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'La' en la Biblia

Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, y rodeen la ciudad.

«Al Músico principal; sobre Susan-edut: Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, e hirió de Edom en el valle de la Sal a doce mil» Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado; ¡vuélvete a nosotros!

Mío es Galaad, y mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador;

Moab, es la vasija en que me lavo; sobre Edom echaré mi zapato: Haz júbilo a causa de mí, oh Filistea.

¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?

Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hombres de renombre; pesándolos a todos juntos en la balanza, pesarán menos que la vanidad.

cuando me acuerdo de ti en mi lecho, y medito en ti en las vigilias de la noche.

Porque has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré.

Mas los que para destrucción buscan mi alma, caerán en los sitios más bajos de la tierra.

Caerán a filo de espada; serán la porción de las zorras.

Pero el rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que por Él jura; porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.

Y temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán su hecho.

«Al Músico principal: Salmo: Cántico de David» A ti es plácida la alabanza en Sión, oh Dios; y a ti se pagarán los votos.

Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar.

Por tanto, los moradores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces que se alegren las salidas de la mañana y de la tarde.

Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos.

«Al Músico principal: Cántico: Salmo» Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra:

Cantad la gloria de su nombre; haced gloriosa su alabanza.

Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza.

La tierra dará su fruto: Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.

La tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.

Cuando el Omnipotente esparció los reyes en ella, se emblanqueció como la nieve en Salmón.

Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.

Porque sumergirás tu pie en la sangre de tus enemigos, y en ella también la lengua de tus perros.

Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.

Reprime la reunión de gentes armadas, la multitud de toros con los becerros de los pueblos, hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; esparce a los pueblos que se complacen en la guerra.

Al que cabalga sobre los cielos de los cielos que son desde la antigüedad: He aquí dará su voz, poderosa voz.

Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo sentar pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.

Mas yo a ti elevo mi oración, oh Jehová, en tiempo aceptable; oh Dios, por la multitud de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.

Que la mesa delante de ellos se convierta en lazo, y lo que era para su bien les sea tropiezo.

Porque Dios salvará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la poseerán.

Y la simiente de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.

Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.

Iré en la fortaleza del Señor Jehová: Haré mención de tu justicia, que es sólo tuya.

Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que muestre tu fortaleza a esta generación, y tu poder a todos los que han de venir.

Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra.

Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.

De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.

Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.

Si yo hubiera dicho: Así hablaré; he aquí, habría traicionado la generación de tus hijos:

hasta que entré en el santuario de Dios, entonces entendí la postrimería de ellos.

Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, la vara de tu heredad, la cual redimiste; este monte de Sión, donde has habitado.

Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a toda la maldad que el enemigo ha hecho en el santuario.

Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.

¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?

Pero Dios es mi Rey ya de antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra.

No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.

Cuando reciba la congregación, yo juzgaré rectamente.

Arruinada está la tierra y sus moradores; yo sostengo sus columnas. (Selah)

Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, lleno de mixtura; y Él derrama del mismo; los asientos del mismo tomarán y beberán todos los impíos de la tierra.

Allí quebró las saetas del arco, el escudo, y la espada, y las armas de guerra. (Selah)

cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. (Selah)

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