'Lo' en la Biblia
- 1.Gé 1:9-Gé 25:28
- 2.Gé 25:30-Gé 39:5
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- 18.2 Samuel 20:10-1 Reyes 11:12
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- 20.1 Reyes 22:8-2 Reyes 12:5
- 21.2 Reyes 12:9-2 Reyes 23:21
- 22.2 Reyes 23:26-2 Crónicas 6:15
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- 24.2 Crónicas 26:20-Nehemías 1:5
- 25.Nehemías 2:1-Job 3:25
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- 27.Job 33:23-Salmos 35:22
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- 56.1 Juan 1:2-Apocalipsis 22:9
Enseguida el Espíritu Lo impulsó {a ir} al desierto.
Dejando al instante las redes, ellos Lo siguieron.
Jesús lo reprendió, diciendo: ¿Cállate, y sal de él!
Lo encontraron y Le dijeron: ``Todos Te buscan."
Movido a compasión, extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, y le dijo*: Quiero; sé limpio.
Y al instante la lepra lo dejó y quedó limpio.
Entonces {Jesús} lo amonestó severamente y enseguida lo despidió,
y le dice: Mira, no digas a nadie nada; sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Al pasar, vio a Leví (Mateo), {hijo} de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: ``Sígueme." Y levantándose, Lo siguió.
Y sucedió que estando Jesús sentado {a la mesa} en casa de Leví (Mateo), muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que Lo seguían.
Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo {al encogerse} tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor.
Entonces los fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen tus discípulos en sábado lo que no es lícito?
Y El les dijo*: ¿Nunca habéis leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y sus compañeros,
Y le observaban {para ver} si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusarle.
Y mirando con enojo a los que Lo rodeaban, y entristecido por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre: ``Extiende tu mano." Y él la extendió, y su mano quedó sana.
Pero cuando los Fariseos salieron, enseguida {comenzaron a} tramar con los Herodianos en contra de Jesús, {para ver} cómo Lo podrían destruir.
Entonces Jesús se retiró al mar con Sus discípulos, y una gran multitud de Galilea {Lo} siguió. Y {también} de Judea,
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.
Y dijo a Sus discípulos que tuvieran lista una barca para El por causa de la multitud, para que no Lo oprimieran;
Mas él les reñía mucho que no lo manifestaran.
y Judas Iscariote, el que también Lo entregó.
Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
Pero nadie puede entrar en la casa de un {hombre} fuerte y saquear sus bienes si primero no lo ata; entonces podrá saquear su casa.
Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido a vosotros los que oís.
Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe.
Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado {el tiempo de} la siega.
También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos?
Y con muchas parábolas como éstas les hablaba la Palabra, conforme a lo que podían oír.
y sin parábolas no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos.
Despidiendo a la multitud, Lo llevaron con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con El.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces Lo despertaron y Le dijeron: ``Maestro, ¿no Te importa que perezcamos?"
Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en el mar; los cuales eran como dos mil; y en el mar se ahogaron.
Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y {la gente} vino a ver qué era lo que había sucedido.
Y les contaron los que lo habían visto, cómo había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos.
Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle.
Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y {cómo} tuvo misericordia de ti.
Jesús fue con él; y una gran multitud Lo seguía y oprimía.
y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
Pero El miraba a su alrededor para ver a la {mujer} que Lo había tocado.
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Y tomando la mano de la muchacha, le dice: Talita cumi; que es, si lo interpretares: Muchacha, a ti te digo, levántate.
Mas él les mandó mucho que nadie lo supiera, y dijo que le dieran de comer.
Jesús se marchó de allí y llegó a Su pueblo, y Sus discípulos Lo siguieron.
Y oyéndo lo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé: él ha resucitado de los muertos.
Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues {Herodes} se había casado con ella.
porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré.
Y le juró: Todo lo que me pidieres te daré, hasta la mitad de mi reino.
Y al instante el rey envió a un verdugo y {le} ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel,
Y oyéndo lo sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y le pusieron en un sepulcro.
Y los apóstoles se juntaron a Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado.
Pero cuando ellos Lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar;
porque todos Lo vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo: `` ¡Tengan ánimo; soy Yo, no teman!"
Porque aun no habían considerado lo de los panes, por cuanto estaban ofuscados sus corazones.
Y dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.
Llamando de nuevo a la multitud, Jesús les decía: ``Escuchen todos lo que les digo y entiendan:
Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre.
Y les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar?
Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
Y levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiera; mas no pudo ser escondido.
Y les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.
Sus discípulos le respondieron: ¿Dónde podrá alguien {encontrar lo suficiente para} saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
{Todos} comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.
Y como Jesús lo entendió, les dice: ¿Qué altercáis, porque no tenéis pan? ¿No consideráis ni entendéis? ¿Aún tenéis ciego vuestro corazón?
Llegaron* a Betsaida, y le trajeron* un ciego y le rogaron* que lo tocara.
Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo?
Entonces {Jesús} puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad.
Y le envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.
Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro Lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús.
Porque no sabía lo que hablaba; ya que estaba fuera de sí.
Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijeran lo que habían visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiera resucitado de los muertos.
Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí qué significaría resucitar de entre los muertos.
Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué es lo que los escribas dicen, que es necesario que Elías venga antes?
Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, Lo saludaban.
y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron.
Y se lo trajeron; y cuando le vio, luego el espíritu le desgarraba; y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.
Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie.
Y habiendo salido de allí, caminaron juntos por Galilea: y no quería que nadie lo supiera.
Porque enseñaba a Sus discípulos, y les decía: ``El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y Lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará."
Pero ellos no entendían lo que decía, y tenían miedo de preguntarle.
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice:
Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.
Y Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si le hubieran atado al cuello una piedra de molino de {las que mueve un} asno, y lo hubieran echado al mar.
Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.
Y en casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo.
Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
Entonces Jesús mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu madero (si quieres ser perfecto).
{Entonces} Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos, y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
``Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y Lo condenarán a muerte y Lo entregarán a los Gentiles.
"Se burlarán de El y Le escupirán, Lo azotarán y Lo matarán, y tres días después resucitará."
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron a él, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el vaso que yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?
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