913 casos

'Jesús' en la Biblia

Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa;

Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?

Y Jesús dijo: Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido virtud de mí.

Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice a Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres tabernáculos: uno para ti, y uno para Moisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que decía.

Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Y mientras se acercaba, el demonio le derribó y despedazó; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo volvió a su padre.

Mas Jesús, viendo los pensamientos del corazón de ellos, tomó un niño, y le puso junto a sí,

Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú, ve, y anuncia el Reino de Dios.

Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?

Cuando Jesús la vio, la llamó, y le dijo: Mujer, libre eres de tu enfermedad.

Y respondiendo el príncipe de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera curado en sábado, dijo a la congregación: Seis días hay en que conviene obrar; en éstos, pues, venid y sed curados, y no en días de sábado.

Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?

y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros.

Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están?

Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!

Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.

Y le dijeron que pasaba Jesús Nazareno.

Entonces dio voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.

Jesús entonces parándose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,

Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa.

Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios.

Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino, subieron a Jesús encima.

Respondiendo entonces Jesús, les dijo: Os preguntaré yo también una palabra; respondedme:

Entonces Jesús les dijo: Ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas.

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;

Estando él aún hablando, he aquí una multitud; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegó a Jesús para besarle.

Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones?

Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer alguna señal.

y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y una muerte, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima el madero para que la llevara tras Jesús.

Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.

Este llegó a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

Y aconteció que yendo en comunión entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente.

Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;

Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz sea a vosotros.

Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.

Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguirle, les dice: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?

Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Piedra).

El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halla a Felipe, al cual dijo: Sígueme.

Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

Jesús vio venir hacia sí a Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño.

Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.

Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.

Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen.

Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.

Les dice Jesús: Llenad estas tinajuelas de agua. Y las llenaron hasta arriba.

Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.

Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.

Mas el mismo Jesús no se confiaba a sí mismo de ellos, porque él conocía a todos,

Pasado esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estaba allí con ellos, y bautizaba.

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;

Respondió la mujer, y le dijo: No tengo marido. Le dice Jesús: Bien has dicho: No tengo marido;

Le dice Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

Porque el mismo Jesús dio testimonio de que un profeta en su tierra no tiene honra.

Vino pues Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.

Este, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a él, y le rogaba que descendiera, y sanara a su hijo, porque se comenzaba a morir.

Resultados de Búsqueda por Versiones

Resultados de Búsqueda por Libro

Todos los Libros

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright