'Mis' en la Biblia
Oye mi oración, oh SEÑOR, y escucha mi clamor; no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy contigo, y advenedizo, como todos mis padres.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Sacrificio y presente no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.
He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no detuve mis labios, SEÑOR, tú lo sabes.
Porque me han cercado males hasta no haber cuanto; me han asido mis iniquidades, y no puedo ver; se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Mis enemigos dicen mal de mí preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Es como muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Rebosa mi corazón palabra buena; yo digo en mis obras del Rey; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis calcañares me cercará?
Juntadme mis misericordiosos; los que pactaron mi pacto sobre sacrificio.
Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?
¡Aborreciendo tú el castigo, y echando detrás de ti mis palabras!
Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tu compasión rae mis rebeliones.
Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
Esconde tu rostro de mis pecados, y rae todas mis maldades.
Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.
El volverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad.
Porque me ha librado de toda angustia, y sobre mis enemigos vieron mis ojos el deseo de El.
Que la muerte sorprenda {a mis enemigos}, Que desciendan vivos al Seol, Porque la maldad está en su morada, en medio de ellos.
Me devoran mis enemigos cada día; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo.
Todos los días me contristan mis negocios; contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Se reúnen, se esconden, miran ellos atentamente mis pisadas, esperando mi alma.
Mis huidas has contado tú; pon mis lágrimas en tu odre, ciertamente en tu libro.
Entonces serán vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare a ti; en esto conozco que Dios es por mí.
Porque has librado mi vida de la muerte, ciertamente mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.
Red han armado a mis pasos; mi alma se ha abatido; hoyo han cavado delante de mí; cayeron en medio de él. (Selah.)
Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
El Dios de mi misericordia me encontrará en el camino; Dios me hará ver en mis enemigos mi deseo.
Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu Nombre.
Así cantaré tu Nombre para siempre, pagando mis votos cada día.
Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida; en tu Nombre alzaré mis manos.
Entraré en tu Casa con holo-caustos; te pagaré mis votos,
que pronunciaron mis labios, y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
He trabajado llamando, mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; se han fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué; entonces devolví lo que no hurté.
Dios, tú sabes mi locura; y mis delitos no te son ocultos.
He sido extrañado de mis hermanos, y extraño a los hijos de mi madre.
Acércate a mi alma, redímela; líbrame a causa de mis enemigos.
Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi oprobio; delante de ti están todos mis enemigos.
Porque mis enemigos han tratado de mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente.
Mis labios se alegrarán cuando cantare alabanzas a ti; y mi alma, a la cual rescataste.
En cuanto a mí, casi se apartaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en limpieza;
Pensaré pues para entender esto; es a mis ojos duro trabajo.
Se desazonó a la verdad mi corazón, y en mis riñones sentía punzadas.
Tenías los párpados de mis ojos abiertos; estaba yo quebrantado, y no hablaba.
Me acordaba de mis canciones de noche; meditaba con mi corazón, y mi espíritu inquiría.
¡Oh, si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos!
Escucha, oh SEÑOR, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.
Y cantores y músicos con flautas en ella dirán: Todas mis fuentes están en ti.
Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; estoy encerrado, y no saldré.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SEÑOR, cada día he extendido a ti mis manos.
Has alejado de mí al amigo y al compañero; y mis conocidos has puesto en la tiniebla.
Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios;
si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos;
No profanaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
Y miraron mis ojos mi deseo sobre mis enemigos; oyeron mis oídos mi deseo de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.
donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.
Cuarenta años combatí con la nación, y dije: Pueblo es que yerra de corazón, que no han conocido mis caminos.
No pondré cosa de Belial delante de mis ojos; hacer traiciones aborrecí; no se allegarán a mí.
Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que asienten conmigo; el que anduviere en el camino de la perfección, éste me servirá.
No habitará en medio de mi casa el que hace engaño; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos.
Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos son quemados como en hogar.
Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
Cada día me afrentan mis enemigos; los que se enfurecen contra mí, se han conjurado contra mí.
Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.
El afligió mi fuerza en el camino; acortó mis días.
Dije: Dios mío, no me cortes en el medio de mis días; por generación de generaciones son tus años.
Bendice, alma mía al SEÑOR; y todas mis entrañas al Nombre de su santidad.
Diciendo: No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.
En pago de mi amor, obran como mis acusadores, pero yo oro.
Sea esta la paga del SEÑOR para mis acusadores, y para los que hablan mal contra mi alma.
Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno, y mi carne desfallecida por falta de gordura.
Sean vestidos de oprobio mis acusadores, y cúbranse con su propia vergüenza como con un manto.
Amo al SEÑOR, porque ha oído mi voz y mis súplicas.
Porque ha inclinado a mí su oído, le invocaré en todos mis días.
Porque has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.
Ahora pagaré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo.
Así es oh SEÑOR, porque yo soy tu siervo, yo soy tu siervo, hijo de tu sierva; tú rompiste mis prisiones.
Ahora pagaré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo;
¡Deseo que fueran ordenados mis caminos a guardar tus estatutos!
Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
8 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.
Destapa mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
Pues tus testimonios son mis deleites, y mis consejeros.
Mis caminos te conté, y me has respondido; enséñame tus estatutos.
Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino.
Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé; y meditaré en tus estatutos.
Canciones me son tus estatutos en la casa de mis peregrinaciones.
Consideré mis caminos, y torné mis pies a tus testimonios.
Desfallecieron mis ojos por tu dicho, diciendo: ¿Cuándo me consolarás?
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra mis perseguidores?
Si tu ley no hubiese sido mis delicias, Ya en mi aflicción hubiera perecido.
Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque me son eternos.
Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios han sido mi meditación.
De todo mal camino detuve mis pies, para guardar tu palabra.
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