'Le' en la Biblia
¿No le has tú cercado á él, y á su casa, y á todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Y vino un mensajero á Job, que le dijo: Estando arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Y tres amigos de Job, Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamathita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos á condolecerse de él, y á consolarle.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.
Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
Si quisiere contender con él, No le podrá responder á una cosa de mil.
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?
¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?
Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.
Entonces hablaré, y no le temeré: Porque así no estoy en mí mismo.
Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
He aquí, él derribará, y no será edificado: Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.
Desasosegado á comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.
Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.
El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:
No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas.
Llamé á mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.
Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
Con su estiércol perecerá para siempre: Los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
El ojo que le habrá visto, nunca más le verá; Ni su lugar le echará más de ver.
Si le parecía bien, y no lo dejaba, Mas antes lo detenía entre su paladar;
Huirá de las armas de hierro, Y el arco de acero le atravesará.
Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos á él?
Dios guardará para sus hijos su violencia; Y le dará su pago, para que conozca.
¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
Los terrones del valle le serán dulces; Y tras de él será llevado todo hombre, Y antes de él han ido innumerables.
PUESTO que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
Le dieron á crédito, y se afirmó: Sus ojos están sobre los caminos de ellos.
Los que le quedaren, en muerte serán sepultados; Y no llorarán sus viudas.
Batirán sus manos sobre él, Y desde su lugar le silbarán.
El oro no se le igualará, ni el diamante; Ni se trocará por vaso de oro fino.
¿Qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando él visitara, ¿qué le respondería yo?
Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, Y me regocijé cuando le halló el mal;
Yo le contaría el número de mis pasos, Y como príncipe me llegaría á él.
Ahora bien, Job no enderezó á mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.
Que le hace que su vida aborrezca el pan, Y su alma la comida suave.
Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención:
Orará á Dios, y le amará, Y verá su faz con júbilo: Y él restituirá al hombre su justicia.
Porque él pagará al hombre según su obra, Y él le hará hallar conforme á su camino.
Si pecares, ¿qué habrás hecho contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
Si fueres justo, ¿qué le darás á el? ¿O qué recibirá de tu mano?
Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.
¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Iniquidad has hecho?
He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; Ni se puede rastrear el número de sus años.
Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos componer las ideas á causa de las tinieblas.
Y establecí sobre ella mi decreto, Y le puse puertas y cerrojo,
¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, Y le fiarás tu labor?
Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dió inteligencia.
¿Le intimidarás tú como á alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:
¿SACARAS tú al leviathán con el anzuelo, O con la cuerda que le echares en su lengua?
Saeta no le hace huir; Las piedras de honda se le tornan aristas.
Y vinieron é él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y condoliéronse de él, y consoláronle de todo aquel mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dió una
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