'Ellos' en la Biblia
- 1.Gé 4:8-Éx 4:1
- 2.Éx 5:3-Levítico 20:16
- 3.Levítico 20:23-Números 16:31
- 4.Números 16:32-Deuteronomio 20:1
- 5.Deuteronomio 20:3-Josué 23:12
- 6.Josué 23:16-1 Samuel 16:6
- 7.1 Samuel 17:3-1 Reyes 20:25
- 8.1 Reyes 20:27-1 Crónicas 12:29
- 9.1 Crónicas 12:34-Esdras 1:6
- 10.Esdras 1:9-Job 21:8
- 11.Job 21:9-Salmos 105:27
- 12.Salmos 105:38-Isaías 42:16
- 13.Isaías 42:22-Jeremías 23:14
- 14.Jeremías 23:21-Ezequiel 3:4
- 15.Ezequiel 3:6-Ezequiel 31:17
- 16.Ezequiel 32:12-Oseas 8:4
- 17.Oseas 8:5-Mateo 9:15
- 18.Mateo 9:18-Marcos 6:50
- 19.Marcos 6:51-Lucas 11:19
- 20.Lucas 11:48-Juan 17:23
- 21.Juan 17:24-Hechos 19:3
- 22.Hechos 19:6-2 Tesalonicenses 2:11
- 23.1 Timoteo 5:24-Apocalipsis 21:14
Hablando él estas cosas a ellos, he aquí vino un principal, y le adoró, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.
Y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y todo flaqueza en el pueblo.
Y aun a príncipes y a reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio a ellos y a los gentiles.
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
E idos ellos, comenzó Jesús a decir de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es meneada del viento?
Y Jesús, como sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí más que Jonás en este lugar.
Y él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es concedido saber los misterios del Reino de los cielos; mas a ellos no les es concedido.
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no miraréis.
Les dijo Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor.
Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban fuera de sí, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?
Y no hizo allí muchas maravillas, a causa de la incredulidad de ellos.
Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo misericordia de ellos, y sanó a los que de ellos había enfermos.
Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
Mas a la cuarta vela de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar.
Y cuando ellos entraron en el barco, el viento reposó.
Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Es porque no tomamos pan.
Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos fueron blancos como la luz.
Y alzando ellos sus ojos, a nadie vieron, sino a Jesús solo.
Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
Cuando ellos llegaron a la multitud, vino a él un hombre hincándose de rodillas,
Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres,
Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,
Y si no le oyere a ellos, dilo a la Iglesia; y si no oyere a la Iglesia, tenle por mundano y publicano.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les riñeron.
Y habiendo puesto sobre ellos las manos se fue de allí.
Y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.
Y viniendo también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.
Y él respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un denario?
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís; ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.
Entonces Jesús llamándolos, dijo: Ya sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.
Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran multitud.
Y la multitud les reñía para que callaran; pero ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.
Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Entonces Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.
Y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis?
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.
Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos.
Mas ellos sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza y otro a sus negocios.
Y envían a él los discípulos de ellos, con los de Herodes, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.
Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
Ellos le dicen: De César. Y les dijo: Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:
diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es Hijo? Le dicen ellos: De David.
Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y colgaréis de un madero, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad.
Y partido él, el que había recibido cinco talentos granjeó con ellos, e hizo otros cinco talentos.
Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, e hizo cuentas con ellos.
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos que he ganado sobre ellos.
Y llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; he aquí otros dos talentos que he ganado sobre ellos.
Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o huésped, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata.
Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.
Y entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?
Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y habiendo dado gracias, lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. Esto es mi cuerpo.
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.
Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.
Y ellos, prendieron a Jesús, y le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da a nosotros? Tú lo verás.
Y juntos ellos, les dijo Pilato: ¿Cuál queréis que os suelte? ¿A Barrabás o a Jesús que se dice Cristo?
Y respondiendo el gobernador les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: a Barrabás.
Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo: Sea colgado en un madero.
Y luego, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber.
Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro con guardia, sellando la piedra.
Y ellos, tomando el dinero, hicieron como estaban instruidos: y este dicho fue divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.
Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en el navío, que aderezaban las redes.
Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual dio voces,
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.
y le dice: Mira, no digas a nadie nada; sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el Esposo está con ellos? Entre tanto que tienen consigo al Esposo, no pueden ayunar.
Mas vendrán días, cuando el Esposo les será quitado de ellos; y entonces, en aquellos días ayunarán.
Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban.
Y otra vez se juntó la multitud de tal manera, que ellos ni aun podían comer pan.
Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
y le rogaron todos aquellos demonios, diciendo: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.
Y comenzaron a rogarle que se fuera de los términos de ellos.
Y no pudo hacer allí alguna maravilla; solamente sanó unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando.
Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio a ellos. De cierto os digo que será más tolerable para los de Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que para aquella ciudad.
Y los vieron ir muchos, y le conocieron; y concurrieron allá muchos a pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.
Y saliendo Jesús vio gran multitud, y tuvo misericordia de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y les comenzó a enseñar muchas cosas.
Y los vio fatigados remando, porque el viento les era contrario; y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino a ellos andando sobre el mar, y quería precederlos.
Y viéndole ellos, que andaba sobre el mar, pensaron que era fantasma, y dieron voces;
porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; YO SOY, no temáis.
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