12318 casos

'La' en la Biblia

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

De cierto os digo: En el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.

Y cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo: No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, sin que haya venido el Hijo del Hombre.

Porque todos los profetas y la ley, hasta Juan profetizaron.

Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades donde la mayoría de sus milagros habían sido hechos, porque no se habían arrepentido, diciendo:

Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.

cómo entró en la casa de Dios, y comió del pan de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?

¿O no habéis leído en la ley, cómo los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado y son sin culpa?

Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos:

Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un pozo en sábado, no le eche mano, y la levante?

Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.

De otra manera, ¿cómo puede uno entrar a la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte? Y entonces podrá saquear su casa.

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Pero Él respondió y les dijo: La generación perversa y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.

Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí, uno mayor que Jonás en este lugar.

La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí, uno mayor que Salomón en este lugar.

Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.

Y cuando Él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y querían hablar con Él.

Y grandes multitudes se juntaron a Él, y entrando Él en una barca, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera.

Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, mas no percibiréis.

Y cuando la hierba salió y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

Mas él dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y en el tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi granero.

el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, tal, que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.

Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

Todas estas cosas habló Jesús por parábolas a la multitud, y sin parábolas no les hablaba;

para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta que dijo: En parábolas abriré mi boca; Enunciaré cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo.

Entonces Jesús despidió a la multitud, y se fue a casa, y sus discípulos vinieron a Él, y le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.

Así como la cizaña es recogida y quemada en el fuego; así será en el fin de este mundo.

el cual, hallando una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene Éste esta sabiduría y estos milagros?

Porque Herodes había prendido a Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, esposa de Felipe su hermano,

Mas celebrándose el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de ellos, y agradó a Herodes;

Entonces el rey se entristeció, mas por causa del juramento, y de los que estaban sentados con él a la mesa, mandó que se la diesen,

Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la damisela, y ésta la presentó a su madre.

Y cuando fue la tarde, sus discípulos vinieron a Él, diciendo: Éste es un lugar desierto, y la hora es ya pasada; despide a la multitud para que vayan a las aldeas y compren para sí de comer.

Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario.

Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas para ir a Jesús.

Y cruzando al otro lado, vinieron a la tierra de Genezaret.

de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos ser sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

Y llamando Jesús a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.

Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.

Entonces, despedida la multitud, entró en una barca, y vino a las costas de Magdala.

Entonces Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.

¿Cómo es que no entendéis que no por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

Y viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo.

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Y cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.

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