos las nuestras.

Mas con una condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros, para que seamos un pueblo; si se circuncida en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados.

Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.

Y sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, los dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad osadamente, y mataron a todo varón.

Y ellos respondieron ¿Había él de tratar a nuestra hermana como a una ramera?

Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina, que estaba junto a Siquem.

Porque los bienes de ellos eran tantos que no podían habitar juntos, y la tierra de su peregrinación no los podía sostener a causa de sus ganados.

Éstas fueron las generaciones de Jacob. José, siendo de edad de diecisiete años apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha, y con los hijos de Zilpa, esposas de su padre; y José informaba a su padre la mala fama de ellos.

Y soñó José un sueño y lo contó a sus hermanos; y ellos vinieron a aborrecerle más todavía.

Y dijo Israel a José: ¿No están tus hermanos apacentando las ovejas en Siquem? Ven, y te enviaré a ellos. Y él respondió: Heme aquí.

Y sucedió que, cuando llegó José a sus hermanos, ellos hicieron desnudar a José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí;

Y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José del pozo y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.

Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica con la sangre;

Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de las aguas junto al camino? Y ellos le dijeron: Aquí no ha estado ninguna ramera.

Y sucedió que cuando daba a luz, uno de ellos sacó la mano, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Éste salió primero.

Y el capitán de la guardia dio cargo de ellos a José, y él les servía: y estuvieron días en la prisión.

Y por la mañana José vino a ellos, y los miró, y he aquí que estaban tristes.

Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.

Y se levantarán tras ellos siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto; y el hambre consumirá la tierra.

Y José como vio a sus hermanos, los reconoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán a comprar alimentos.

José, pues, reconoció a sus hermanos; pero ellos no le reconocieron.

Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

Y ellos le respondieron: No, señor mío: mas tus siervos han venido a comprar alimentos.

Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.

Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.

Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.

Y José se apartó de ellos, y lloró: después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.

Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino: y así se hizo con ellos.

Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí.

Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero, y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.

Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? y le respondimos conforme a estas palabras. ¿Cómo podíamos saber que él había de decir: Haced venir a vuestro hermano?

Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Mete en casa a esos hombres, y degüella víctima, y aderézala; porque estos hombres comerán conmigo al mediodía.

Y él respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales: yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.

Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José al mediodía, porque habían oído que allí habían de comer pan.

Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de casa, y se inclinaron ante él hasta tierra.

Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.

Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían: porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.

Y él tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron y se alegraron con él.

Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate, y sigue a esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?

Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.

Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.

Entonces ellos rasgaron sus vestiduras, y cargó cada uno su asno, y volvieron a la ciudad.

Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano el que vendisteis para Egipto.

Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos: y después sus hermanos hablaron con él.

A cada uno de todos ellos dio mudas de vestiduras, y a Benjamín dio trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestiduras.

Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino.

Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo él los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob su padre revivió.

Y los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería y Sera, hermana de ellos. Los hijos de Bería: Heber y Malquiel.

Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.

La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres eficaces, ponlos por mayorales del ganado mío.

Y ellos trajeron sus ganados a José; y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos: y los sustentó de pan por todos sus ganados aquel año.

Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos: y la tierra vino a ser de Faraón.

Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían su ración que Faraón les daba: por eso no vendieron su tierra.

Y ellos respondieron: La vida nos has dado: hallemos gracia en ojos de mi señor, y seamos siervos de Faraón.

Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Yo haré como tú dices.

Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.

el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos muchachos; y mi nombre sea nombrado en ellos, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.

Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones de los caballos, y hace caer hacia atrás al cabalgador de ellos.

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