'La' en la Biblia
HABIENDO muchos tentado á poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,
Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra;
Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado.
HUBO en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet.
Conforme á la costumbre del sacerdocio, salió en suerte á poner el incienso, entrando en el templo del Señor.
Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando á la hora del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor puesto en pie á la derecha del altar del incienso.
Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido.
A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María.
Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.
Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes á ella que es llamada la estéril:
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase á mí conforme á tu palabra. Y el ángel partió de ella.
En aquellos días levantándose María, fué á la montaña con priesa, á una ciudad de Judá;
Y aconteció, que como oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fué llena del Espíritu Santo,
¿Y de dónde esto á mí, que la madre de mi Señor venga á mí?
Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación á mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
Porque ha mirado á la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Recibió á Israel su siervo, Acordandose de la misericordia.
Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
Y nos alzó un cuerno de salvación En la casa de David su siervo,
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás ante la faz del Señor, para aparejar sus caminos;
Y ACONTECIO en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada.
Este empadronamiento primero fué hecho siendo Cirenio gobernador de la Siria.
Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de David, que se llama Bethlehem, por cuanto era de la casa y familia de David;
Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado.
Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.
Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme á la ley de Moisés, le trajeron á Jerusalem para presentarle al Señor,
(Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor),
Y para dar la ofrenda, conforme á lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas, ó dos palominos.
Y he aquí, había un hombre en Jerusalem, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel: y el Espíritu Santo era sobre él.
Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.
Y vino por Espíritu al templo. Y cuando metieron al niño Jesús sus padres en el templo, para hacer por él conforme á la costumbre de la ley.
La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos;
Luz para ser revelada á los Gentiles, Y la gloria de tu pueblo Israel.
Y los bendijo Simeón, y dijo á su madre María: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel; y para señal á la que será contradicho;
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Phanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;
Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él á todos los que esperaban la redención en Jerusalem.
Mas como cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron á Galilea, á su ciudad de Nazaret.
Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
E iban sus padres todos los años á Jerusalem en la fiesta de la Pascua.
Y cuando fué de doce años, subieron ellos á Jerusalem conforme á la costumbre del día de la fiesta.
Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos:
Y EN el año quince del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
Y él vino por toda la tierra al rededor del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de pecados;
Y verá toda carne la salvación de Dios.
Y decía á las gentes que salían para ser bautizadas de él: Oh generación de víboras, quién os enseñó á huir de la ira que vendrá?
Y ya también el hacha está puesta á la raíz de los árboles: todo árbol pues que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.
Respondió Juan, diciendo á todos: Yo, á la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;
Cuyo bieldo está en su mano, y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí, y la paja quemará en fuego que nunca se apagará.
Añadió también esto sobre todo, que encerró á Juan en la cárcel.
Y le llevó el diablo á un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra.
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque á mí es entregada, y á quien quiero la doy:
Y Jesús volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor,
Y vino á Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.
Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra;
Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;
Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.
Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó á gran voz,
Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.
Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella.
E inclinándose hacia ella, riñó á la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.
Y ACONTECIO, que estando él junto al lago de Genezaret, las gentes se agolpaban sobre él para oir la palabra de Dios.
Y vió dos barcos que estaban cerca de la orilla del lago: y los pescadores, habiendo descendido de ellos, lavaban sus redes.
Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.
Porque temor le había rodeado, y á todos los que estaban con él, de la presa de los peces que habían tomado;
Entonces, extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero: sé limpio. Y luego la lepra se fué de él.
Y aconteció un día, que él estaba enseñando, y los Fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalem: y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos.
Y no hallando por donde meterle á causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho en medio, delante de Jesús;
El cual, viendo la fe de ellos, le dice: Hombre, tus pecados te son perdonados.
Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice al paralítico): A ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete á tu casa.
E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban á la mesa con ellos.
Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dió también á los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino á solos los sacerdotes?
Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.
Entonces Jesús les dice: Os preguntaré un cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, ó hacer mal? ¿salvar la vida, ó quitarla?
Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar, y pasó la noche orando á Dios.
Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalem, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oirle, y para ser sanados de sus enfermedades;
Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos.
Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas.
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?
¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu herman
El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.
Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre la peña; y cuando vino una avenida, el río dió con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear: porque estaba fundada sobre la peña.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dió con ímpetu, y luego cayó; y fué grande la ruina de aquella casa.
Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir á ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano.
Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía.
Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad.
Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores.
Y salió esta fama de él por toda Judea, y por toda la tierra de alrededor.
Y en la misma hora sanó á muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y á muchos ciegos dió la vista.
Mas los Fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
Semejantes son á los muchachos sentados en la plaza, y que dan voces los unos á los otros, y dicen: Os tañimos con flautas, y no bailasteis: os endechamos, y no llorasteis.
Resutados de la Búsqueda continuados...
Resultados de Búsqueda por Versiones
- J2000 (328)
- LBDA (356)
- NBLH (364)
- RV (337)
- SEV (328)
- RV1909 (323)
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (594)
- Éxodo (516)
- Levítico (466)
- Números (566)
- Deuteronomio (399)
- Josué (323)
- Jueces (261)
- Rut (40)
- 1 Samuel (284)
- 2 Samuel (261)
- 1 Reyes (350)
- 2 Reyes (286)
- 1 Crónicas (271)
- 2 Crónicas (369)
- Esdras (111)
- Nehemías (157)
- Ester (102)
- Job (321)
- Salmos (691)
- Proverbios (393)
- Eclesiastés (92)
- Cantares (39)
- Isaías (557)
- Jeremías (580)
- Lamentaciones (56)
- Ezequiel (589)
- Daniel (172)
- Oseas (73)
- Joel (37)
- Amós (66)
- Abdías (8)
- Jonás (25)
- Miqueas (57)
- Nahúm (19)
- Habacuc (36)
- Sofonías (22)
- Hageo (16)
- Zacarías (97)
- Malaquías (23)
- Mateo (331)
- Marcos (231)
- Lucas (323)
- Juan (246)
- Hechos (393)
- Romanos (222)
- 1 Corintios (158)
- 2 Corintios (91)
- Gálatas (76)
- Efesios (71)
- Filipenses (34)
- Colosenses (46)
- 1 Tesalonicenses (22)
- 2 Tesalonicenses (17)
- 1 Timoteo (55)
- 2 Timoteo (33)
- Tito (22)
- Filemón (6)
- Hebreos (135)
- Santiago (57)
- 1 Pedro (54)
- 2 Pedro (33)
- 1 Juan (23)
- 2 Juan (3)
- 3 Juan (7)
- Judas (8)
- Apocalipsis (227)
Artículos Relacionados
- Comer reclinable
- Cristo, nombres para
- La escucha de la Palabra de Dios.
- La voz de Dios
- Las multitudes
- Las multitudes en torno a Jesús
- Los evangelistas, identidad de
- Los fariseos, actitudes de Jesucristo