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'Es' en la Biblia

El que recibe su testimonio, éste ha puesto su sello que Dios es Verdadero.

Entonces la mujer samaritana le dijo*: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.)

La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes el agua viva?

porque cinco maridos has tenido; y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde es necesario adorar.

La mujer le dijo*: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos declarará todo.

Esta también es la segunda señal que Jesús hizo, cuando vino de Judea a Galilea.

Y hay en Jerusalén a la puerta de las ovejas un estanque, que en hebreo es llamado Betesda, el cual tiene cinco portales.

El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.

Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.

Y le preguntaron entonces: ¿Quién es el hombre que te dijo: Toma tu lecho y anda?

Pero el testimonio que yo recibo no es de hombre; mas digo esto para que vosotros seáis salvos.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que {el de} Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.

No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza.

Pasadas estas cosas, se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea, que es de Tiberias.

Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?

Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Vosotros subid a esta Fiesta; yo no subo aún a esta Fiesta, porque mi tiempo aún no es cumplido.

Y había grande murmullo de él en el pueblo, porque unos decían: Bueno es; y otros decían: No, antes engaña al pueblo.

El que habla de sí mismo, gloria propia busca; mas el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.

Decía entonces uno de los de Jerusalén: ¿No es éste al que buscan para matarle?

Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿han por ventura entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo?

Mas éste, sabemos de dónde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.

Entonces clamaba Jesús en el Templo, enseñando y diciendo: Y a mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; pero no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no ignoráis.

¿Qué dicho es éste que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir?

Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta.

Otros decían: Este es el Cristo. Algunos sin embargo decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?

Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar?

Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.

Respondió Jesús, y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y a dónde voy.

Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.

Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios;

Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿no es éste el que se sentaba y mendigaba?

Unos decían: Este es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy.

Vuelven a decir al ciego: ¿Tú, qué dices del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.

y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?

Les respondieron sus padres y dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;

pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos. Preguntadle a él; edad tiene, él hablará por sí mismo.

Por eso sus padres dijeron: ``Ya es mayor de edad; pregúntenle a él."

Así que, volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador.

El les contestó: Ya os lo dije y no escuchasteis; ¿por qué queréis oír{lo} otra vez? ¿Es que también vosotros queréis haceros discípulos suyos?

Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.

Respondió él, y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?

Y le dijo Jesús: Y le has visto, y el que habla contigo, él es.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

Mas el asalariado, y que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata, y esparce las ovejas.

Así que, el asalariado, huye, porque es asalariado, y las ovejas no le pertenecen.

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

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Reina Valera Gómez (© 2010)