6812 casos

'No' en la Biblia

He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; y pasará, y no lo entenderé.

Dios no tornará atrás su ira, y debajo de él se encorvan los que ayudan a la soberbia.

Que aunque yo sea justo, no responderé; antes habré de rogar a mi juez.

Que si yo le invocare, y él me respondiera, aún no creeré que haya escuchado mi voz.

Que aún no me ha concedido que tome mi aliento; mas me ha llenado de amarguras.

Si yo me predicare imperfecto, no conozco mi alma; condenaré mi vida.

Si es azote, mate de repente, y no se ría de la prueba de los inocentes.

La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él el que lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está?

Temo todos mis trabajos; sé que no me tendrás sin culpa.

No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre ambos.

Y hablaré, y no le temeré; porque en este estado no estoy en mí.

Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué pleiteas conmigo.

sobre saber tú que no soy impío, y que no hay quien de tu mano me libre?

¿No me fundiste como leche, y como un queso me cuajaste?

Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.

¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco.

Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

tierra de oscuridad, y tenebrosa sombra de muerte, donde no hay orden, y que resplandece como la misma oscuridad.

¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?

¿Tus mentiras harán callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?

Porque él conoce a los hombres vanos; y ve la iniquidad, ¿y no entenderá?

si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;

entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás firme y no temerás;

y te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos te rogarán.

También tengo corazón como vosotros; no soy yo menos que vosotros; ¿y quién habrá que no pueda decir otro tanto?

¿Qué cosa de todas éstas no entiende que la mano del SEÑOR la hizo?

He aquí, él derribará, y no será edificado; encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.

que palpen las tinieblas, y no la luz; y los hace errar como borrachos.

Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros.

Y él mismo me será salud, porque no entrará en su presencia el hipócrita.

Concédame por lo menos éstas dos cosas; y entonces no me esconderé de tu rostro:

Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.

Así el hombre yace, y no se tornará a levantar; hasta que no haya cielo no despertarán, ni levantarán de su sueño.

Pues ahora me cuentas los pasos, y no das dilación a mi pecado.

Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; o serán afligidos, y no entenderá de ellos.

Tu misma boca te condenará, y no yo; y tus mismos labios testificarán contra ti.

¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?

He aquí que en sus santos no confía, y ni los cielos son limpios delante de sus ojos,

lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;

a los cuales fue dada la tierra a ellos sólos, y no pasó extraño por medio de ellos.

El no creerá que ha de volver de las tinieblas, y siempre está mirando a la espada.

No enriquecerá, ni será firme su potencia, ni extenderá por la tierra su hermosura.

El será cortado antes de su tiempo, y sus renuevos no reverdecerán.

Mas si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí.

Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.

a pesar de no haber injusticia en mis manos, y de haber sido limpia mi oración.

¡Oh tierra! No cubras mi sangre, y no haya lugar donde se esconda mi clamor.

Ya no hay conmigo sino escarnecedores, en cuyas amarguras se detienen mis ojos.

Porque a éstos has tú escondido su corazón de entendimiento; por tanto, no los ensalzarás.

Pero volved todos vosotros, y venid ahora, que no hallaré entre vosotros sabio.

Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.

En su tienda morará como si no fuera suya; piedra de azufre será esparcida sobre su morada.

Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.

No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.

Ciertamente tales son las moradas del impío, y éste es el lugar del que no conoció a Dios.

Ya me habéis vituperado diez veces; ¿no os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba.

¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes?

Al cual yo tengo que ver por mí, y mis ojos lo han de ver, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mí.

¿No sabes esto que fue siempre, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,

Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna.

si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía entre su paladar;

No verá los arroyos, las riberas de los ríos de miel y de manteca.

Restituirá el trabajo ajeno conforme a la hacienda que tomó; y no tragará, ni gozará.

por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni escapará con su codicia.

No quedó nada que no comiere; por tanto su bien no será durable.

Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda.

¿Por ventura quejo a algún hombre? Y si es así ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?

Dicen pues a Dios: Apártate de nosotros, que no queremos el conocimiento de tus caminos.

He aquí que su bien no está en manos de ellos; el consejo de los impíos lejos esté de mí.

Y este otro morirá en amargura de ánimo, y no habiendo comido jamás con gusto.

¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos, por cuyas señas no negaréis?

Por cierto tu malicia es grande, y tus iniquidades no tienen fin.

No diste de beber agua al cansado, y detuviste el pan al hambriento.

o tinieblas, para que no veas; y abundancia de agua te cubre.

¿Por ventura Dios no está en la altura de los cielos? ¡Mira la altura de las estrellas, cómo son altas!

Las nubes son su escondedero, y no ve; y por el cerco del cielo se pasea.

¿Por ventura pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él la pondría en mí.

He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; y al occidente, y no lo percibiré.

Si al norte él obrare, yo no lo veré; al mediodía se esconderá, y no lo veré.

Mis pies tomaron su rastro; guardé su camino, y no me aparté.

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