12318 casos

'La' en la Biblia

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?

¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?

Y cuando la halla, reúne a sus amigas y a sus vecinas, diciendo: Regocijaos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.

y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me pertenece. Y él les repartió sus bienes.

Pero el padre dijo a sus siervos: Traed la mejor vestidura, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies;

Y su hijo mayor estaba en el campo; el cual cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;

y deseaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.

Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.

Entonces él dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,

¿Y quién de vosotros teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, le dice en seguida: Pasa, siéntate a la mesa?

y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros.

En aquel día, el que esté en la azotea, y sus pertenencias en casa, no descienda a tomarlas; y el que esté en el campo, igualmente, no vuelva atrás.

Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada.

Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario.

y oyendo a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.

diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.

Y al instante recibió la vista, y le seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo cuando lo vio, dio alabanza a Dios.

Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.

Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;

Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene diez minas.

diciendo: Id a la aldea de enfrente; y entrando en ella, hallaréis un pollino atado sobre el cual ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo.

Y cuando Él llegó ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,

diciéndoles: Escrito está: Mi casa, es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y partió lejos por mucho tiempo.

Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores, le golpearon, y le enviaron vacío.

Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.

Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra.

Y echándole fuera de la viña, le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña?

Y Él mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores, ésta vino a ser cabeza del ángulo?

Mostradme una moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.

Y el segundo la tomó como esposa, el cual también murió sin hijos.

Y la tomó el tercero; asimismo también los siete; y murieron sin dejar descendencia.

En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será esposa? porque los siete la tuvieron por esposa.

pero los que fueren tenidos por dignos de aquel mundo y la resurrección de los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.

Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.

Y levantando la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.

Y les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles:

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Y se acercaba el día de la fiesta de los panes sin levadura, que es llamada la Pascua.

Y vino el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar la pascua.

Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id y preparadnos la pascua para que comamos.

Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos?

Y Él les dijo: He aquí, cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,

y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?

Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.

Y llegada la hora, se sentó a la mesa, y con Él los doce apóstoles.

Y tomando la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;

porque os digo que no beberé del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.

De igual manera, después que hubo cenado, tomó también la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre, que por vosotros es derramada.

Y a la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; mas ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado!

Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo soy entre vosotros como el que sirve.

Entonces les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.

Y cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo de tristeza;

Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha.

Y habiendo encendido fuego en medio de la sala, y sentándose todos alrededor, se sentó también Pedro entre ellos.

Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.

Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que Éste pervierte la nación; y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que Él mismo es Cristo; un Rey.

Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la gente: Ninguna falta hallo en este hombre.

Y luego que supo que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días.

Y tenía necesidad de soltarles uno en la fiesta.

Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Fuera con Éste, y suéltanos a Barrabás.

(El cual había sido echado en la cárcel por una sedición hecha en la ciudad, y por un homicidio.)

Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Éste? No he hallado culpa de muerte en Él; le castigaré, pues, y le soltaré.

y les soltó a aquél que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

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