'Hijos' en la Biblia
- 1.Gé 3:16-Gé 34:13
- 2.Gé 34:25-Éx 4:20
- 3.Éx 4:29-Éx 28:21
- 4.Éx 28:29-Levítico 8:24
- 5.Levítico 8:27-Números 2:10
- 6.Números 2:12-Números 10:19
- 7.Números 10:20-Números 26:21
- 8.Números 26:23-Deuteronomio 2:33
- 9.Deuteronomio 2:37-Josué 10:11
- 10.Josué 10:12-Josué 22:27
- 11.Josué 22:30-Jueces 18:25
- 12.Jueces 18:26-1 Samuel 31:2
- 13.1 Samuel 31:6-1 Reyes 18:31
- 14.1 Reyes 19:10-1 Crónicas 2:32
- 15.1 Crónicas 2:33-1 Crónicas 8:6
- 16.1 Crónicas 8:8-1 Crónicas 24:3
- 17.1 Crónicas 24:4-2 Crónicas 21:2
- 18.2 Crónicas 21:7-Esdras 2:52
- 19.Esdras 2:53-Nehemías 7:50
- 20.Nehemías 7:51-Salmos 49:2
- 21.Salmos 53:2-Isaías 30:9
- 22.Isaías 31:6-Jeremías 48:45
- 23.Jeremías 48:46-Oseas 9:13
- 24.Oseas 10:9-Juan 11:52
- 25.Juan 12:36-3 Juan 1:4
- 26.Apocalipsis 2:14-Apocalipsis 21:12
Desde los días de Guibeá has pecado, oh Israel; ¿allí se han quedado! ¿No los alcanzará en Guibeá la batalla contra los hijos de la iniquidad?
Por tanto, en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas, como destruyó Salmán a Bet-arbel el día de la batalla; la madre fue arrojada sobre los hijos.
En pos del SEÑOR caminarán; él bramará como león; cual león rugirá él de cierto, y los hijos vendrán temblando del occidente.
Como oso que ha perdido los hijos los encontraré, y romperé el velo de su corazón, y allí los devoraré como león; bestia del campo los despedazará.
Dolores de mujer de parto le vendrán: es un hijo ignorante, que de otra manera no estuviera tanto tiempo en el rompimiento de los hijos.
De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
Se secó la vid, y pereció la higuera; el granado también, la palma, y el manzano; se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres.
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el SEÑOR vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia según la justicia, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, por alejarlos de sus términos.
Y venderé vuestros hijos y vuestras hijas en la mano de los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación apartada; porque el SEÑOR ha hablado.
Y el SEÑOR bramará desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; mas el SEÑOR será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
Egipto será destruido, y Edom será vuelto en asolado desierto, por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra la sangre inocente.
Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de los hijos de Amón, y por el cuarto, no la convertiré; porque rompieron los montes de Galaad, para ensanchar su término.
Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fueran nazareos. ¿No es esto así, hijos de Israel dijo el SEÑOR?
Oíd esta palabra que ha hablado el SEÑOR contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así:
Así dijo el SEÑOR: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria, al rincón de la cama, y al canto del lecho.
y ofreced sacrificio de alabanza con leudo, y pregonad, publicad voluntarias ofrendas; pues que así lo queréis, hijos de Israel, dijo el Señor DIOS.
Por tanto, así dijo el SEÑOR: Tu mujer fornicará en la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será partida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será traspasado de su tierra.
Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros, como hijos de etíopes, dijo el SEÑOR? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los palestinos de Caftor, y a los sirios de Kir?
Pues no debiste tú estar mirando en el día de tu hermano, el día en que fue extrañado; no te habías de alegrar de los hijos de Judá en el día que se perdieron, ni habías de ensanchar tu boca en el día de la angustia;
Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén, que estarán en Sefarad, poseerán las ciudades del mediodía.
Por tanto lamentaré y aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré gemido como de dragones, y lamento como de los hijos del avestruz.
Mésate y trasquílate por los hijos de tus delicias; ensancha tu calvicie como águila; porque fueron transportados de ti.
A las mujeres de mi pueblo arrojáis de la casa de sus delicias; de sus hijos arrebatáis mi gloria para siempre.
Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que está de parto; y el resto de sus hermanos se tornará con los hijos de Israel.
Y será el remanente de Jacob en medio de muchos pueblos, como el rocío del SEÑOR, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperaba ya varón, ni esperaban hijos de hombres.
Y será que en el día del sacrificio del SEÑOR, haré visitación sobre los príncipes, y sobre los hijos del rey, y sobre todos los que visten vestido extraño.
Yo oí las afrentas de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su término.
Por tanto, vivo yo, dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mis gentiles los heredará.
Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra.
Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como de vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en el SEÑOR.
Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se hará mención de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.
Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán al SEÑOR Presente con justicia.
Porque yo soy el SEÑOR, no me he mudado; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra.
Voz fue oída en Ramá, lamentación, lloro y gemido grande; Raquel que llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.
y no penséis decir dentro de vosotros: a Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?
mas los hijos del Reino serán echados en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Y Jesús les dijo: ¿Pueden los hijos de la recámara nupcial tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Y hermano entregará a hermano a la muerte, y padre a hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir.
Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es aprobada por sus hijos.
Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo;
Y respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Y él dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños?
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.
Mas a éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, y pagar.
Y cualquiera que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y la vida eterna tendrá por heredad.
Entonces se llegó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorando, y pidiéndole algo.
Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda, en tu Reino.
Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se case con su mujer, y despertará simiente a su hermano.
Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!
Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fue apreciado por los hijos de Israel;
Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
entre las cuales estaban María Magdalena, y María de Jacobo, y la madre de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
y a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo; y los apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno;
De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren;
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo, les volvió a decir: ¡Hijos, cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, los que confían en las riquezas!
Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o heredades, por causa de mí y del Evangelio,
que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron a él, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriere, y dejara mujer, y no dejara hijos, que su hermano tome su mujer, y levante linaje a su hermano.
Y entregará a la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.
Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir en vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que puede Dios, aun de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora tomarás hombres.
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno aun para con los ingratos y malos.
Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.
y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: ``No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte {nada.}"
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?
Pues si yo echo fuera los demonios en Beelzebú, ¿vuestros hijos en quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
¡Jerusalén, Jerusalén! Que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste!
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Y dijo: Un hombre tenía dos hijos;
Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más prudentes que los hijos de luz.
Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios,
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente a su hermano.
Fueron, pues, siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos.
Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos.
y el tercero la tomaron; y de la misma manera también los siete, y murieron sin dejar hijos.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;
porque no pueden ya más morir; porque son iguales a los ángeles; y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección.
Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;
¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados?
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Les dice Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
y no solamente por aquella nación, mas también para que juntara en uno los hijos de Dios que estaban dispersos.
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