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'La' en la Biblia

El es el que hace la tierra con su fortaleza, el que afirma el mundo con su sabiduría, y extiende los cielos con su entendimiento;

el que da con su voz multitud de aguas del cielo; después hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus tesoros.

Todo hombre se ha vuelto carnal, y es sin ciencia; avergüéncese todo artífice de la escultura, porque mentira es su vaciadizo, que no tiene aliento.

No es como ellos la parte de Jacob; porque él es el Formador de todo; e Israel es la vara de su heredad, el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre.

He aquí yo contra ti, oh Monte destruidor, dijo el SEÑOR, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano sobre ti, y te haré rodar de las peñas, y te tornaré monte quemado.

Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta entre los gentiles, apercibid naciones contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat, de Mini, y de Askenaz; señalad contra ella capitán, haced subir caballos como langostas erizadas.

Apercibid contra ella naciones; a reyes de Media, a sus capitanes, y a todos sus príncipes, y a toda la tierra de su señorío.

Y temblala tierra, y se afligirá; porque confirmado es contra Babilonia todo el pensamiento del SEÑOR, para poner la tierra de Babilonia en soledad, y que no haya morador.

Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como parva; tiempo es ya de trillarla; de aquí a poco le vendrá el tiempo de la siega.

Sobre Babilonia la violencia contra mí y mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalén.

¡Cómo fue presa Sesac, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo fue Babilonia por espanto entre los gentiles!

Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra que no morará en ella nadie, ni pasará por ella hijo de hombre.

Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida de la ira del furor del SEÑOR.

Y para que no desmaye vuestro corazón, y temáis a causa de la noticia que se oirá por la tierra, en un año vendrá la noticia, y después en otro año el rumor, y luego vendrá la violencia en la tierra, y el enseñoreador sobre el que enseñorea.

Y los cielos y la tierra, y todo lo que está en ellos, darán alabanzas sobre Babilonia; porque del aquilón vendrán sobre ella destruidores, dijo el SEÑOR.

Pues que Babilonia fue causa que cayesen muertos de Israel, también por causa de Babilonia cayeron muertos de toda la tierra.

Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los Santuarios de la Casa del SEÑOR.

¡Sonido de grito de Babilonia, y quebrantamiento grande de la tierra de los caldeos!

Porque el SEÑOR destruye a Babilonia, y quitará de ella el mucho estruendo; y bramarán sus ondas, como muchas aguas será el sonido de la voz de ellos;

porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron presos, el arco de ellos fue quebrado; porque el SEÑOR, Dios de retribuciones, dará la paga.

Porque a causa de la ira del SEÑOR contra Jerusalén y Judá, hasta echarlos de su presencia, Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

Y estuvo cercada la ciudad hasta el undécimo año del rey Sedequías.

En el mes cuarto, a los nueve del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo de la tierra.

Y fue entrada la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron, y se salieron de la ciudad de noche por el camino del postigo que está entre los dos muros, que estaban cerca del jardín del rey, y se fueron por el camino del desierto, estando aún los caldeos junto a la ciudad alrededor.

Pero a Sedequías le sacó los ojos, y le puso en grillos, y el rey de Babilonia lo hizo llevar a Babilonia; y lo puso en la casa de la cárcel hasta el día en que murió.

Y en el mes quinto, a los diez del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia.

Y encendió a fuego la Casa del SEÑOR, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y toda casa grande quemó con fuego.

Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros de Jerusalén en derredor.

E hizo transportar Nabuzaradán, capitán de la guardia, a los pobres del pueblo, y a toda la otra gente vulgar que en la ciudad habían quedado, y a los fugitivos que habían huido al rey de Babilonia, y a todo el resto de la multitud vulgar.

Mas de los pobres del país dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para viñadores y labradores.

Y los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la Casa del SEÑOR, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la Casa del SEÑOR, y llevaron todo el bronce a Babilonia.

Y las copas, e incensarios, y bacines, y ollas, y candeleros, y escudillas, y tazas; lo que de oro de oro, y lo que de plata de plata, llevó el capitán de la guardia.

Dos columnas, un mar, y doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que hizo el rey Salomón en la Casa del SEÑOR; no se podía pesar el bronce de todos estos vasos.

En cuanto a las columnas, la altura de una columna era de dieciocho codos, y un hilo de doce codos la rodeaba; y su grueso era de cuatro dedos, de vaciadizo.

Y el capitel de bronce que estaba sobre ella, era de altura de cinco codos, con una red y granadas en el capitel alrededor, todo de bronce; y lo mismo era lo de la segunda columna con sus granadas.

Había noventa y seis granadas en cada orden; todas ellas eran cien sobre la red alrededor.

Tomó también el capitán de la guardia a Seraías principal sacerdote, y a Sofonías segundo sacerdote, y tres guardas de la puerta.

Y de la ciudad tomó un eunuco que era capitán sobre los hombres de guerra, y siete hombres de los continuos del rey, que se hallaron en la ciudad; y al principal escribano de la guerra, que ponía por lista el pueblo de la tierra para la guerra; y sesenta hombres del vulgo de la tierra, que se hallaron dentro de la ciudad.

Los tomó Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia a Ribla.

El año veintitrés de Nabucodonosor, transportó Nabuzaradán capitán de la guardia, setecientas cuarenta y cinco personas de los judíos; todas las personas son cuatro mil seiscientas.

