695 casos

'Que' en la Biblia

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

Tú diste alegría a mi corazón, más que la de ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.

Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.

Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.

Sean avergonzados y muy aterrados todos mis enemigos; que se vuelvan y súbitamente sean avergonzados.

«Sigaión de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín.» Jehová Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;

no sea que desgarren mi alma cual león, despedazándola, sin que haya quien libre.

si di mal pago al que estaba en paz conmigo (Hasta he libertado al que sin causa era mi enemigo),

Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

Asimismo ha preparado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.

«Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de David» Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos!

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.

Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.

Jehová es conocido por el juicio que hizo; en la obra de sus propias manos fue enlazado el malo. (Higaion. Selah)

Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres. (Selah)

¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad hasta que no halles ninguna.

Para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla soberbias;

los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor sobre nosotros?

para que no diga mi enemigo: Lo he vencido: Mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare;

Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

¿No tendrán conocimiento todos los obradores de iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Jehová no invocan?

¡Oh que de Sión viniese la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche contra su prójimo

Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.

Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no ha de propasarse.

Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.

Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos.

De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños.

«Al Músico principal: Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dijo a Jehová las palabras de este cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo:» Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía.

Porque ¿quién es Dios fuera de Jehová? ¿Y qué roca hay aparte de nuestro Dios?

Los herí, de modo que no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.

Y me has dado la cerviz de mis enemigos, para que yo destruya a los que me aborrecen.

Me libraste de las contiendas del pueblo; me pusiste por cabeza de gentes; pueblo que yo no conocía, me servirá.

Así que hubieren oído de mí, me obedecerán; los hijos de extraños se someterán a mí;

El que me libra de mis enemigos: Tú me enalteciste sobre los que se levantan contra mí; me has librado del hombre violento.

Y éste, como un novio que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.

De un extremo de los cielos es su salida, y su giro hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y la que destila del panal.

Detén asimismo a tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran transgresión.

Salva, Jehová; que el Rey nos oiga el día que lo invoquemos.

Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó.

Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de Él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida de su propia alma.

Reina Valera Gómez (© 2010)