'Las' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 24:3
- 2.Gé 24:11-Gé 40:8
- 3.Gé 40:10-Éx 9:9
- 4.Éx 9:10-Éx 26:24
- 5.Éx 26:26-Éx 36:10
- 6.Éx 36:11-Levítico 4:28
- 7.Levítico 4:31-Levítico 22:7
- 8.Levítico 22:12-Números 4:27
- 9.Números 4:28-Números 18:19
- 10.Números 18:23-Números 35:4
- 11.Números 35:5-Deuteronomio 16:10
- 12.Deuteronomio 16:13-Josué 3:13
- 13.Josué 3:16-Josué 18:21
- 14.Josué 19:8-Jueces 9:49
- 15.Jueces 9:51-1 Samuel 4:13
- 16.1 Samuel 4:14-1 Samuel 24:9
- 17.1 Samuel 25:16-2 Samuel 22:17
- 18.2 Samuel 22:30-1 Reyes 10:20
- 19.1 Reyes 10:21-2 Reyes 6:23
- 20.2 Reyes 6:30-2 Reyes 19:6
- 21.2 Reyes 19:11-1 Crónicas 9:33
- 22.1 Crónicas 10:9-2 Crónicas 2:14
- 23.2 Crónicas 3:3-2 Crónicas 21:15
- 24.2 Crónicas 21:17-2 Crónicas 34:33
- 25.2 Crónicas 35:4-Nehemías 9:29
- 26.Nehemías 10:14-Job 4:4
- 27.Job 5:5-Job 25:5
- 28.Job 26:3-Salmos 10:6
- 29.Salmos 10:8-Salmos 65:12
- 30.Salmos 65:13-Salmos 94:1
- 31.Salmos 94:10-Salmos 126:4
- 32.Salmos 127:1-Proverbios 11:13
- 33.Proverbios 11:14-Eclesiastés 3:18
- 34.Eclesiastés 3:19-Isaías 3:23
- 35.Isaías 3:26-Isaías 24:18
- 36.Isaías 24:21-Isaías 45:1
- 37.Isaías 45:2-Jeremías 1:5
- 38.Jeremías 1:10-Jeremías 17:26
- 39.Jeremías 17:27-Jeremías 35:10
- 40.Jeremías 35:14-Jeremías 51:16
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- 43.Ezequiel 23:46-Ezequiel 34:25
- 44.Ezequiel 34:27-Ezequiel 43:20
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- 51.Marcos 12:39-Lucas 9:18
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- 53.Juan 1:3-Juan 21:18
- 54.Juan 21:25-Hechos 16:13
- 55.Hechos 16:19-Romanos 4:17
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- 57.1 Corintios 14:22-Efesios 3:20
- 58.Efesios 3:21-2 Timoteo 4:4
- 59.2 Timoteo 4:5-1 Pedro 4:2
- 60.1 Pedro 4:6-Apocalipsis 8:12
- 61.Apocalipsis 8:13-Apocalipsis 22:19
los CIEGOS RECIBEN LA VISTA y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO (LAS BUENAS NUEVAS).
E idos ellos, comenzó Jesús á decir de Juan á las gentes: ¿Qué salisteis á ver al desierto? ¿una caña que es meneada del viento?
Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están.
Mas ¿a quién compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
Entonces comenzó a reconvenir el beneficio a las ciudades en las cuales habían sido hechas muchas de sus maravillas, porque no se habían enmendado, diciendo:
¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.
Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubiera quedado hasta el día de hoy.
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños.
Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
MIRAD, MI SIERVO, A QUIEN HE ESCOGIDO; MI AMADO EN QUIEN SE AGRADA MI ALMA; SOBRE EL PONDRE MI ESPIRITU, Y A LAS NACIONES PROCLAMARA JUSTICIA.
No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz.
Y EN SU NOMBRE PONDRAN LAS NACIONES SU ESPERANZA.
Y las multitudes estaban fuera de sí, y decían: ¿Es éste aquel Hijo de David?
Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.
Y estando él aún hablando á las gentes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar.
Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino; y vinieron las aves, y la comieron.
Y parte cayó en espinas; y las espinas crecieron, y la ahogaron.
Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la Palabra; pero la congoja de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la Palabra, y se hace infructuosa.
el cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
Todo esto habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba:
Entonces, despedidas las gentes, Jesús se vino á casa; y llegándose á él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas a Jesús.
Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en un barco a un lugar desierto, apartado; y cuando la multitud lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
Y cuando fue la tarde del día, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado; despide la multitud, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.
Y mandando á las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los panes á los discípulos, y los discípulos á las gentes.
Y los que comieron fueron como cinco mil varones, sin contar las mujeres y los niños.
Y luego Jesús hizo á sus discípulos entrar en el barco, é ir delante de él á la otra parte del lago, entre tanto que él despedía á las gentes.
Y despedidas las gentes, subió al monte, apartado, á orar: y como fué la tarde del día, estaba allí solo.
Y ya el barco estaba en medio del mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Y llamando á sí las gentes, les dijo: Oid, y entended:
Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
Y saliendo Jesús de allí, se fue a las partes de Tiro y de Sidón.
Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.
Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.
De manera que se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, y ver los ciegos: y glorificaron al Dios de Israel.
Y mandó á las gentes que se recostasen sobre la tierra.
y tomó los siete panes y los peces; y después de dar gracias, {los} partió y empezó a dar{los} a los discípulos, y los discípulos a las multitudes.
Y eran los que habían comido, cuatro mil varones, sin contar las mujeres y los niños.
Entonces, despedidas las gentes, subió en el barco: y vino á los términos de Magdalá.
Y a la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que sabéis tomar decisiones basadas en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos no podéis?
Y viniendo Jesús á las partes de Cesarea de Filipo, preguntó á sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
Mas yo también te digo, que tú eres Pedro una piedra pequeña, y sobre la piedra grande edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Y a ti daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Pero volviéndose El, dijo a Pedro: ¿Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Y respondiendo Jesús, les dijo: a la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas.
Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de {las que mueve un} asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.
¿Qué os parece? Si tuviera algún hombre cien ovejas, y se perdiera una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había perdido?
Y si aconteciera que la hallara, de cierto os digo, que más se goza de aquella, que de las noventa y nueve que no se perdieron.
Y al comenzar a ajustar{las,} le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
Y aconteció que cuando Jesús hubo acabado estas palabras, se fue de Galilea, y vino a las costas de Judea al otro lado del Jordán.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les riñeron.
Y habiendo puesto sobre ellos las manos se fue de allí.
Y Jesús les dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando se siente el Hijo del hombre en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y saliendo cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos;
Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.
Y como se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de las Olivas, entonces Jesús envió dos discípulos,
Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.
Y las personas que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Y las gentes decían: Este es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.
Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el Templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las sillas de los que vendían palomas;
Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.
Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.
Les dijo Jesús: ¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos.
Al oír las parábolas de Jesús los principales sacerdotes y los Fariseos, comprendieron que El hablaba de ellos.
y envió sus siervos para que llamaran a los invitados a las bodas; pero no quisieron venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado: venid a las bodas.
Entonces dice a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas, mas los que eran llamados no eran dignos.
Id pues a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis.
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadlo de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios.
Porque en la resurrección, ni los maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo.
Y oyendo esto las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
ENTONCES habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.
y aman el primer lugar en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;
y las salutaciones en las plazas, y ser llamados por los hombres Rabí, Rabí.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración; por esto llevaréis mas grave juicio.
¿Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los {preceptos} de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!
Y sentándose él en el Monte de las Olivas, se acercaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre.
Y será predicado este Evangelio del Reino en el mundo entero, por testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa;
Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!
Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está, no salgáis; he aquí en las cámaras, no creáis.
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.
Y las cinco de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas.
Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.
Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
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- 21.2 Reyes 19:11-1 Crónicas 9:33
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