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'La' en la Biblia

Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.

El Señor Jesús, el Cristo, sea con tu espíritu. La Gracia sea con vosotros. Amén.

a Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia, y paz del Dios Padre, y del Señor Jesús, el Cristo, salvador nuestro.

A los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por ganancia deshonesta.

en nada defraudando, antes mostrando toda buena lealtad, para que adornen en todo la doctrina de nuestro Salvador Dios.

La palabra es fiel, y esto quiero que afirmes que los que creen a Dios procuren conducirse en buenas obras. Esto es lo bueno y útil a los hombres.

Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén.

y a la amada Apia hermana , y a Arquipo, compañero de nuestra milicia, y a la Iglesia que está en tu casa:

que la comunicación de tu fe sea eficaz, para conocimiento de todo el bien que está en vosotros, por Cristo Jesús.

ruego antes por la caridad porque soy tal, es a saber, Pablo ya anciano, y aun ahora preso por amor de Jesús, el Cristo;

Yo quisiera detenerle conmigo, para que en lugar de ti me sirviese en la prisión del Evangelio;

ya no como siervo, antes más que siervo, a saber como hermano amado, mayormente de mí, y cuánto más de ti, en la carne y en el Señor.

Te saludan Epafras, mi compañero en la prisión por el Cristo Jesús.

La gracia de nuestro Señor Jesús el Cristo sea con vuestro espíritu, Amén.

¿cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La cual, habiendo comenzado a ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta nosotros por los que lo oyeron a él mismo;

Entre tanto que se dice: Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

Temamos, pues, alguna vez, que dejando la promesa de la entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado.

Así pues, resta que algunos han de entrar en él, y que aquellos a quienes primero fue anunciado, no entraron por causa de la incredulidad,

por causa de la cual debe, así también por sí mismo, como por el pueblo, ofrecer por los pecados.

Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia;

de la doctrina de los bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno.

y que así mismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero,

Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios.

Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas que éstas y más cercanas a la salud, aunque hablamos así.

Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, el cual salió a recibir a Abraham que volvía de la matanza de los reyes, y lo bendijo,

al cual asimismo dio Abraham la décima parte de todo, primeramente él se interpreta Rey de justicia; y luego también Rey de Salem, que es, Rey de paz;

Mirad, pues, cuán grande sea éste, al cual aun Abraham el patriarca haya dado la décima parte de los despojos.

Que ciertamente los que de los hijos de Leví toman el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la Ley, es a saber, de sus hermanos aunque también ellos hayan salido de los lomos de Abraham.

Pues si la perfección era por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la Ley) ¿qué necesidad había aún de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?

Pues traspasado el sacerdocio, necesario es que se haga también traspasamiento de la Ley.

Porque aquel del cual esto se dice, de otra tribu es, de la cual nadie presidió el altar.

Porque manifiesto es que el Señor nuestro nació de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.

el cual no es hecho conforme a la ley del mandamiento carnal, sino por virtud de vida indisoluble;

Porque la ley constituye sacerdotes a hombres débiles; mas la palabra del juramento después de la ley, al Hijo, hecho perfecto eternalmente.

Así que si estuviese sobre la tierra, ni aun sería sacerdote, estando aún los otros sacerdotes que ofrecen los presentes según la Ley.

Porque reprendiéndolos dice: He aquí, vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo testamento;

no como el testamento que hice a vuestros padres el día que los tomé por la mano que los sacaría de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi testamento, y yo los menosprecié a ellos, dice el Señor;

por lo cual este es el testamento que ordenaré a la Casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.

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