65 casos

'Había' en la Biblia

Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros.

Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.

y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues El sabía lo que había en el hombre.

Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos.

Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y {muchos} venían y eran bautizados.

Porque Juan todavía no había sido metido en la cárcel.

Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había {allí} cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm.

Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y {le} suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte.

Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre.

Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sigilosamente, se había apartado de la multitud que estaba en {aquel} lugar.

El hombre se fue, y dijo a los judíos que Jesús era el que lo había sanado.

Jesús dijo: Haced que la gente se recueste. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil.

La gente entonces, al ver la señal que {Jesús} había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.

y subiendo en una barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos;

Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos.

Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor había dado gracias.

Por eso los judíos murmuraban de El, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Y había mucha murmuración entre la gente acerca de El. Unos decían: El es bueno. Otros decían: No, al contrario, extravía a la gente.

Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.

Pero El decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había {sido dado} todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.

Estas palabras las pronunció en el {lugar del} tesoro, cuando enseñaba en el templo; y nadie le prendió, porque todavía no había llegado su hora.

Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo.

Entonces los judíos no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,

Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador.

Se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí.

Pero Jesús había hablado de la muerte de Lázaro, mas ellos creyeron que hablaba literalmente del sueño.

Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.

Jesús dijo*: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo*: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días {que murió.}

Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo*: Desatadlo, y dejadlo ir.

Por esto muchos de los judíos que habían venido {a ver} a María, y vieron lo que {Jesús} había hecho, creyeron en El.

Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos.

Entonces la gran multitud de judíos se enteró de que {Jesús} estaba allí; y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.

Al día siguiente, cuando la gran multitud que había venido a la fiesta, oyó que Jesús venía a Jerusalén,

Sus discípulos no entendieron esto al principio, pero {después,} cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto se había escrito de El, y de que le habían hecho estas cosas.

Por eso la multitud fue también a recibirle, porque habían oído que El había hecho esta señal.

Y había unos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta;

Por eso la multitud que estaba {allí} y {la} oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado.

Pero os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os había hablado de ellas. Y no os dije estas cosas al principio, porque yo estaba con vosotros.

Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró El con sus discípulos.

También Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos.

Y Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo.

Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con El?

Para que se cumpliera la palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a morir.

Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en {una rama de} hisopo, y se la acercaron a la boca.

Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y {también las} del otro que había sido crucificado con Jesús;

Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras.

En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie.

Y el primer {día} de la semana María Magdalena fue* temprano al sepulcro, cuando todavía estaba* oscuro, y vio* que {ya} la piedra había sido quitada del sepulcro.

y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó.

y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.

Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo* a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se la había quitado {para poder trabajar}), y se echó al mar.

Simón Pedro subió {a la barca,} y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque había tantos, la red no se rompió.

Pedro, volviéndose, vio* que {les} seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el que en la cena se había recostado sobre el pecho {de Jesús} y había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar?

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso