158 casos en 6 traducciones

'Que' en la Biblia

¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?

Todas las cosas andan en trabajo más de lo que el hombre pueda decir; los ojos nunca se sacian de ver, ni los oídos de oír.

¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.

¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.

No hay memoria de los primeros, ni tampoco de los postreros habrá memoria en los que serán después.

Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo (este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, en que se ocupen).

Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.

Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y la ciencia; y las locuras y los desvaríos conocí al fin que aun esto era aflicción de espíritu.

Entonces me dije: ``Ven ahora, te probaré con el placer; diviértete." Y resultó que también esto era vanidad.

Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que mi corazón anduviera en sabiduría, y retuviera la locura, hasta ver cuál fuera el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

Poseí siervos y siervas, y tuve hijos de familia; también tuve posesión grande de vacas y ovejas, sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.

Y fui engrandecido, y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto perseveró conmigo mi sabiduría.

No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

Al fin miré yo todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

Después volví yo a mirar para ver la sabiduría, y los desvaríos; y la locura (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?)

Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la locura, como la luz a las tinieblas.

El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el loco anda en tinieblas. Y también entendí yo que un mismo suceso acaecerá al uno que al otro.

Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al loco me sucederá también a mí. ¿Para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.

Porque no hay memoria duradera {ni} del sabio {ni} del necio, ya que todos serán olvidados {en} los días venideros. ¡Cómo mueren tanto el sabio como el necio!

Aborrecí por tanto la vida, porque toda obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo era vanidad y aflicción de espíritu.

Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual dejaré a otro que vendrá después de mí.

¿Y quién sabe si será sabio, o loco, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que me hice sabio debajo del sol? Esto también es vanidad.

Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que trabajé, y en que me hice sabio debajo del sol.

¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.

Porque al hombre que es bueno delante de Dios, él le da sabiduría y ciencia y alegría, mas al pecador le dio la ocupación de que recoja y amontone, para que dé al bueno delante de él. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Yo he visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en ella se ocuparan.

He entendido que todo lo que Dios hace, esto será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; porque Dios lo hace, para que delante de él teman los hombres.

Aun he visto más bajo el sol: {que} en el lugar del derecho, está la impiedad, y en el lugar de la justicia, está la iniquidad.

Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque hay un tiempo determinado de juzgar a toda voluntad y sobre todo lo que se hace.

Dije en mi corazón, en orden a la condición de los hijos de los hombres, que Dios los puede manifestar, y es para ver que ellos son bestias los unos a los otros.

Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.

Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque ésta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que será después de él?

Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y que no tienen consolador; y que la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.

Y tuve por mejor que ellos al que no ha sido aún, porque no ha visto las malas obras que se hacen debajo del sol.

He visto asimismo que todo trabajo y toda rectitud de obras mueve la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Es el hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni aun sus ojos se sacian de sus riquezas, ni piensa: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.

Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.

Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres {hilos} no se rompe fácilmente.

Vi a todos los vivientes debajo del sol caminando con el niño, sucesor, que estará en lugar de aquel.

No tiene fin todo el pueblo que fue antes de ellos; tampoco los que vendrán después estarán con él contentos. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para dar el sacrificio de los locos; porque no saben hacer lo que Dios quiere.

No sueltes tu boca para hacer pecar a tu carne; ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aíre a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?

Cuando los bienes se aumentan, también se aumentan los que los comen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?

Dulce es el sueño del trabajador, ya sea que coma mucho o poco; mas al rico no le deja dormir la abundancia.

Hay otra enfermedad maligna que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;

las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron nada les queda en la mano.

Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá, yéndose tal como vino; nada saca del fruto de su trabajo que pueda llevarse en la mano.

Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?

He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque ésta es su parte.

Hay otro mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:

El del hombre a quien Dios dio riquezas, y hacienda, y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le dio facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto vanidad es, y enfermedad maligna.

Aunque no haya visto el sol, ni conocido nada, más reposo tiene éste que aquel.

Porque ¿qué más tiene el sabio que el loco? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?

El que es, ya su nombre ha sido nombrado; y se sabe que es hombre, y que no podrá contender con el que es más fuerte que él.

Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales el hace que sean como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?

El corazón de los sabios está en la casa del luto, mientras que el corazón de los necios está en la casa del placer.

Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueran mejores que éstos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.

Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?

Bueno es que tomes de esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque el que a Dios teme, saldrá con todo.

porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces.

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