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'Que' en la Biblia

Serán derribados de lugares fuertes sus jueces, y oirán mis palabras, que son suaves.

Masquil de David: Oración que hizo cuando estaba en la cueva. CON mi voz clamaré á Jehová, Con mi voz pediré á Jehová misericordia.

Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.

Escucha mi clamor, que estoy muy afligido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.

Pues el enemigo ha perseguido mi alma, ha aplastado mi vida contra la tierra; me ha hecho morar en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos.

Respóndeme pronto, oh SEÑOR que desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, y venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.

Y por tu misericordia, extirpa a mis enemigos, y destruye a todos los que afligen mi alma; pues yo soy tu siervo.

Misericordia mía y mi castillo, altura mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que allana mi pueblo delante de mí.

Oh SEÑOR, inclina tus cielos y desciende; toca los montes para que humeen.

Tú, el que da salvación a los reyes, el que redime a David su siervo de maligna espada.

Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; nuestras hijas como las esquinas labradas a manera de las de un palacio;

nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que paran a millares y diez millares en nuestras plazas;

que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; que no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni queja en nuestras plazas.

Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR.

El que da la nieve como lana, derrama la escarcha como ceniza.

El que echa su hielo como en pedacitos; delante de su frío ¿quién estará?

Alabadle, los cielos de los cielos; y las aguas que están sobre los cielos.

Y los hizo ser para siempre por el siglo; les puso ley que no será quebrantada.

la bestia, y todo animal; el que va arrastrando, y el ave que vuela;

cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

de manera que inclines tu oído a la sabiduría, y apliques tu corazón a la prudencia;

para librarte del mal camino, del hombre que habla perversidades;

Para librarte de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras;

porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, y sus frutos más que el oro fino.

Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la mantienen.

que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón.

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite;

y no oí la voz de los que me castigaban; y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

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