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'Mi' en la Biblia

¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi palma?

Esta también será mi salvación, porque un impío no comparecería en su presencia.

Oíd con atención mi razón, y mi denuncia con vuestros oídos.

He aquí ahora, yo he preparado mi causa; sé que seré justificado.

¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme conocer mi prevaricación y mi pecado.

¡Oh quién me diera que me escondieras en el Seol, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieras plazo, y de mí te acordaras!

También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza.

Pero ahora me ha fatigado; tú has asolado toda mi compañía.

Tú me has arrugado; el testigo es mi delgadez, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.

Su furor me arrebató, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.

Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.

Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.

Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.

a pesar de no haber injusticia en mis manos, y de haber sido limpia mi oración.

¡Oh tierra! No cubras mi sangre, y no haya lugar donde se esconda mi clamor.

Por cierto aun ahora en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas.

Pon ahora, dame fianzas contigo; ¿quién tocará ahora mi mano?

Si yo espero, el Seol es mi casa; en las tinieblas hice mi cama.

A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermano.

¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?

Ya me habéis vituperado diez veces; ¿no os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Mas si vosotros os engrandeciéreis contra mí, y redarguyeres mi oprobio contra mí,

Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.

E hizo inflamar contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos.

Vinieron sus tropas a una, y trillaron sobre mí su camino, y asentaron campamento en derredor de mi tienda.

Hizo alejar de mí mis hermanos, y ciertamente mis conocidos se extrañaron de mí.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo en sus ojos.

Mi espíritu vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con la piel de mis dientes.

¿Por qué me perseguís como Dios {lo hace}, y no os saciáis ya de mi carne?

y después desde esta mi piel rota, y desde mi propia carne tengo que ver a Dios.

Al cual yo tengo que ver por mí, y mis ojos lo han de ver, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mí.

Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.

Por esto mis pensamientos me hacen responder, a causa de mi inquietud interior.

La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.

Oíd atentamente mi palabra, y sea esto por vuestros consuelos.

¿Por ventura quejo a algún hombre? Y si es así ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?

Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, y toma temblor mi carne.

He aquí que su bien no está en manos de ellos; el consejo de los impíos lejos esté de mí.

El les había llenado sus casas de bienes. Por tanto el consejo de los impíos está lejos de mí.

Ordenaría juicio delante de él, y llenaría mi boca de argumentos.

¿Por ventura pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él la pondría en mí.

Allí el justo razonaría con él: Y escaparía para siempre de mi juez.

Mi pie ha seguido firme en su senda, su camino he guardado y no me he desviado.

El pues acabará lo que ha determinado de mí: Y muchas cosas como estas hay en él.

Dios ha enternecido mi corazón, y el Omnipotente me ha espantado.

¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas, ni cubrió con oscuridad mi rostro?

Y si no, ¿quién podrá desmentirme, y reducir a nada mi discurso?

Vive el Dios que me quitó mi derecho, y el Omnipotente, que amargó mi alma,

Nunca tal me acontezca que yo os justifique; hasta morir no quitaré de mí mi integridad.

Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario.

El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.

¿Quién me diera volver a ser como en meses pasados, como en los días en que Dios velaba sobre mí;

cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, a la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;

cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, y mis hijos alrededor de mí;

Porque el oído que oía me llamaba bienaventurado, y el ojo que veía daba testimonio de mí;

La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.

Mi raíz está abierta junto a las aguas, y en mis ramas permanecerá rocío.

Si me reía a ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.

Mas ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.

Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su destrucción.

Mi senda derribaron, se aprovecharon de mi quebrantamiento, contra los cuales no hubo ayudador.

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