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'Que' en la Biblia

Y muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle, estaban allí, mirando de lejos;

Y al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús.

Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que {se lo} entregaran.

y lo puso en su sepulcro nuevo que él había excavado en la roca, y después de rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, se fue.

Al día siguiente, que es {el día} después de la preparación, se reunieron ante Pilato los principales sacerdotes y los fariseos,

y le dijeron: Señor, nos acordamos que cuando aquel engañador aún vivía, dijo: ``Después de tres días resucitaré."

Por eso, ordena que el sepulcro quede asegurado hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, se lo roben, y digan al pueblo: ``Ha resucitado de entre los muertos"; y el último engaño será peor que el primero.

Y hablando el ángel, dijo a las mujeres: Vosotras, no temáis; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.

E id pronto, y decid a sus discípulos que El ha resucitado de entre los muertos; y he aquí, El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os {lo} he dicho.

Y he aquí que Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¿Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron.

Entonces Jesús les dijo*: No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.

Y mientras ellas iban, he aquí, algunos de la guardia fueron a la ciudad e informaron a los principales sacerdotes de todo lo que había sucedido.

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado.

VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: ``PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR, HACED DERECHAS SUS SENDAS."

Y predicaba, diciendo: Tras mí viene uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, inclinándome, la correa de sus sandalias.

Y sucedió en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.

Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios,

A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados.

Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.

Y El les dijo*: Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que predique también allí, porque para eso he venido.

y le dijo*: Mira, no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos.

Pero él, en cuanto salió, comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes.

Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa.

Y como no pudieron acercarse a El a causa de la multitud, levantaron el techo {encima} de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico.

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ``Tus pecados te son perdonados", o decir{le:} ``Levántate, toma tu camilla y anda"?

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo* al paralítico):

Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.

Y sucedió que estando Jesús sentado {a la mesa} en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y sus discípulos; porque había muchos de ellos que le seguían.

Al ver los escribas de los fariseos que El comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: ¿Por qué El come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?

Al oír {esto,} Jesús les dijo*: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando; y vinieron* y le dijeron*: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?

Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino {y también} los odres; sino que {se echa} vino nuevo en odres nuevos.

Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas.

Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo?

Y El les dijo*: ¿Nunca habéis leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y sus compañeros,

cómo entró en la casa de Dios en tiempos de Abiatar, {el} sumo sacerdote, y comió los panes consagrados que no es lícito {a nadie} comer, sino a los sacerdotes, y dio también a los que estaban con él?

Otra vez entró {Jesús} en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca.

de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.

Y dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca por causa de la multitud, para que no le oprimieran;

Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

Y les advertía con insistencia que no revelaran su identidad.

Jacobo, {hijo} de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa, hijos del trueno);

Y si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin.

En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen,

pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno.

Y mirando en torno a los que estaban sentados en círculo, a su alrededor, dijo*: He aquí mi madre y mis hermanos.

Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a El una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca {que estaba} en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar.

y aconteció que al sembrar, una parte {de la semilla} cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.

Y El decía: El que tiene oídos para oír, que oiga.

para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS.

Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo;

pero no tienen raíz {profunda} en sí mismos, sino que {sólo} son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan {y caen.}

Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra,

Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.

Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni {nada} ha estado en secreto, sino para que salga a la luz.

Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.

Porque al que tiene, se le dará {más,} pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos?

{Es} como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra,

sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que LAS AVES DEL CIELO pueden ANIDAR BAJO SU SOMBRA.

Pero se levantó* una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca.

Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste que aun el viento y el mar le obedecen?

que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas;

y gritando a gran voz, dijo*: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.

Entonces le rogaba con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.

Y {los demonios} le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.

Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y {la gente} vino a ver qué era lo que había sucedido.

Y los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido {esto} al endemoniado, y lo de los cerdos.

Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle.

Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y {cómo} tuvo misericordia de ti.

Cuando Jesús pasó otra vez en la barca al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de El; así que El se quedó junto al mar.

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