'Piernas' en la Biblia
Y cortarás el carnero en pedazos, y lavarás sus intestinos y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza.
Y lavará con agua sus intestinos y sus piernas; y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato a Jehová.
y lavará sus entrañas y sus piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo quemará sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato a Jehová.
Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, y sus piernas, y sus intestinos, y su estiércol.
Lavó luego con agua los intestinos y piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar: holocausto en olor grato, ofrenda encendida a Jehová; como Jehová lo había mandado a Moisés.
Luego lavó los intestinos y las piernas, y los quemó sobre el holocausto en el altar.
Pero podréis comer de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tiene piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra.
Jehová te herirá con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, sin que puedas ser curado; desde la planta de tu pie hasta tu coronilla.
Y sobre sus piernas traía grebas de bronce, y un escudo de bronce entre sus hombros.
No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, ni se complace en las piernas fuertes del hombre.
Las piernas del lisiado, penden inútiles; así el proverbio en la boca del necio.
Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre bases de oro fino; su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos;
Toma el molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos.
En toda cabecera de camino edificaste tu altar, e hiciste abominable tu hermosura, y abriste tus piernas a cuantos pasaban, y multiplicaste tus prostituciones.
sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido.
Así dice Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y al lado de un lecho.
Entonces los judíos, por cuanto era el día de la preparación, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado (porque era gran día aquel sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
Y vinieron los soldados y quebraron las piernas al primero, y al otro que había sido crucificado con Él.
Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.