14300 casos

'Que' en la Biblia

Guárdeme mi Dios de hacer esto: ¿había yo de beber la sangre de estos varones que con riesgo de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.

De los tres fue más ilustre que los otros dos, pues era el capitán de ellos; pero no igualó a los tres primeros.

Benaía hijo de Joiada, hijo de un hombre valiente, de grandes hazañas, de Cabseel; que mató a dos hombres de Moab que eran fieros como leones; también descendió y mató a un león dentro de un foso, en tiempo de nieve.

Éstos son los que vinieron a David a Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes ayudadores de la guerra.

e Ismaías gabaonita, valiente entre los treinta, y más que los treinta; y Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita,

Entonces el Espíritu invistió a Amasai, príncipe de treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores; pues que también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la cuadrilla.

Así que viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adna, Jozabad, Micael, Jozabad, Jediael, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés.

Y éste es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en Hebrón, para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová:

De los hijos de Judá que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra.

Y de los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.

Y de Zabulón cincuenta mil, que salían a campaña listos para la batalla, con todo tipo de armas de guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón.

Y también los que les eran vecinos, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron pan en asnos, camellos, mulos y bueyes; y provisión de harina, masas de higos, y pasas, vino y aceite, bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel había alegría.

Y dijo David a todo la congregación de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos por todas partes para llamar a nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y a los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos que se unan con nosotros;

Y toda la congregación dijo que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.

Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta entrar en Hamat, para que trajesen el arca de Dios de Quiriat-jearim.

Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que es en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios que habita entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado.

Y David tuvo pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.

Y no trajo David el arca a su casa, en la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom geteo.

Y el arca de Dios estuvo en casa de Obed-edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de Obed-edom, y todas las cosas que tenía.

E Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, que le edificasen una casa.

Y entendió David que Jehová lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel.

Y éstos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,

Y oyendo los filisteos que David había sido ungido por rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Y como David lo oyó, salió contra ellos.

Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, que yo los entregaré en tus manos.

Y así que oigas venir un estruendo por las copas de los árboles de moras, sal luego a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el ejército de los filisteos.

Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha escogido Jehová para que lleven el arca de Dios y le sirvan perpetuamente.

Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado.

y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado;

Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que constituyesen de sus hermanos a cantores, con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría.

Así Hemán, Asaf, y Etán, que eran cantores, sonaban címbalos de bronce.

Y sucedió que cuando Dios ayudó a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, ellos sacrificaron siete novillos y siete carneros.

Y David iba vestido de lino fino y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino.

Y aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.

Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.

Haced memoria de sus maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca,

del pacto que concertó con Abraham, y de su juramento a Isaac;

No permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes.

Temed ante su presencia toda la tierra: El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.

Resuene el mar, y su plenitud; alégrese el campo, y todo lo que hay en él.

Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; reúnenos, y líbranos de las naciones, para que confesemos tu santo nombre, y nos gloriemos en tus alabanzas.

Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día:

Asimismo a Sadoc el sacerdote, y a sus hermanos los sacerdotes, delante del tabernáculo de Jehová en el alto que estaba en Gabaón,

para que sacrificasen continuamente, a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que Él prescribió a Israel;

Y aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas.

Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.

Y sucedió que en aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo:

Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.

Dondequiera que anduve con todo Israel ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen mi pueblo, para decirles: Por qué no me edificáis una casa de cedro?

Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así dice Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás del rebaño, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;

y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he talado a todos tus enemigos de delante de ti, y te he hecho gran nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

Asimismo he dispuesto lugar a mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en su lugar, y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes,

y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Además te hago saber que Jehová te edificará casa.

Y será que, cuando tus días fueren cumplidos para irte con tus padres, levantaré tu simiente después de ti, que será uno de tus hijos; y afirmaré su reino.

Yo le seré por Padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquél que fue antes de ti;

Y entró el rey David, y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, que me has traído hasta este lugar?

Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo futuro, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios.

¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Pues tú conoces a tu siervo.

Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.

¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?

Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.

Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.

Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo de orar delante de ti.

y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló; y tomó a Gat y sus aldeas de mano de los filisteos.

Y les tomó David mil carros y siete mil hombres de a caballo y veinte mil hombres de a pie: y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.

Y puso David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, trayéndole presentes: porque Jehová daba victoria a David dondequiera que iba.

Tomó también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén.

Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón hizo el mar de bronce, las columnas, y los utensilios de bronce.

Y oyendo Toi rey de Hamat, que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba,

los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y oro que había tomado de todas las naciones, de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

Y puso guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová guardaba a David dondequiera que iba.

Después de estas cosas aconteció que murió Nahas rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo.

Y dijo David: Haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre hizo conmigo misericordia. Así David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su padre. Mas venidos los siervos de David en la tierra de los hijos de Amón a Hanún, para consolarle,

los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para reconocer, e inquirir, y espiar la tierra?

Y fueron unos y dijeron a David de cómo aquellos varones habían sido tratados; y él envió a recibirlos, porque estaban muy avergonzados. Y les hizo decir el rey: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.

Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata, para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba.

Y los hijos de Amón salieron, y ordenaron su tropa a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido, estaban aparte en el campo.

Y viendo Joab que la batalla estaba contra él por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y ordenó su escuadrón contra los sirios.

Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré.

Esfuérzate y mostremos hombría por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y que haga Jehová lo que bien le pareciere.

Se acercó luego Joab y el pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él.

Y los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y entraron en la ciudad. Entonces Joab se volvió a Jerusalén.

Y viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del río, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.

Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a ellos, y ordenó contra ellos su ejército. Y como David hubo ordenado su tropa contra ellos, pelearon contra él los sirios.

Y viendo los sirios de Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David, y fueron sus siervos; y nunca más quiso el sirio ayudar a los hijos de Amón.

Y aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.

Sacó también al pueblo que estaba en ella y les hizo cortar con sierras, con trillos de hierro, y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y se volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; e hirió Sibecai husatita a Sipai, del linaje de los gigantes; y fueron humillados.

Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, contad a Israel desde Beerseba hasta Dan, y traedme el número de ellos para que yo lo sepa.

Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más. Rey señor mío, ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será pernicioso a Israel?

Mas el mandamiento del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén.

Y Joab dio la cuenta del número del pueblo a David. Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.

Ve, y habla a David, y dile: Así dice Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una que yo haga contigo.

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