1817 casos

'Entonces' en la Biblia

Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;

Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una cosa; respondedme:

Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os digo con qué autoridad hago estas cosas.

Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.

Entonces vinieron unos de los saduceos, los cuales niegan que hay resurrección, y le preguntaron,

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan, y se dan en casamiento;

Así que David le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?

Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;

Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

Entonces les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.

Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y Él les dijo: Basta.

Entonces Jesús dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados del templo, y a los ancianos que habían venido contra Él: ¿Como contra un ladrón habéis salido, con espadas y palos?

Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Entonces todos dijeron: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y Él les dijo: Vosotros decís que lo soy.

Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.

Entonces Pilato, al oír, de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.

Entonces Pilato, convocando a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo,

Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;

Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.

Entonces ellas se acordaron de sus palabras.

Entonces levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y asomándose hacia adentro, miró los lienzos puestos solos; y se fue maravillándose en sí mismo de aquello que había acontecido.

Entonces Él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;

Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.

Entonces ellos espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.

Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Entonces volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que se dice, si lo interpretares; Maestro), ¿dónde moras?

y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el que es inferior, pero tú has guardado el buen vino hasta ahora.

Entonces dijeron los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?

Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.

Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:

Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él.

Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?

Entonces, cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.

Entonces les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.

Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.

Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?

Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron, en número como de cinco mil varones.

Entonces aquellos hombres, cuando vieron el milagro que Jesús había hecho, dijeron: Verdaderamente Éste es el Profeta que había de venir al mundo.

Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca; y en seguida la barca llegó a la tierra adonde iban.

Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: No murmuréis entre vosotros.

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne?

Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.

Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha venido; mas vuestro tiempo siempre está presto.

Pero cuando sus hermanos habían subido, entonces Él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.

Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es Éste a quien buscan para matarle?

Entonces Jesús, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: Vosotros me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo; pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.

Entonces procuraban prenderle; pero ninguno puso mano sobre Él, porque aún no había llegado su hora.

Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir Éste que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?

Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente Éste es el Profeta.

Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?

Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Entonces Jesús les dijo otra vez: Yo me voy, y me buscaréis, y en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.

Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, pues dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?

Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Y Jesús les dijo: El mismo que os he dicho desde el principio.

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.

Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.

Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?

Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, jamás probará muerte.

Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por en medio de ellos, y así pasó.

y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que interpretado significa, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.

Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?

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