Y acaeció que en el año treinta y siete de la cautividad de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veinticinco del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, alzó la cabeza de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la casa de la cárcel;

(Compuestas por el orden alfabético Hebreo ) Alef : ¡Cómo está sentada sola la Ciudad antes populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, La señora de provincias es hecha tributaria.

Bet : Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; no tiene quien la consuele de todos sus amadores; todos sus amigos le faltaron, se le volvieron enemigos.

Guímel : Se fue Judá en cautiverio , a causa de la aflicción y de la grandeza de servidumbre. Ella mora entre los gentiles, y no halla descanso. Todos sus perseguidores la alcanzaron entre estrechuras.

He : Sus enemigos han sido hechos cabeza, sus aborrecedores fueron prosperados; porque el SEÑOR la afligió por la multitud de sus rebeliones; sus niños fueron en cautividad delante del enemigo.

Vau : Se fue de la hija de Sion toda su hermosura; sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fortaleza delante del perseguidor.

Zain : Jerusalén, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase, entonces se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos; la miraron los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.

Chet : Pecado cometió Jerusalén; por lo cual ella ha sido removida; todos los que antes la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; y ella también suspira, y es vuelta atrás.

Caf : Todo su pueblo buscó su pan suspirando; dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh SEÑOR, y ve que soy tornada vil.

Lámed : ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque el SEÑOR me ha angustiado en el día de la ira de su furor.

Sámec : El Señor ha hollado todos mis fuertes en medio de mí; llamó contra mí compañía para quebrantar mis jóvenes, como lagar ha pisado el Señor a la Virgen hija de Judá.

Cof : Di voces a mis amadores, mas ellos me han engañado. Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron buscando comida para sí con que entretener su vida.

Resh : Mira, oh SEÑOR, que estoy atribulada; mis entrañas rugen, mi corazón está trastornado en medio de mí; porque me rebelé desaforadamente; de fuera me desahijó el cuchillo, de dentro aparece la muerte.

Alef : ¡Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sion! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira.

Bet : Destruyó el Señor, y no perdonó; destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob; echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, contaminó el Reino y sus príncipes.

Guímel : Cortó con la ira de su furor todo el cuerno de Israel; hizo volver atrás su diestra delante del enemigo; y se encendió en Jacob como llama de fuego que ha devorado alrededor.

Dálet : Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, y mató toda cosa hermosa a la vista en la tienda de la hija de Sion; derramó como fuego su enojo.

He : Fue el Señor como enemigo; destruyó a Israel, destruyó todos sus palacios, disipó sus fortalezas, y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y el luto.

Vau : Y traspasó como de huerto su tabernáculo, destruyó su congregación. El SEÑOR hizo olvidar en Sion solemnidades y sábados; y desechó en la ira de su furor rey y sacerdote.

Zain : Desechó el Señor su altar, menospreció su Santuario, entregó en mano del enemigo los muros de sus palacios; dieron grito en la Casa del SEÑOR como en día de fiesta.

Chet : El SEÑOR determinó destruir el muro de la hija de Sion; extendió el cordel, no retrajo su mano de destruir; se enlutó el antemuro y el muro; fueron destruidos juntamente.

Yod : Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las hijas de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.

Caf : Mis ojos desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, desfalleciendo el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

Lámed : Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfalleciendo como muertos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.

Sámec : Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti. Silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo : ¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?

Tsade : El corazón de ellos clamaba al Señor: Oh muro de la hija de Sion, echa lágrimas como un arroyo día y noche; no descanses, ni calle la niña de tu ojo.

Cof : Levántate, da voces en la noche, en el principio de las velas; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

Alef : Yo soy un hombre que ve aflicción en la vara de su enojo.

Zain : Acuérdate de mi aflicción y de mi lloro, del ajenjo y de la hiel.

Cof : Antes si afligiere, también se compadecerá según la multitud de sus misericordias.

Lámed : Para desmenuzar debajo de sus pies todos los encarcelados de la tierra,

Lámed : Para hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo,

Sámec : Te cubriste de nube, para que no pasase la oración nuestra .

Pe : Ríos de aguas echan mis ojos, por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

Sin : Tú has oído la afrenta de ellos, oh SEÑOR, todas sus maquinaciones contra mí;

Guímel : Aun los dragones sacan la mama, dan de mamar a sus chiquitos. La hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto.

Dálet : La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar; los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese.

Vau : Y se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue trastornada en un momento, y no asentaron sobre ella compañías.

Zain : Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más resplandecientes que la leche; su compostura más encendida que las piedras preciosas cortadas del zafiro;

Chet : Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seco como un palo.

Tet : Más dichosos fueron los muertos a cuchillo que los muertos del hambre. Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.

Yod : Las manos de las mujeres piadosas cocieron a sus hijos; les fueron comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

Lámed : Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo, creyeron que el enemigo y el adversario entrara por las puertas de Jerusalén.

Pe : La ira del SEÑOR los apartó, nunca más los mirará. No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los ancianos.

Sin : Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz, aun hasta ti pasará el cáliz; te embriagarás, y vomitarás.

Al egipcio y al asirio dimos la mano, para saciarnos de pan.

Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay ahora de nosotros! Porque pecamos.

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