'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 27:32
- 2.Gé 27:33-Gé 46:28
- 3.Gé 46:31-Levítico 4:19
- 4.Levítico 4:23-Números 35:19
- 5.Números 35:27-Jueces 1:24
- 6.Jueces 1:30-Rut 2:20
- 7.Rut 3:1-1 Samuel 20:33
- 8.1 Samuel 20:34-2 Samuel 13:2
- 9.2 Samuel 13:4-1 Reyes 11:29
- 10.1 Reyes 12:3-2 Reyes 4:27
- 11.2 Reyes 4:29-1 Crónicas 11:10
- 12.1 Crónicas 14:1-2 Crónicas 29:6
- 13.2 Crónicas 29:11-Job 32:8
- 14.Job 32:14-Proverbios 28:22
- 15.Proverbios 29:23-Jeremías 32:5
- 16.Jeremías 32:9-Daniel 11:5
- 17.Daniel 11:17-Mateo 8:31
- 18.Mateo 8:34-Mateo 22:16
- 19.Mateo 22:19-Marcos 5:10
- 20.Marcos 5:12-Marcos 14:30
- 21.Marcos 14:44-Lucas 7:43
- 22.Lucas 7:47-Lucas 17:9
- 23.Lucas 17:12-Juan 2:3
- 24.Juan 2:4-Juan 9:24
- 25.Juan 9:26-Juan 21:5
- 26.Juan 21:15-Hechos 16:9
- 27.Hechos 16:32-2 Corintios 5:16
- 28.2 Corintios 11:29-Apocalipsis 22:3
Y entrando en una aldea, le vinieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos,
Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha sanado.
Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Y Él les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán las águilas.
sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo, al fin me fastidie.
Y también le traían los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendían.
Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo uno, Dios.
Y cuando Jesús oyó esto, le dijo: Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Y después que le hubieren azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
Y le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret.
Y los que iban delante, le reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,
Y Jesús le dijo: Recibe la vista, tu fe te ha salvado.
Y al instante recibió la vista, y le seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo cuando lo vio, dio alabanza a Dios.
Y cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.
Y él le dijo: Bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Pues yo os digo que a todo el que tiene le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
y le hablaron, diciendo: Dinos: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién es el que te ha dado esta autoridad?
Y ellos razonaban entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores, le golpearon, y le enviaron vacío.
Y volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también golpearon, y ultrajándole, le enviaron vacío.
Y volvió a enviar un tercer siervo; y ellos también a éste hirieron, y le echaron fuera.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.
Y echándole fuera de la viña, le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña?
Cualquiera que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; pero sobre el que ella cayere, le desmenuzará.
Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de personas; sino que enseñas el camino de Dios con verdad.
Entonces vinieron unos de los saduceos, los cuales niegan que hay resurrección, y le preguntaron,
Así que David le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?
Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de suceder?
Y él le dijo: Señor, presto estoy a ir contigo a la cárcel, y aun a la muerte.
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
Y le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Y viendo los que estaban con Él lo que estaba por acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?
Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha.
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Y prendiéndole le trajeron, y le metieron en casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos.
Pero una criada le vio que estaba sentado al fuego, y observándole, dijo: Éste también con Él estaba.
Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de Él y le golpeaban;
y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?
Y cuando fue de día, se reunieron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio de ellos,diciendo:
Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.
Y luego que supo que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días.
Y Herodes, viendo a Jesús, se gozó mucho, pues hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de Él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer algún milagro.
Y le preguntaba con muchas palabras; mas Él nada le respondió.
Mas Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y le volvió a enviar a Pilato.
les dijo: Me habéis presentado a Éste como un hombre que pervierte al pueblo; y he aquí, yo, habiéndole interrogado delante de vosotros, no he hallado en este hombre falta alguna de aquellas cosas de que le acusáis.
Le castigaré, pues, y le soltaré.
Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Éste? No he hallado culpa de muerte en Él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase en pos de Jesús.
Y le seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que le lloraban y lamentaban.
Y cuando llegaron al lugar que es llamado El Calvario, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Y los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿No temes tú a Dios, aun estando en la misma condenación?
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Y todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.
Mas los ojos de ellos estaban embargados, para que no le conociesen.
Y respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú sólo un forastero en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Entonces Él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
y cómo los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados, le entregaron a condenación de muerte, y le crucificaron.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a Él no le vieron.
Pero ellos le constriñeron, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; mas Él se desapareció de su vista.
Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.
En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho, pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.
Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y dijo: No soy. ¿Eres tú el Profeta? Y él respondió: No.
Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Y preguntándole, le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua, Éste me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu, y que permanece sobre Él, Éste es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que Éste es el Hijo de Dios.
Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
Entonces volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que se dice, si lo interpretares; Maestro), ¿dónde moras?
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y le habían seguido.
Éste halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que si lo interpretares es, el Cristo).
Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, piedra).
El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.
Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a Aquél de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José.
Y Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y ve.
Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios: Tú eres el Rey de Israel.
Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás.
Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subiendo y descendiendo sobre el Hijo del Hombre.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
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- 1.Gé 2:15-Gé 27:32
- 2.Gé 27:33-Gé 46:28
- 3.Gé 46:31-Levítico 4:19
- 4.Levítico 4:23-Números 35:19
- 5.Números 35:27-Jueces 1:24
- 6.Jueces 1:30-Rut 2:20
- 7.Rut 3:1-1 Samuel 20:33
- 8.1 Samuel 20:34-2 Samuel 13:2
- 9.2 Samuel 13:4-1 Reyes 11:29
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- 11.2 Reyes 4:29-1 Crónicas 11:10
- 12.1 Crónicas 14:1-2 Crónicas 29:6
- 13.2 Crónicas 29:11-Job 32:8
- 14.Job 32:14-Proverbios 28:22
- 15.Proverbios 29:23-Jeremías 32:5
- 16.Jeremías 32:9-Daniel 11:5
- 17.Daniel 11:17-Mateo 8:31
- 18.Mateo 8:34-Mateo 22:16
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- 25.Juan 9:26-Juan 21:5
- 26.Juan 21:15-Hechos 16:9
- 27.Hechos 16:32-2 Corintios 5:16
- 28.2 Corintios 11:29-Apocalipsis 22:3