'Rs' en la Biblia
- 1.Mateo 3:15-Mateo 7:14
- 2.Mateo 7:15-Mateo 11:25
- 3.Mateo 11:26-Mateo 15:14
- 4.Mateo 15:16-Mateo 20:9
- 5.Mateo 20:10-Mateo 23:29
- 6.Mateo 23:30-Mateo 25:41
- 7.Mateo 25:42-Marcos 4:24
- 8.Marcos 4:25-Marcos 10:12
- 9.Marcos 10:14-Marcos 13:36
- 10.Marcos 13:37-Lucas 6:48
- 11.Lucas 6:49-Lucas 10:32
- 12.Lucas 10:33-Lucas 12:51
- 13.Lucas 12:52-Lucas 16:9
- 14.Lucas 16:10-Lucas 19:31
- 15.Lucas 19:40-Lucas 22:70
- 16.Lucas 23:3-Juan 5:40
- 17.Juan 5:41-Juan 8:49
- 18.Juan 8:50-Juan 13:31
- 19.Juan 13:32-Juan 17:8
- 20.Juan 17:9-Apocalipsis 2:7
- 21.Apocalipsis 2:8-Apocalipsis 22:20
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos;
y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos.
Ya no estoy en el mundo, {pero} ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el {nombre} que me has dado, para que sean uno, así como nosotros.
Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el {nombre} que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos.
Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.
Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.
Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo.
Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.
Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, {estás} en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.
Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la {gloria} que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Oh Padre justo, aunque el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos.
Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: ¿A quién buscáis?
Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. El les dijo*: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos.
Y cuando El les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra.
Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno.
Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber?
Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto.
¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; he aquí, éstos saben lo que he dicho.
Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que {he hablado} mal; pero si {hablé} bien, ¿por qué me pegas?
Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta, o {porque} otros te lo han dicho de mí?
Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.
Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.
Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado.
Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí cerca, dijo* a su madre: ¿Mujer, he ahí tu hijo!
Después dijo* al discípulo: ¿He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia {casa}.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo*: Tengo sed.
Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¿Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Jesús le dijo*: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo*: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo me lo llevaré.
Jesús le dijo*: ¿María! Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: ¡Raboní! (que quiere decir, Maestro).
Jesús le dijo*: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: ``Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios."
Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas {del lugar} donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo*: Paz a vosotros.
Jesús entonces les dijo otra vez: Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, {así} también yo os envío.
Después de decir esto, sopló sobre {ellos} y les dijo*: Recibid el Espíritu Santo.
A quienes perdonéis los pecados, {éstos} les son perdonados; a quienes retengáis los {pecados, éstos} les son retenidos.
Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino* y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo* a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Jesús le dijo*: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y {sin embargo} creyeron.
Entonces Jesús les dijo*: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No.
Y El les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis {pesca.} Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces.
Jesús les dijo*: Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora.
Jesús les dijo*: Venid {y} desayunad. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor.
Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo* a Simón Pedro: Simón, {hijo} de Juan, ¿me amas más que éstos? {Pedro} le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. {Jesús} le dijo*: Apacienta mis corderos.
Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, {hijo} de Juan, ¿me amas? {Pedro} le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. {Jesús} le dijo*: Pastorea mis ovejas.
Le dijo* por tercera vez: Simón, {hijo} de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Apacienta mis ovejas.
En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras.
Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que {Pedro} glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo*: Sígueme.
Jesús le dijo*: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme.
Por eso el dicho se propagó entre los hermanos que aquel discípulo no moriría; pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué?
Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, {les dijo,} oísteis de mí;
pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
{Y} El les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad;
pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y El {respondió:} Yo soy Jesús a quien tú persigues;
levántatequé quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate}>>, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor.
Y el Señor le {dijo:} Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando,
y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel;
porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre.
Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo: ``Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo."
Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles;
porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: ``Más bienaventurado es dar que recibir."
y caí al suelo, y oí una voz que me decía: ``Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Y respondí: `` ¿Quién eres, Señor?" Y El me dijo: ``Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues."
Y yo dije: `` ¿Qué debo hacer, Señor?" Y el Señor me dijo: ``Levántate y entra a Damasco; y allí se te dirá todo lo que se ha ordenado que hagas."
y vi {al Señor} que me decía: ``Apresúrate y sal pronto de Jerusalén porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí."
Pero El me dijo: ``Ve, porque te voy a enviar lejos, a los gentiles."
A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: Ten ánimo, porque como has testificado fielmente de mi causa en Jerusalén, así has de testificar también en Roma.
Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo: ``Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón."
Yo entonces dije: `` ¿Quién eres, Señor?" Y el Señor dijo: ``Yo soy Jesús a quien tú persigues.
``Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti;
librándote del pueblo {judío} y de los gentiles, a los cuales yo te envío,
para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados."
y después de dar gracias, {lo} partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.
De la misma manera {tomó} también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces {la} bebáis en memoria de mí.
Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
Yo soy el Alfa y la Omega --dice el Señor Dios-- el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envía{lo} a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas, yo soy el primero y el último,
y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Escribe, pues, las cosas que has visto, y las que son, y las que han de suceder después de éstas.
En cuanto al misterio de las siete estrellas que viste en mi {mano} derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.
Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: ``El que tiene las siete estrellas en su {mano} derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto:
`Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos.
`Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado.
`Pero tengo {esto} contra ti: que has dejado tu primer amor.
`Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes.
`Sin embargo tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
`El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.'"
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