6072 casos en 6 traducciones

'Las' en la Biblia

Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es; como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.

Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y que no tienen consolador; y que la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.

Y tuve por mejor que ellos al que no ha sido aún, porque no ha visto las malas obras que se hacen debajo del sol.

Había un {hombre} solo, sin sucesor, que no tenía hijo ni hermano, sin embargo, no había fin a todo su trabajo. En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas, {y nunca se preguntó:} ¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida del placer? También esto es vanidad y tarea penosa.

Hay otra enfermedad maligna que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;

las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron nada les queda en la mano.

Porque la risa del loco es como el estrépito de las espinas debajo de la olla. Y también la risa o la prosperidad del loco es vanidad.

He aquí, esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón;

¿Quién como el sabio? ¿Y quién como el que sabe la interpretación de las cosas? La sabiduría de este hombre hará relucir su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.

Hay una vanidad que se hace sobre la tierra: hay justos a quienes les sucede conforme a las obras de los impíos, y hay impíos a quienes les sucede conforme a las obras de los justos. Digo que también esto es vanidad.

Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes la gracia; sino que tiempo y ocasión acontece a todos.

Las palabras del sabio con reposo son oídas, más que el clamor del señor entre los locos.

Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al ungüento del perfumador; así una pequeña locura, al que es estimado por sabio y honorable.

El que mudare las piedras, tribulación tendrá en ellas; el que cortare la leña, en ella peligrará.

Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del loco lo echan a perder.

El necio multiplica las palabras, pero nadie sabe lo que sucederá, ¿y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?

Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al mediodía, o al norte, al lugar que el árbol cayere, allí quedará.

mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado de alegría; si después trajere a la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.

cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;

y las puertas de afuera se cerrarán, por la bajeza de la voz de la muela; y se levantará a la voz del ave, y todas las hijas de canción serán humilladas;

cuando también temerán de la altura, y de los terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los que endechan andarán al derredor de las calles.

Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, puestas por debajo de un Pastor.

Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.

No os fijéis en que soy morena, porque el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se enojaron conmigo; me pusieron a guardar las viñas, {y} mi propia viña no guardé.

Si tú no lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres!, sal, yéndote por las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

Racimo de copher en las viñas de Engadi Es para mí mi amado.

Las vigas de nuestras casas son de cedro, y de hayas los artesonados.

Como el lirio entre las espinas, así es mi amiga entre las doncellas.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor hasta que él quiera.

Mi amado es semejante al gamo, ó al cabrito de los ciervos. Helo aquí, está tras nuestra pared, Mirando por las ventanas, Mostrándose por las rejas.

se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción es venido, y en nuestra tierra se ha oído la voz de la tórtola;

la higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.

Paloma mía, en las grietas de la peña, en lo secreto de la senda escarpada, déjame ver tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y precioso tu semblante.

Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne.

Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos, sobre los montes de Beter.

Por las noches busqué en mi cama al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.

Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que él quiera.

Sus columnas hizo de plata, su solado de oro, su cielo de grana, su interior enlosado de amor, por las doncellas de Jerusalén.

Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso.

Conmigo del Líbano, oh esposa, conmigo vendrás del Líbano; mirarás desde la cumbre de Amana, desde la cumbre del Senir y del Hermón; desde las guaridas de los leones, desde los montes de los tigres.

¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!

Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias.

Yo duermo, pero mi corazón vela por la voz de mi amado que toca a la puerta: Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.

Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, me golpearon {y} me hirieron; me quitaron de encima mi chal los guardas de las murallas.

¿Qué es tu amado más que los otros amados, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que los otros amados, que así nos conjuras?

Sus ojos, son como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche; como palomas que están junto a la abundancia.

¿Donde se ha ido tu amado, oh, tú la más hermosa de todas las mujeres? ¿Adónde se apartó tu amado, y le buscaremos contigo?

Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.

Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las doncellas vírgenes sin número;

mas una es la paloma mía, la perfecta mía; única es a su madre, escogida a la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; sí, las reinas y las concubinas, la alabaron.

Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle, y para ver si florecían las vides, si florecían los granados.

¿Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra de manos de artífice.

Tu cuello, es como torre de marfil; tus ojos, como las pesqueras de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco.

Ven, oh amado mío, salgamos al campo, moremos en las aldeas.

Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si florecen las vides, si se abre el cierne, si han florecido los granados; allí te daré mis amores.

Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diera el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarán.

Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas, de los que guardan su fruto.

Corre, amado mío; y sé semejante al gamo, o al cervatillo, sobre las montañas de las especias.

No me traigáis más presente vano; el perfume me es abominación; luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir; iniquidad y solemnidad.

Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma: me han sido carga; cansado estoy de llevarlas.

Ciertamente os avergonzaréis de las encinas que habéis deseado, y os abochornaréis de los jardines que habéis escogido.

Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán á él todas las gentes.

Y juzgará entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente contra gente, ni se ensayarán más para la guerra.

Y {esto será} contra todos los cedros del Líbano altos y erguidos, contra todas las encinas de Basán,

y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.

Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la presencia espantosa del SEÑOR, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levantará para herir la tierra.

Aquel día el hombre arrojará en las cuevas de los topos, y de los murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorara;

y se meterán en las hendiduras de las piedras, y en las cavernas de las peñas, delante de la presencia temerosa del SEÑOR, y del resplandor de su majestad, cuando se levantare para herir la tierra.

¿Qué pensáis vosotros que majáis a mi pueblo, y moléis las caras de los pobres? Dice el Señor DIOS de los ejércitos.

Asimismo dice el SEÑOR: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y los ojos descompuestos; y cuando andan, van como danzando, y haciendo son con los pies;

Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, y las redecillas, y las lunetas;

las escofietas, y los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor, y los zarcillos;

Public Domain

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

Reina Valera Gómez (© 2010)