'Es' en la Biblia
- 1.Gé 2:11-Gé 41:26
- 2.Gé 41:28-Levítico 6:14
- 3.Levítico 6:17-Números 13:32
- 4.Números 14:7-Deuteronomio 32:6
- 5.Deuteronomio 32:9-Rut 2:5
- 6.Rut 2:6-2 Samuel 22:2
- 7.2 Samuel 22:3-1 Crónicas 11:4
- 8.1 Crónicas 11:5-Ester 8:12
- 9.Ester 9:1-Salmos 7:10
- 10.Salmos 7:11-Salmos 69:16
- 11.Salmos 69:22-Salmos 129:4
- 12.Salmos 133:1-Proverbios 12:8
- 13.Proverbios 12:9-Proverbios 21:19
- 14.Proverbios 21:24-Eclesiastés 7:3
- 15.Eclesiastés 7:5-Isaías 31:3
- 16.Isaías 33:18-Jeremías 30:17
- 17.Jeremías 30:21-Ezequiel 23:20
- 18.Ezequiel 25:8-Amós 9:6
- 19.Amós 9:12-Mateo 11:10
- 20.Mateo 11:11-Mateo 25:25
- 21.Mateo 25:27-Lucas 2:11
- 22.Lucas 2:34-Lucas 20:38
- 23.Lucas 20:41-Juan 9:17
- 24.Juan 9:19-Hechos 15:21
- 25.Hechos 16:12-Romanos 10:4
- 26.Romanos 10:5-1 Corintios 11:24
- 27.1 Corintios 11:25-Gálatas 6:6
- 28.Gálatas 6:14-1 Timoteo 5:4
- 29.1 Timoteo 5:5-Santiago 1:6
- 30.Santiago 1:8-1 Juan 5:3
- 31.1 Juan 5:4-Apocalipsis 22:11
por tanto, te convenía dar mi dinero a los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con logro.
Sabéis que dentro de dos días se hace la Pascua, y el Hijo del hombre es entregado para ser colgado en un madero.
A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.
Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y habiendo dado gracias, lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. Esto es mi cuerpo.
porque esto es mi sangre del Nuevo Testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.
Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; pero no como yo quiero, sino como tú.
Entonces vino a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquel es; prendedle.
¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
diciendo: Profetízanos, oh Cristo, quién es el que te ha herido.
Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el arca de la limosna, porque es precio de sangre.
Y como llegaron al lugar que se llamaba Gólgota, que es dicho: El lugar de la calavera,
Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS EL REY DE LOS JUDÍOS.
A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora del madero, y creeremos a él.
Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Y el siguiente día, que es el segundo día de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a Pilato,
Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.
Y diciendo: El tiempo es cumplido; y el Reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al Evangelio.
Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, y toma tu lecho y anda?
Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?
Entonces los fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen tus discípulos en sábado lo que no es lícito?
cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?
También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado.
Así que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.
Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban.
y a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo; y los apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno;
Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
El sembrador es el que siembra la Palabra.
Y éstos son los de junto al camino; en los que la Palabra es sembrada; mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la Palabra que fue sembrada en sus corazones.
pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.
Decía además: Así es el Reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra;
y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada.
Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las simientes que hay en la tierra;
Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Hablando aún él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?
Y tomando la mano de la muchacha, le dice: Talita cumi; que es, si lo interpretares: Muchacha, a ti te digo, levántate.
Llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas?
¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, y de José, y de Judas, y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros, sus hermanas? Y se escandalizaban de él.
Otros decían: Elías es. Y otros decían: Profeta es, o alguno de los profetas.
Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé; él ha resucitado de los muertos.
Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.
Cuando ya era el día muy entrado, sus discípulos llegaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y el día ya muy entrado;
los cuales, viendo a algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes, es a decir, no lavadas, los condenaban.
Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre.
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
y mirando al cielo, gimió, y dijo: Efata: que es decir: Sé abierto.
Y vino una nube que les hizo sombra, y una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado: A EL OID.
Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué es lo que los escribas dicen, que es necesario que Elías venga antes?
Y Jesús le dijo: Si puedes creer esto, al que cree todo es posible.
Porque iba enseñando a sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre es entregado en manos de hombres, y le matarán; mas muerto él, resucitará al tercer día.
Mas si tu mano te hace caer, córtala; mejor te es entrar a la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado;
Y si tu pie te hace caer, córtalo: mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado;
Y si tu ojo te hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno;
Buena es la sal; mas si la sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en vosotros mismos sal; y tened paz los unos con los otros.
Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo, les volvió a decir: ¡Hijos, cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, los que confían en las riquezas!
Más fácil es pasar un cable por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios.
Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es imposible; mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.
Mas que os sentéis a mi diestra y a mi siniestra, no es mío darlo, sino a quienes está aparejado.
Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;
Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?
Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, ya sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras a la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
Y ellos se la trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagad lo que es de César a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.
No es Dios de muertos, mas Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
Y acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el principal mandamiento de todos?
Y Jesús le respondió: El principal mandamiento de todos es: Oye Israel, el Señor nuestro Dios; el Señor uno es.
Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu pensamiento, y de todas tus fuerzas: éste es el principal mandamiento.
Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas; y amar al prójimo como a sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.
Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el Templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
Luego llamándole el mismo David, Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y muchas personas le oían de buena gana.
Y como vino una viuda pobre, echó dos centavos, que es un cuadrante.
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a aquel hombre si nunca hubiera nacido.
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo.
Y les dice: Esto es mi sangre del Nuevo Testamento, que por muchos es derramada.
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad es presto, mas la carne enferma.
Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad. Basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.
Y el que le entregaba les había dado señal común, diciendo: Al que yo besare, aquel es: prendedle, y llevadle con seguridad.
Cada día estaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me tomasteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este Templo, que es hecho de manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos.
Y la criada viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
Entonces los soldados le llevaron dentro del patio, es a saber al Pretorio; y convocaron toda la cuadrilla.
Y cuando fue la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,
Más él les dijo: No os asustéis: buscáis a Jesús Nazareno a quien colgaron del madero; resucitado es, no está aquí; he aquí el lugar donde le pusieron.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella que era llamada la estéril;
porque ninguna cosa es imposible para Dios.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.
Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
que os es nacido hoy Salvador, que es Cristo, el Señor, en la ciudad de David.
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