'Espías' en la Biblia
Entonces se acordó José de los sueños que había soñado de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto de la tierra habéis venido.
Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres de la verdad; tus siervos nunca fueron espías.
Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.
Enviad uno de vosotros, y traiga a vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si la verdad esta con vosotros; y si no, vive el Faraón, que sois espías.
Aquel varón, señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra:
Y nosotros le dijimos: Somos hombres de la verdad, nunca fuimos espías.
y traedme a vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de la verdad; así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.
Y Josué, hijo de Nun, envió desde Sitim dos varones espías secretamente, diciéndoles: Andad, considerad la tierra, y a Jericó. Los cuales fueron, y entraron en casa de una mujer ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.
Y los jóvenes espías entraron, y sacaron a Rahab, y a su padre, y a su madre, y a sus hermanos, y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera en el campamento de Israel.
Y los de la casa de José pusieron espías en Bet-el. (La ciudad antes se llamaba Luz.)
Y fue dicho a los de Gaza: Sansón es venido acá. Y lo cercaron, y le pusieron espías toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos.
Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en una cámara. Mas él rompió las cuerdas de sus brazos como un hilo.
David, por tanto envió espías, y entendió por cierto que Saúl venía.
Pero envió Absalón espías por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oyereis el sonido de la trompeta, diréis: Absalón reina en Hebrón.
Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, para sorprenderle en palabras, para que le entregasen al principado y a la potestad del gobernador.
Por la fe, Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos habiendo recibido a los espías con paz.