'Rs' en la Biblia
- 1.Mateo 3:15-Mateo 7:14
- 2.Mateo 7:15-Mateo 11:25
- 3.Mateo 11:26-Mateo 15:14
- 4.Mateo 15:16-Mateo 20:9
- 5.Mateo 20:10-Mateo 23:29
- 6.Mateo 23:30-Mateo 25:41
- 7.Mateo 25:42-Marcos 4:24
- 8.Marcos 4:25-Marcos 10:12
- 9.Marcos 10:14-Marcos 13:36
- 10.Marcos 13:37-Lucas 6:48
- 11.Lucas 6:49-Lucas 10:32
- 12.Lucas 10:33-Lucas 12:51
- 13.Lucas 12:52-Lucas 16:9
- 14.Lucas 16:10-Lucas 19:31
- 15.Lucas 19:40-Lucas 22:70
- 16.Lucas 23:3-Juan 5:40
- 17.Juan 5:41-Juan 8:49
- 18.Juan 8:50-Juan 13:31
- 19.Juan 13:32-Juan 17:8
- 20.Juan 17:9-Apocalipsis 2:7
- 21.Apocalipsis 2:8-Apocalipsis 22:20
Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres.
Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.
Decía también a las multitudes: Cuando veis una nube que se levanta en el poniente, al instante decís: ``Viene un aguacero", y así sucede.
Y cuando sopla el viento del sur, decís: ``Va a hacer calor", y {así} pasa.
¿Hipócritas! Sabéis examinar el aspecto de la tierra y del cielo; entonces, ¿por qué no examináis este tiempo presente?
¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Porque mientras vas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te eche en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun el último centavo.
Respondiendo {Jesús,} les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran {más} pecadores que todos los {demás} galileos, porque sufrieron esto?
Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran {más} deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén?
Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Y les dijo esta parábola: Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella, y no {lo} halló.
Y dijo al viñador: ``Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. Córtala. ¿Por qué ha de cansar la tierra?"
El entonces, respondiendo, le dijo: ``Señor, déjala por este año todavía, hasta que yo cave alrededor de ella, y le eche abono,
y si da fruto el año que viene, {bien;} y si no, córtala."
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad.
Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber?
Y ésta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en día de reposo?
Entonces decía: ¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció y se hizo árbol, y LAS AVES DEL CIELO ANIDARON EN SUS RAMAS.
Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.
Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.
Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y vosotros, estando fuera, comencéis a llamar a la puerta, diciendo: ``Señor, ábrenos", El respondiendo, os dirá: ``No sé de dónde sois."
Entonces comenzaréis a decir: ``Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles;"
y El dirá: ``Os digo que no sé de dónde sois; APARTAOS DE MI, TODOS LOS QUE HACEIS INIQUIDAD."
Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros echados fuera.
Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán {a la mesa} en el reino de Dios.
Y he aquí, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.
Y El les dijo: Id y decidle a ese zorro: ``Yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer {día} cumplo mi propósito."
Sin embargo, debo seguir mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¿Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!
He aquí, vuestra casa se os deja desierta; y os digo que no me veréis {más,} hasta que llegue {el tiempo} en que digáis: ``BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR."
Y dirigiéndose Jesús, a los intérpretes de la ley y a los fariseos, {les} habló diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo, o no?
Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey en un hoyo en día de reposo, y no lo saca inmediatamente?
Cuando seas invitado por alguno a un {banquete} de bodas, no tomes el lugar de honor, no sea que él haya invitado a otro más distinguido que tú,
y viniendo el que te invitó a ti y a él, te diga: ``Dale {el} lugar a éste"; y entonces, avergonzado, tengas que irte al último lugar.
Sino que cuando seas invitado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó, te diga: ``Amigo, ven más adelante"; entonces serás honrado delante de todos los que se sientan {a la mesa} contigo.
Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille será ensalzado.
Y dijo también al que le había convidado: Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu recompensa.
Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos,
y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos.
Pero El le dijo: Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos;
y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: ``Venid, porque ya todo está preparado."
Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: ``He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses."
Y otro dijo: ``He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses."
También otro dijo: ``Me he casado, y por eso no puedo ir."
Cuando el siervo regresó, informó {de todo} esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ``Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos."
Y el siervo dijo: ``Señor, se ha hecho lo que ordenaste, y todavía hay lugar."
Entonces el señor dijo al siervo: ``Sal a los caminos y por los cercados, y oblíga{los} a entrar para que se llene mi casa.
``Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena."
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a {su} mujer e hijos, a {sus} hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene {lo suficiente} para terminarla?
No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él,
diciendo: ``Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar."
¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil {hombres} es {bastante} fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?
Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo.
Por tanto, buena es la sal, pero si también la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada?
No es útil ni para la tierra ni para el muladar; la arrojan fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga.
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?
Al encontrar{la, la} pone sobre sus hombros, gozoso;
y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: ``Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido."
Os digo que de la misma manera, habrá {más} gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallar{la?}
Cuando {la} encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: ``Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido."
De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Y {Jesús} dijo: Cierto hombre tenía dos hijos;
y el menor de ellos le dijo al padre: ``Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió sus bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos.
Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba {nada.}
Entonces, volviendo en sí, dijo: `` ¿Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre!
``Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: `Padre, he pecado contra el cielo y ante ti;
ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores.'"
Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión {por él,} y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó.
Y el hijo le dijo: ``Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: ``Pronto; traed la mejor ropa y vestidlo, y poned un anillo en su mano y sandalias en los pies;
y traed el becerro engordado, matad{lo,} y comamos y regocijémonos;
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas.
Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era {todo} aquello.
Y él le dijo: ``Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo ha recibido sano y salvo."
Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba {que entrara.}
Pero respondiendo él, le dijo al padre: ``Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y {sin embargo,} nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;
pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado."
Y él le dijo: ``Hijo {mío,} tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.
``Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; {estaba} perdido y ha sido hallado."
Decía también {Jesús} a los discípulos: Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: `` ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo."
Y el mayordomo se dijo a sí mismo: `` ¿Qué haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza mendigar.
``Ya sé lo que haré, para que cuando se me destituya de la administración me reciban en sus casas."
Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: `` ¿Cuánto le debes a mi señor?"
Y él dijo: ``Cien barriles de aceite." Y le dijo: ``Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta."
Después dijo a otro: ``Y tú, ¿cuánto debes?" Y él respondió: ``Cien medidas de trigo." El le dijo*: ``Toma tu factura y escribe ochenta."
El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando falten, os reciban en las moradas eternas.
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