727 casos en 6 traducciones

'Nos' en la Biblia

y nos sacó de allá, para entrarnos y darnos la tierra que juró a nuestros padres;

y nos mandó el SEÑOR que hiciéramos todos estos estatutos, para que temamos al SEÑOR nuestro Dios, para nuestro bien siempre, y para que nos dé vida, como hasta hoy.

para que no digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo el SEÑOR introducirlos en la tierra que les había dicho, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.

Y llegarás al sacerdote que fuere en aquellos días, y le dirás: Reconozco hoy al SEÑOR tu Dios que he entrado en la tierra que juró el SEÑOR a nuestros padres que nos había de dar.

y los egipcios nos maltrataron, y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.

Y nos sacó el SEÑOR de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros;

Mira desde la morada de tu santidad, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.

No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo tomará y nos lo recitará, para que lo cumplamos?

Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo tome y nos lo recite, a fin de que lo cumplamos?

Y mi furor se encenderá contra ellos en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro y serán consumidos; y muchos males y angustias vendrán sobre ellos, y dirán en aquel día: ¿No nos han venido estos males porque no está nuestro Dios en medio de nosotros?

Entonces ellos respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos enviares.

"Cuando oímos {esto,} nos acobardamos, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de ustedes. Porque el SEÑOR, el Dios de ustedes, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

Y ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciaréis éste nuestro negocio; y cuando el SEÑOR nos hubiere dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

Y ellos le dijeron: Nosotros seremos desobligados de este juramento con que nos has conjurado en esta manera.

He aquí, cuando nosotros entráremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y tú juntarás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

Y si tú denunciares este nuestro negocio, nosotros seremos desobligados de este tu juramento con que nos has juramentado.

Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que toda la gente de los hombres de guerra que habían salido de Egipto, fue consumida, por cuanto no escucharon la voz del SEÑOR; por lo cual el SEÑOR les juró que no les dejaría ver la tierra, de la cual el SEÑOR había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel.

Y Josué dijo: ¡Ah, Señor DIOS! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, que nos destruyan? ¡Mejor nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!

Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos cercarán, y raerán nuestro nombre de sobre la tierra; entonces ¿qué harás tú a tu grande Nombre?

y dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete el SEÑOR en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron a fuego, después de apedrearlos con piedras;

Y yo, y todo el pueblo que está conmigo, nos acercaremos a la ciudad; y cuando salgan ellos contra nosotros, como hicieron antes, huiremos delante de ellos,

Por lo cual nuestros ancianos y todos los moradores de nuestra tierra nos dijeron: Tomad en vuestras manos provisión para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidles: Nosotros somos vuestros siervos, y haced ahora con nosotros pacto.

Y llamándolos Josué, les habló diciendo: ¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: Habitamos muy lejos de vosotros; siendo que moráis en medio de nosotros?

Estas vinieron delante de Eleazar sacerdote, y de Josué hijo de Nun, y de los príncipes, y dijeron: El SEÑOR mandó a Moisés que nos diera herencia entre nuestros hermanos. Y él les dio herencia entre los hermanos del padre de ellas, conforme al dicho del SEÑOR.

Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la campiña, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel.

y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: El SEÑOR mandó por Moisés que nos fueran dadas villas para habitar, con sus ejidos para nuestras bestias.

¿Nos ha sido poco la iniquidad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este día, por la cual fue la mortandad en la congregación del SEÑOR?

El Dios de los dioses, El SEÑOR, el Dios de los dioses, El SEÑOR, él sabe, y que Israel también sepa; si por rebelión o por prevaricación contra el SEÑOR (no nos salves hoy),

que nos hemos edificado altar para tornarnos de en pos del SEÑOR, o para sacrificar holocausto o presente, o para hacer sobre él sacrificios pacíficos, el mismo SEÑOR nos lo demande;

Nosotros, pues, dijimos: ``Sucederá el día de mañana, que si nos dicen {esto} a nosotros o a nuestras generaciones, entonces diremos: `Ved la réplica del altar del SEÑOR que nuestros padres edificaron, no para holocaustos ni para sacrificios, sino más bien como testigo entre nosotros y vosotros.'"

Nunca tal acontezca que nos rebelemos contra el SEÑOR, o que nos apartemos hoy de seguir al SEÑOR, edificando altar para holocaustos, para presente, o para sacrificio, a más del altar del SEÑOR nuestro Dios que está delante de su Tabernáculo.

Entonces el pueblo respondió, y dijo: Nunca tal nos acontezca, que dejemos al SEÑOR por servir a otros dioses.

Porque el SEÑOR nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el cual delante de nuestros ojos ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos.

Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras de Jehová que Él nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

Y vieron los espías a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: Te rogamos que nos muestres la entrada de la ciudad y te trataremos con misericordia.

Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si el SEÑOR es con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto? Y ahora el SEÑOR nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas.

Entonces los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que nos has hecho, al no llamarnos cuando fuiste a pelear contra Madián? Y lo criticaron duramente.

Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.

Y los hijos de Israel respondieron al SEÑOR: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere; solamente que ahora nos libres en este día.

Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Amón, y nos seas cabeza de todos los que moramos en Galaad.

Y juntándose los varones de Efraín, pasaron hacia el aquilón, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Nosotros quemaremos a fuego tu casa contigo.

Y oró Manoa al SEÑOR, y dijo: Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, regrese ahora a nosotros, y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.

Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Te ruego que nos permitas que te detengamos, y aderezaremos un cabrito para poner delante de ti.

Y su mujer le respondió: Si el SEÑOR nos quisiera matar, no tomaría de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni según el tiempo nos habría anunciado esto.

Y al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?

Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.

Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron.

Y aconteció que, cuando el corazón de ellos estuvo alegre, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos haga reír. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de diversión delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.

Cuando {estaban} cerca de Jebús, el día casi había declinado; y el criado dijo a su señor: Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella.

Pero su señor le dijo: No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los hijos de Israel, sino que iremos hasta Guibeá.

Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no {nos} falta nada.

(Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa.) Y los hijos de Israel dijeron: Decid{nos,} ¿cómo ocurrió esta maldad?

Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni nos apartaremos cada uno a su casa,

Y subieron los hijos de Israel y lloraron delante del SEÑOR hasta la noche, y consultaron al SEÑOR, diciendo: ¿Nos acercaremos otra vez para combatir contra los hijos de mi hermano Benjamín? Y el SEÑOR dijo: Subid contra él.

Donde tú mueras, {allí} moriré, y allí seré sepultada. Así haga el SEÑOR conmigo, y aún peor, si {algo, excepto} la muerte, nos separa.

Y cuando el pueblo volvió al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy el SEÑOR delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto del SEÑOR, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.

¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de las manos de estos dioses fuertes? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.

Enviaron, pues, y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: Sacad de aquí el arca del Dios de Israel, y que vuelva a su sitio, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo. Porque había un pánico mortal por toda la ciudad; la mano de Dios se hizo muy pesada allí.

Y mirad; si sube por el camino de su término a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, seremos ciertos que su mano no nos hirió, nos ha sido accidente.

Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros al SEÑOR nuestro Dios, que nos salve de la mano de los filisteos.

Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó el SEÑOR.

y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no van por tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todos los gentiles.

Y desagradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos rey que nos juzgue. Y Samuel oró al SEÑOR.

y nosotros seremos también como todos los gentiles, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.

Y él le respondió: He aquí ahora que en esta ciudad esta el varón de Dios, que es varón insigne; todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán. Vamos, ahora, allá; por ventura nos enseñará nuestro camino por donde hayamos de ir.

Entonces volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.

Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían aparecido. Mas del negocio del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.

Pero los hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros a todos los términos de Israel; y si nadie hubiere que nos salve, saldremos a ti.

El pueblo entonces dijo á Samuel: ¿Quiénes son lo que decían: Reinará Saúl sobre nosotros? Dad nos esos hombres, y los mataremos.

Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.

Y Jonatán dijo: He aquí, nosotros pasaremos a estos hombres, y nos mostraremos a ellos.

Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos.

Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros; entonces subiremos, porque el SEÑOR los ha entregado en nuestras manos; y esto nos será por señal.

Entonces dijo Samuel a Jessé: ¿Se han acabado los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Jessé: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.

Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.

Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, ya que nos hemos jurado el uno al otro en el nombre del SEÑOR, diciendo: ``El SEÑOR esté entre tú y yo, y entre mi descendencia y tu descendencia para siempre." {David} se levantó y se fue, y Jonatán entró en la ciudad.

Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Cierto las mujeres nos han sido vedadas desde ayer y desde anteayer cuando salí, y los vasos de los mozos fueron santos, aunque el camino es profano; cuanto más que hoy será santificado con los vasos.

Mas aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos, mientras hemos estado en el campo.

Nos han sido por muro de día y de noche, todos los días que hemos apacentando las ovejas con ellos.

Y los criados de David vinieron a Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer.

David no dejaba con vida hombre ni mujer para traer a Gat, diciendo: No sea que nos descubran, diciendo: ``Así ha hecho David, y así {ha sido} su costumbre todo el tiempo que ha morado en el territorio de los filisteos."

Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Envía a este hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla nos sea adversario; porque ¿con qué cosa volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres?

Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado el SEÑOR; el cual nos ha guardado, y ha entregado en nuestras manos la compañía que vino sobre nosotros.

Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba {todavía} vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacer{se} daño.

Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar de otra manera delante de Absalón; daos prisa a andar, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; mas tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Por tanto, será mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.

Y todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido, de la tierra por Absalón.

Entonces todos los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: Porque el rey es pariente cercano nuestro. ¿Por qué, pues, estáis enojados por esto? ¿Acaso hemos comido algo {a costa} del rey, o se nos ha dado algo?

Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros; ¿por qué pues nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros primero en volver a nuestro rey? Mas al fin la razón de los varones de Judá fue más fuerte que el de los varones de Israel.

Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más mal que Absalón; toma pues tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle las ciudades fortificadas, y se nos vaya de delante.

Los gabaonitas le respondieron: No nos importa la plata ni el oro de Saúl o de su casa, ni nos corresponde dar muerte a ningún hombre en Israel. Y él dijo: Haré por vosotros lo que digáis.

Y ellos respondieron al rey: Aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros; asolaremos, que no quede nada de él en todo el término de Israel.

que nos entreguen siete hombres de entre sus hijos, y los ahorcaremos delante del SEÑOR en Guibeá de Saúl, el elegido del SEÑOR. Y el rey dijo: {Los} entregaré.

Respondió David a Gad: Estoy muy angustiado. Te ruego que nos dejes caer en manos del SEÑOR porque grandes son sus misericordias, pero no caiga yo en manos de hombre.

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