'Fariseos' en la Biblia
Y viendo él muchos de los fariseos y de los saduceos, que venían a su bautismo, les decía: Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá?
Porque os digo, que si vuestra justicia (rectitud) no fuere mayor que la de los escribas y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos.
Y viendo esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Entonces los discípulos de Juan vinieron a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
Mas los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
Y viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.
Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra él para destruirle.
Mas los Fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
Entonces respondiendo algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
Entonces llegaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos, oyendo esta palabra, se ofendieron?
Y llegándose los fariseos y los saduceos para tentarle, le pedían que les mostrase señal del cielo.
Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
¿Cómo es que no entendéis que no por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?
Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
Entonces se llegaron a él los fariseos, tentándolo, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos.
Entonces, idos los fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
Entonces los fariseos, oyendo que había cerrado la boca a los saduceos, se juntaron a una.
Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,
diciendo: Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los fariseos.
Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el Reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración; por esto llevaréis mas grave juicio.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque rodeáis el mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del quemadero dos veces más que vosotros.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más importante de la ley: el juicio y la misericordia y la fe; esto era necesario hacer, y no dejar lo otro.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo que está de fuera del vaso o del plato; mas por dentro están llenos de robo y de incontinencia.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,
Y el siguiente día, que es el segundo día de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a Pilato,
Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?
Y los discípulos de Juan, y de los fariseos ayunaban; y vienen, y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?
Entonces los Fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen tus discípulos en sábado lo que no es lícito?
Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él, para matarle.
Y se juntaron a él fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén;
(Porque los fariseos y todos los judíos, teniendo la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
Y le preguntaron los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos sin lavar?
Y vinieron los fariseos, y comenzaron a altercar con él, demandándole señal del cielo, tentándole.
Y les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.
Y llegándose los fariseos, le preguntaron, si era lícito al marido repudiar a su mujer, tentándolo.
Y envían a él algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en su palabra.
Y aconteció un día, que él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos.
Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
Y los escribas y los fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, y tus discípulos comen y beben?
Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?
Y le acechaban los escribas y los fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué le acusasen.
Mas los fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
Y le rogó uno de los fariseos, que comiese con él. Y entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato; mas lo que está dentro de vosotros está lleno de rapiña y de maldad.
Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; pero el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo . Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
¡Ay de vosotros, fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.
Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a apretarle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;
En esto, juntándose muchos acompañantes, tanto que unos a otros se pisaban, comenzó a decir a sus discípulos: Primeramente guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Aquel mismo día llegaron unos de los fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
Y aconteció que entrando en casa de un príncipe de los fariseos un sábado a comer pan, ellos le acechaban.
Y respondiendo Jesus, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
Y murmuraban los fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
Y oían también todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de él.
Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;
Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.
De manera que cuando el Señor supo como los fariseos habían oído que Jesús hacía discípulos y bautizaba más que Juan,
Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron servidores que le prendiesen.
Y los servidores vinieron a los sumo sacerdotes y a los fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?
Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados?
¿Ha creído en él alguno de los príncipes, o de los fariseos?
Entonces los escribas y los fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,
Entonces los fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero.
Llevaron a los fariseos al que antes había sido ciego.
Y le volvieron a preguntar también los fariseos de qué manera había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
Entonces unos de los fariseos le decían: Este hombre no es de Dios, que no guarda el sábado. Y otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
Y oyeron esto algunos de los fariseos que estaban con él, y le dijeron: ¿Somos nosotros también ciegos?
Mas unos de ellos fueron a los fariseos, y les dijeron lo que Jesús había hecho.
Y los sumo sacerdotes y los fariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales.
Y los sumo sacerdotes y los fariseos habían dado mandamiento, que si alguno supiese dónde estuviera, lo manifestase, para que le prendiesen.
mas los fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovecháis? He aquí, que todo el mundo se va tras de él.
Con todo eso, aun de los príncipes, muchos creyeron en él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser echados de la sinagoga.
Judas pues tomando una compañía de soldados, y ministros de los sumo sacerdotes y de los fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas.
Mas algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron, diciendo: Que es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Entonces Pablo, sabiendo que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, clamó en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo: de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.
Y como hubo dicho esto, fue hecha disensión entre los fariseos y los saduceos; y la multitud fue dividida.
(Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; mas los fariseos confiesan ambas cosas.)
Y se levantó un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, o ángel, no resistamos a Dios.
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