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'Señor' en la Biblia

Y Nehemías el Tirsata, el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían atento al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es al SEÑOR nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.

Y hallaron escrito en la ley que el SEÑOR había mandado por mano de Moisés, que habitaran los hijos de Israel en cabañas en la fiesta del mes séptimo;

Se levantaron luego sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani, y Quenani, y clamaron en voz alta al SEÑOR su Dios.

Y dijeron los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid al SEÑOR vuestro Dios eternalmente; y bendiga el nombre de tu gloria; alto sobre toda bendición y alabanza.

Tú, eres oh SEÑOR, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y pusiste su nombre Abraham;

Fortificados con sus hermanos, sus nobles, vinieron en juramento de maldición de que andarían en la ley de Dios, que fue dada por mano de Moisés, siervo de Dios; y que guardarían y pondrían por obra todos los mandamientos del SEÑOR nuestro Señor, sus juicios y sus estatutos;

Asimismo echamos suertes para la provisión de madera {entre} los sacerdotes, los levitas y el pueblo para que la traigan a la casa de nuestro Dios, conforme a nuestras casas paternas, en los tiempos fijados cada año, para quemar sobre el altar del SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley;

Y que cada año traeríamos las primicias de nuestra tierra, y las primicias de todo fruto de todo árbol cada año, a la Casa del SEÑOR.

pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escribir, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo: Que todo varón sea señor en su casa; y que se publique esto en la lengua de su pueblo.

Y dijo el SEÑOR a Satanás: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satanás al SEÑOR, dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.

Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?

Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante del SEÑOR, y vino también entre ellos Satanás compareciendo delante del SEÑOR.

Y dijo el SEÑOR a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás al SEÑOR, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.

Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal, y que aún retiene su perfección, habiéndome tú incitado contra él, para que lo arruinara sin causa?

¿Qué cosa de todas éstas no entiende que la mano del SEÑOR la hizo?

Además de eso respondió el SEÑOR a Job y dijo:

Entonces respondió el SEÑOR a Job desde el torbellino, y dijo:

Y aconteció que después que habló el SEÑOR estas palabras a Job, el SEÑOR dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.

Fueron pues Elifaz temanita, y Bildad suhita, y Zofar naamatita, e hicieron como el SEÑOR les mandó; y el SEÑOR recibió a Job.

Y vinieron a él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que el SEÑOR había traído sobre él. Y cada uno de ellos le dio una cordera, y un zarcillo de oro.

¡Oh SEÑOR, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.

Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.

Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.

SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;

Levántate, oh SEÑOR, con tu furor; álzate a causa de las iras de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

El SEÑOR juzgará los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.

Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

El SEÑOR fue conocido en el juicio que hizo; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. (Meditación para siempre. Selah.)

Levántate, oh SEÑOR; no se fortalezca el hombre; sean juzgados los gentiles delante de ti.

Tale el SEÑOR todos los labios lisonjeros; la lengua que habla grandezas,

que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es señor?

Tú, SEÑOR, los guardarás; guárdalos para siempre de esta generación.

El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

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