'Le' en la Biblia
- 1.Gé 2:15-Gé 24:9
- 2.Gé 24:17-Gé 33:4
- 3.Gé 33:11-Gé 44:29
- 4.Gé 44:33-Éx 19:24
- 5.Éx 21:4-Levítico 8:8
- 6.Levítico 8:29-Números 13:16
- 7.Números 13:24-Deuteronomio 9:23
- 8.Deuteronomio 10:9-Josué 8:8
- 9.Josué 8:14-Jueces 11:17
- 10.Jueces 11:19-Rut 4:13
- 11.Rut 4:15-1 Samuel 18:2
- 12.1 Samuel 18:3-2 Samuel 1:5
- 13.2 Samuel 1:6-2 Samuel 14:31
- 14.2 Samuel 14:32-1 Reyes 8:31
- 15.1 Reyes 9:2-1 Reyes 20:23
- 16.1 Reyes 20:28-2 Reyes 8:6
- 17.2 Reyes 8:7-1 Crónicas 11:2
- 18.1 Crónicas 11:7-2 Crónicas 18:6
- 19.2 Crónicas 18:7-Nehemías 9:8
- 20.Nehemías 13:5-Job 24:23
- 21.Job 27:15-Salmos 91:16
- 22.Salmos 97:2-Cantares 3:11
- 23.Cantares 5:8-Jeremías 19:14
- 24.Jeremías 20:2-Ezequiel 7:22
- 25.Ezequiel 8:17-Daniel 7:26
- 26.Daniel 7:27-Mateo 1:24
- 27.Mateo 1:25-Mateo 14:31
- 28.Mateo 14:33-Mateo 26:7
- 29.Mateo 26:15-Marcos 5:19
- 30.Marcos 5:22-Marcos 12:6
- 31.Marcos 12:8-Lucas 4:5
- 32.Lucas 4:6-Lucas 11:16
- 33.Lucas 11:22-Lucas 20:13
- 34.Lucas 20:15-Juan 4:11
- 35.Juan 4:13-Juan 9:38
- 36.Juan 9:40-Juan 20:15
- 37.Juan 20:16-Hechos 10:13
- 38.Hechos 10:15-Hechos 24:4
- 39.Hechos 24:6-Hebreos 2:3
- 40.Hebreos 2:6-Apocalipsis 22:3
Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Cuando le conocieron los varones de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
y le rogaban que les dejara tocar solamente el borde de su manto; y todos los que le tocaron, fueron salvos.
Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos, oyendo esta palabra, se ofendieron?
Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.
Mas él no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.
Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.
Y El le dijo: ``No está bien tomar el pan de los hijos, y echár{selo} a los perrillos."
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento.
Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?
Y acercándose los fariseos y los saduceos para tentarle, le pedían que les mostrara señal del cielo.
La generación mala y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta. Y dejándolos, se fue.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le convenía ir a Jerusalén, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen, pues, los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de El, dijo:
Y lo he presentado a tus discípulos, y no le han podido sanar.
Y Jesús le reprendió, y salió el demonio de él; y el niño fue sano desde aquella hora.
Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
Y él dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños?
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.
Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un estáter; tómalo y dáselo por ti y por mí.
Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
Y cualquiera que hace tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegara en lo profundo del mar.
Y si no le oyere a ellos, dilo a la Iglesia; y si no oyere a la Iglesia, tenle por mundano y publicano.
Entonces se {le} acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?
Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.
Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
Mas á éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase.
Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, detén la ira para conmigo, y yo te lo pagaré todo.
El señor, movido a misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
Y saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Detén la ira para conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Mas él no quiso; sino fue, y le echó en la cárcel hasta que pagara la deuda.
Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:
Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagara todo lo que le debía.
Y le siguió gran multitud, y los sanó allí.
Y se acercaron a El {algunos} Fariseos para ponerlo a prueba, diciendo: `` ¿Le está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?"
Le dicen: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla?
Le dicen sus discípulos: Si así es el negocio del hombre con su mujer, no conviene casarse.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les riñeron.
Y he aquí, uno acercándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios; y si quieres entrar a la vida, guarda los mandamientos.
Le dice: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No cometerás homicidio. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.
Le dice el joven: Todo esto guardé desde mi juventud; ¿qué más me falta?
Le dice Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues tendremos?
Le dicen: Porque nadie nos ha contratado. Les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que fuere justo.
He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;
y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y cuelguen en un madero; mas al tercer día resucitará.
Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo.
Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda, en tu Reino.
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís; ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.
Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran multitud.
Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Entonces Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.
y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos, y le sentaron encima.
y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Cuando llegó Jesús al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras enseñaba, diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio esta autoridad?
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis?
Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo voy señor. Y no fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Ellos le dijeron: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.
Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Y a él se le cerró la boca.
Entonces, idos los fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
Y le enviaron* sus discípulos junto con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad, y no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial.
Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
Ellos le dicen: De César. Y les dijo: Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Aquel día llegaron a él los saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
y Le dijeron: ``Maestro, Moisés dijo: `SI ALGUIEN MUERE SIN TENER HIJOS, SU HERMANO, COMO PARIENTE MAS CERCANO, SE CASARA CON SU MUJER Y LEVANTARA DESCENDENCIA A SU HERMANO.'
Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos; y el primero se casó, y murió; pero no teniendo descendencia, le dejó la mujer a su hermano;
y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó:
Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu mente.
diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es Hijo? Le dicen ellos: De David.
El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
Y nadie le podía responder palabra. Ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque rodeáis el mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros.
Cuando salió Jesús del templo, {y} se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Y estando El sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál {será} la señal de tu venida y de la consumación de {este} siglo?
Entonces si alguno os dice: ``Mirad, aquí {está} el Cristo", o ``Allí {está}", no {le} creáis.
Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.
De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le pondrá.
y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje.
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Y respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
Porque a cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.
Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿O sediento, y te dimos de beber?
Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o huésped, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
Y tramaron entre ellos prender a Jesús con engaño y matar{le}.
se le acercó una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre su cabeza cuando estaba sentado {a la mesa.}
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