'Entonces' en la Biblia
- 1.Gé 2:21-Gé 38:8
- 2.Gé 38:14-Éx 16:6
- 3.Éx 16:15-Números 14:1
- 4.Números 14:5-Josué 1:16
- 5.Josué 2:3-Jueces 20:21
- 6.Jueces 20:24-1 Samuel 26:8
- 7.1 Samuel 26:13-2 Samuel 23:14
- 8.2 Samuel 23:16-2 Reyes 4:21
- 9.2 Reyes 4:29-1 Crónicas 21:22
- 10.1 Crónicas 21:24-Nehemías 6:11
- 11.Nehemías 8:6-Isaías 36:11
- 12.Isaías 36:13-Daniel 5:17
- 13.Daniel 5:24-Mateo 15:28
- 14.Mateo 15:33-Marcos 7:5
- 15.Marcos 7:29-Lucas 19:8
- 16.Lucas 19:22-Juan 9:8
- 17.Juan 9:12-Hechos 8:13
- 18.Hechos 8:17-Gálatas 3:19
- 19.Gálatas 3:29-Apocalipsis 12:17
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una cosa; respondedme:
Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios.
Entonces vinieron unos de los saduceos, los cuales niegan que hay resurrección, y le preguntaron,
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan, y se dan en casamiento;
Así que David le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?
Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y: El tiempo está cerca. No vayáis, pues, en pos de ellos.
Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;
Y cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción está cerca.
Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de naciones en confusión; bramando el mar y las olas;
Y entonces verán al Hijo del Hombre, viniendo en una nube con poder y gran gloria.
Entonces él os mostrará un gran aposento alto, dispuesto; preparad allí.
Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.
Entonces les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.
Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y Él les dijo: Basta.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Entonces Jesús dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados del templo, y a los ancianos que habían venido contra Él: ¿Como contra un ladrón habéis salido, con espadas y palos?
Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Entonces todos dijeron: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y Él les dijo: Vosotros decís que lo soy.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.
Entonces Pilato, al oír, de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
Entonces Pilato, convocando a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo,
Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;
Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, entregó el espíritu.
Entonces ellas se acordaron de sus palabras.
Entonces levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y asomándose hacia adentro, miró los lienzos puestos solos; y se fue maravillándose en sí mismo de aquello que había acontecido.
Entonces Él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Entonces Él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; mas Él se desapareció de su vista.
Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
Entonces ellos espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.
Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Entonces volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que se dice, si lo interpretares; Maestro), ¿dónde moras?
y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el que es inferior, pero tú has guardado el buen vino hasta ahora.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consumió.
Entonces dijeron los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?
Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.
y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo; y era como la hora sexta.
Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él.
Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?
Entonces, cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
Entonces les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.
Entonces el padre entendió que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él, y toda su casa.
Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.
Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que Él hace, eso también hace el Hijo igualmente.
Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron, en número como de cinco mil varones.
Entonces aquellos hombres, cuando vieron el milagro que Jesús había hecho, dijeron: Verdaderamente Éste es el Profeta que había de venir al mundo.
Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca; y en seguida la barca llegó a la tierra adonde iban.
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?
Entonces le dijeron: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: No murmuréis entre vosotros.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne?
Entonces muchos de sus discípulos al oírlo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él.
Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Queréis iros vosotros también?
Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha venido; mas vuestro tiempo siempre está presto.
Pero cuando sus hermanos habían subido, entonces Él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.
Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es Éste a quien buscan para matarle?
Entonces Jesús, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: Vosotros me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo; pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.
Entonces procuraban prenderle; pero ninguno puso mano sobre Él, porque aún no había llegado su hora.
Entonces Jesús les dijo: Aún un poco de tiempo estoy con vosotros, y luego voy al que me envió.
Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir Éste que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?
Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente Éste es el Profeta.
Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?
Entonces los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,
Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.
Entonces Jesús les dijo otra vez: Yo me voy, y me buscaréis, y en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.
Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, pues dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Y Jesús les dijo: El mismo que os he dicho desde el principio.
Entonces Jesús les dijo: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; sino que como mi Padre me enseñó, así hablo estas cosas.
Entonces dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.
Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.
Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, jamás probará muerte.
Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por en medio de ellos, y así pasó.
y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que interpretado significa, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
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- 1.Gé 2:21-Gé 38:8
- 2.Gé 38:14-Éx 16:6
- 3.Éx 16:15-Números 14:1
- 4.Números 14:5-Josué 1:16
- 5.Josué 2:3-Jueces 20:21
- 6.Jueces 20:24-1 Samuel 26:8
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- 15.Marcos 7:29-Lucas 19:8
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- 17.Juan 9:12-Hechos 8:13
- 18.Hechos 8:17-Gálatas 3:19
- 19.Gálatas 3:29-Apocalipsis 12:17