107 casos

'Me' en la Biblia

¿Por qué me previnieron las rodillas? ¿Y para qué las tetas que mamase?

Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y hame acontecido lo que temía.

No he tenido paz, no me aseguré, ni me estuve reposado; Vínome no obstante turbación.

El negocio también me era á mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello.

Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero;

Y que pluguiera á Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y me deshiciera!

Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.

Así poseo yo meses de vanidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta.

Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.

Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.

Cuando digo: Mi cama me consolará, Mi cama atenuará mis quejas;

Entonces me quebrantarás con sueños, Y me turbarás con visiones.

¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?

Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?

¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.

Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.

Porque me ha quebrado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.

No me ha concedido que tome mi aliento; Mas hame hartado de amarguras.

Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?

Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.

Contúrbanme todos mis trabajos; Sé que no me darás por libre.

Aun me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán.

Diré á Dios: no me condenes; Hazme entender por qué pleiteas conmigo.

Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?

¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?

Y subirá de punto, pues me cazas como á león, Y tornas á hacer en mí maravillas.

¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.

Y él mismo me será salud, Porque no entrará en su presencia el hipócrita.

He aquí ahora, si yo me apercibiere á juicio, Sé que seré justificado.

A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:

¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?

¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi mocedad?

¿Y sobre éste abres tus ojos, Y me traes á juicio contigo?

Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, Que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!

Pues ahora me cuentas los pasos, Y no das tregua á mi pecado.

Empero ahora me ha fatigado: Has tú asolado toda mi compañía.

me has arrugado; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.

Su furor me destrizó, y me ha sido contrario: Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.

Hame entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo estremecer.

El me ha puesto por parábola de pueblos, Y delante de ellos he sido como tamboril.

Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fuí yo en sus ojos.

¿Por qué me perseguís como Dios, Y no os hartáis de mis carnes?

Por cierto mis pensamientos me hacen responder, Y por tanto me apresuro.

Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y toma temblor mi carne.

¿Cómo pues me consoláis en vano, Viniendo á parar vuestras respuestas en falacia?

Quién me diera el saber dónde hallar á Dios! Yo iría hasta su silla.

Yo sabría lo que él me respondería, Y entendería lo que me dijese.

Mis pies tomaron su rastro; Guardé su camino, y no me aparté.

Por lo cual yo me espanto en su presencia: Consideraré, y temerélo.

El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie: Y esconde su rostro.

Y si no, ¿quién me desmentirá ahora, O reducirá á nada mis palabras?

Quién me tornase como en los meses pasados, Como en los días que Dios me guardaba,

Cuando lavaba yo mis caminos con manteca, Y la piedra me derramaba ríos de aceite!

Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, Y los ojos que me veían, me daban testimonio:

Si me reía con ellos, no lo creían: Y no abatían la luz de mi rostro.

Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido.

Haste tornado cruel para mí: Con la fortaleza de tu mano me amenazas.

Mis entrañas hierven, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido.

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, Y qué heredad el Omnipotente de las alturas?

Si no me bendijeron sus lomos, Y del vellón de mis ovejas se calentaron;

Si alcé contra el huérfano mi mano, Aunque viese que me ayudarían en la puerta;

Si me alegré de que mi hacienda se multiplicase, Y de que mi mano hallase mucho;

Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, Y me regocijé cuando le halló el mal;

Porque quebrantaba á la gran multitud, Y el menosprecio de las familias me atemorizó, Y callé, y no salí de mi puerta:

Quién me diera quien me oyese! He aquí mi impresión es que el Omnipotente testificaría por mí, Aunque mi adversario me hiciera el proceso.

Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona.

Yo le contaría el número de mis pasos, Y como príncipe me llegaría á él.

En lugar de trigo me nazcan abrojos, Y espinas en lugar de cebada.

Porque lleno estoy de palabras, Y el espíritu de mi vientre me constriñe.

Porque no sé hablar lisonjas: De otra manera en breve mi Hacedor me consuma.

He aquí que él buscó achaques contra mí, Y me tiene por su enemigo;

El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado;

Public Domain