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'La' en la Biblia

Como el siervo anhela la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo:

Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.

Por tanto yo no reprimiré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y quejaréme con la amargura de mi alma.

¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?

Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.

Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:

Ciertamente éste será el gozo de su camino; Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.

Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.

La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?

Pasaron cual navíos veloces: Como el águila que se arroja á la comida.

¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre á la sepultura.

Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma.

Y que te declarara los arcanos de la sabiduría, Que son de doble valor que la hacienda! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos que tu iniquidad merece.

Porque él conoce á los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?

Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;

Y en mitad de la siesta se levantará bonanza; Resplandecerás, y serás como la mañana:

Ciertamente que vosotros sois el pueblo; Y con vosotros morirá la sabiduría.

O habla á la tierra, que ella te enseñará; Los peces de la mar te lo declararán también.

¿Qué cosa de todas estas no entiende Que la mano de Jehová la hizo?

He aquí, el detendrá las aguas, y se secarán; El las enviará, y destruirán la tierra.

El suelta la atadura de los tiranos, Y ata el cinto á sus lomos.

El derrama menosprecio sobre los príncipes, Y enflaquece la fuerza de los esforzados.

El quita el seso de las cabezas del pueblo de la tierra, Y háceles que se pierdan vagueando sin camino:

Vuestras memorias serán comparadas á la ceniza, Y vuestros cuerpos como cuerpos de lodo.

¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y á una arista seca has de perseguir?

Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo,

Las aguas de la mar se fueron, Y agotóse el río, secóse.

Aficionado á la obra de tus manos, Llamarás, y yo te responderé.

Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre.

Tú también disipas el temor, Y menoscabas la oración delante de Dios.

¿Oíste tú el secreto de Dios, Que detienes en ti solo la sabiduría?

A los cuales solos fué dada la tierra, Y no pasó extraño por medio de ellos:)

Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.

Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.

El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:

No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.

El perderá su agraz como la vid, Y derramará su flor como la oliva.

Porque la sociedad de los hipócritas será asolada, Y fuego consumirá las tiendas de soborno.

También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza.

Mas yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro.

Próspero estaba, y desmenuzóme: Y arrebatóme por la cerviz, y despedazóme, Y púsome por blanco suyo.

No obstante, proseguirá el justo su camino, Y el limpio de manos aumentará la fuerza.

A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.

¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?

A los rincones de la huesa descenderán, Y juntamente descansarán en el polvo.

Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿Será dejada la tierra por tu causa, Y serán traspasadas de su lugar las peñas?

Ciertamente la luz de los impíos será apagada, Y no resplandecerá la centella de su fuego.

La luz se oscurecerá en su tienda, Y apagaráse sobre él su lámpara.

Lazo prenderá su calcañar: Afirmaráse la trampa contra él.

Su cuerda está escondida en la tierra, Y su torzuelo sobre la senda.

El primogénito de la muerte comerá los ramos de su piel, Y devorará sus miembros.

Su memoria perecerá de la tierra, Y no tendrá nombre por las calles.

Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.

Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.

Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.

La reprensión de mi censura he oído, Y háceme responder el espíritu de mi inteligencia.

¿No sabes esto que fué siempre, Desde el tiempo que fué puesto el hombre sobre la tierra,

Que la alegría de los impíos es breve, Y el gozo del hipócrita por un momento?

Restituirá el trabajo conforme á la hacienda que tomó; Y no tragará, ni gozará.

Los cielos descubrirán su iniquidad, Y la tierra se levantará contra él.

Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.

Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca.

Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, Y Dios en su ira les reparte dolores!

Serán como la paja delante del viento, Y como el tamo que arrebata el torbellino.

Verán sus ojos su quebranto, Y beberá de la ira del Todopoderoso.

Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?

Que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de las iras.

Empero el hombre pudiente tuvo la tierra; Y habitó en ella el distinguido.

¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.

¿Y dirás tú: Qué sabe Dios? ¿Cómo juzgará por medio de la oscuridad?

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