'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:18-Gé 27:13
- 2.Gé 27:14-Gé 43:26
- 3.Gé 43:32-Éx 40:16
- 4.Levítico 1:1-Números 23:13
- 5.Números 23:16-Josué 2:14
- 6.Josué 2:17-Jueces 16:12
- 7.Jueces 16:13-1 Samuel 17:20
- 8.1 Samuel 17:25-2 Samuel 9:1
- 9.2 Samuel 9:2-1 Reyes 9:12
- 10.1 Reyes 9:16-2 Reyes 4:7
- 11.2 Reyes 4:8-1 Crónicas 22:6
- 12.1 Crónicas 22:9-Nehemías 6:12
- 13.Nehemías 6:13-Job 39:17
- 14.Job 39:20-Eclesiastés 10:3
- 15.Eclesiastés 10:14-Jeremías 50:26
- 16.Jeremías 50:44-Oseas 9:17
- 17.Oseas 10:11-Mateo 12:38
- 18.Mateo 12:39-Mateo 26:49
- 19.Mateo 26:50-Marcos 7:28
- 20.Marcos 7:29-Marcos 15:46
- 21.Marcos 15:47-Lucas 10:38
- 22.Lucas 10:40-Lucas 22:61
- 23.Lucas 22:63-Juan 6:25
- 24.Juan 6:28-Juan 17:2
- 25.Juan 18:2-Hechos 10:39
- 26.Hechos 10:40-Hebreos 5:5
- 27.Hebreos 5:9-Apocalipsis 22:3
Y María Magdalena y María, la {madre} de José, miraban {para saber} dónde le ponían.
Pero él les dijo*: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: ``El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo."
Cuando ellos oyeron que El estaba vivo y que ella le había visto, se negaron a creerlo.
Después se apareció a los once mismos cuando estaban sentados {a la mesa,} y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan.
Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas.
Y entrando el {ángel,} le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres.
Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David;
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios.
Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.
Y DE GENERACION EN GENERACION ES SU MISERICORDIA PARA LOS QUE LE TEMEN.
Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.
Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre.
Al instante le fue abierta su boca y {suelta} su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios.
concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor
Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que El fuera concebido en el seno materno.
Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor.
Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús le trajeron para cumplir por El el rito de la ley,
Y aconteció que después de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos los que le oían estaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.
Cuando {sus padres} le vieron, se quedaron maravillados; y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia.
Y las multitudes le preguntaban, diciendo: ¿Qué, pues, haremos?
Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
También {algunos} soldados le preguntaban, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y él les dijo: A nadie extorsionéis, ni {a nadie} acuséis falsamente, y contentaos con vuestro salario.
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le respondió: Escrito está: ``NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE."
Llevándole a una altura, {el diablo} le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
Y el diablo le dijo: Todo este dominio y su gloria te daré; pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy.
Respondiendo Jesús, le dijo: Escrito está: ``AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y A EL SOLO SERVIRAS."
Entonces {el diablo} le llevó a Jerusalén y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí,
Respondiendo Jesús, le dijo: Se ha dicho: ``NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS."
Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle.
Y levantándose, {salió} de la sinagoga y entró en casa de Simón. Y la suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta, y le rogaron por ella.
Cuando se hizo de día, salió y se fue a un lugar solitario; y las multitudes le buscaban, y llegaron adonde El {estaba} y procuraron detenerle para que no se separara de ellos.
Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron.
Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí, {había allí} un hombre lleno de lepra; y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Y El le mandó que no se lo dijera a nadie. Pero anda --{le dijo}--, muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
Y su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír{le} y ser sanadas de sus enfermedades.
Después de esto, {Jesús} salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: Sígueme.
Y él, dejándolo todo, se levantó y le seguía.
Y Leví le ofreció un gran banquete en su casa; y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados {a la mesa} con ellos.
Y ellos le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los fariseos también hacen lo mismo, pero los tuyos comen y beben.
Pero El sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ven acá. Y él, levantándose, se le acercó.
Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica.
Cuando {Jesús} terminó todas sus palabras al pueblo que le oía, se fue a Capernaúm.
Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: {El centurión} es digno de que le concedas esto;
Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande.
Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores.
Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas.
Cuando todo el pueblo y los recaudadores de impuestos {le} oyeron, reconocieron la justicia de Dios, siendo bautizados con el bautismo de Juan.
Uno de los fariseos le pedía que comiera con él; y entrando en la casa del fariseo, se sentó {a la mesa.}
Pero al ver {esto} el fariseo que le había invitado, dijo para sí: Si éste fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, que es una pecadora.
Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo algo que decirte: Y él dijo*: Di, Maestro.
Cierto prestamista tenía dos deudores; uno {le} debía quinientos denarios y el otro cincuenta;
{y} no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, le amará más?
Simón respondió, y dijo: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Y {Jesús} le dijo: Has juzgado correctamente.
Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa {y} no me diste agua para los pies, pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y {los} ha secado con sus cabellos.
Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama.
Y a ella le dijo: Tus pecados han sido perdonados.
Sus discípulos le preguntaban qué quería decir esta parábola,
Por tanto, tened cuidado de cómo oís; porque al que tiene, {más} le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará.
Y le avisaron: Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte.
Y llegándose a El, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y El, levantándose, reprendió al viento y a las olas embravecidas, y cesaron y sobrevino la calma.
Y El les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Pero ellos estaban atemorizados y asombrados, diciéndose unos a otros: ¿Quién, pues, es éste que aun a los vientos y al agua manda y le obedecen?
y cuando El bajó a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por demonios, y que por mucho tiempo no se había puesto ropa alguna, ni vivía en una casa, sino en los sepulcros.
Entonces Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión; porque muchos demonios habían entrado en él.
Y le rogaban que no les ordenara irse al abismo.
Y había una piara de muchos cerdos paciendo allí en el monte; y {los demonios} le rogaron que les permitiera entrar en los cerdos. Y El les dio permiso.
Entonces toda la gente de la región alrededor de los gadarenos le pidió {a Jesús} que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de un gran temor. Y El entrando a una barca, regresó.
Pero el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarle; mas El lo despidió, diciendo:
Cuando Jesús volvió, la multitud le recibió {con gozo}, porque todos le habían estado esperando.
Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga; y cayendo a los pies de Jesús le rogaba que entrara a su casa;
porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras El iba, la muchedumbre le apretaba.
Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de El, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
Y El le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz.
Pero cuando Jesús {lo} oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será sanada.
Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y El mandó que le dieran de comer.
Pero cuando la gente se dio cuenta de esto, le siguió; y {Jesús,} recibiéndolos, les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados.
El día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de los alrededores, y hallen alojamiento y consigan alimentos; porque aquí estamos en un lugar desierto.
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde?
Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud le salió al encuentro.
y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y {el espíritu} le hace caer con convulsiones, echando espumarajos; y magullándole, a duras penas se aparta de él.
Pero Jesús le dijo: No {se lo} impidáis; porque el que no está contra vosotros, está con vosotros.
Pero no le recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén.
Y mientras ellos iban por el camino, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas.
Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Mas El le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios.
Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.
Y El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees {en ella?}
Entonces {Jesús} le dijo: Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y VIVIRAS.
y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre {ellas;} y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.
Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.
Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
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- 27.Hebreos 5:9-Apocalipsis 22:3