'Solemnemente' en la Biblia
Y Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los hijos de Israel, diciendo: Ciertamente os visitará Dios, y {entonces} llevaréis de aquí mis huesos con vosotros.
Ahora pues, oye su voz. Sin embargo, les advertirás solemnemente y les harás saber el proceder del rey que reinará sobre ellos.
Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, madrugando, protestando y diciendo: Oíd mi voz.
Y con muchas otras palabras testificaba solemnemente y les exhortaba diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio en muchas aldeas de los samaritanos.
Cuando Silas y Timoteo descendieron de Macedonia, Pablo se dedicaba por completo a la {predicación de la} palabra, testificando solemnemente a los judíos que Jesús era el Cristo.
testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones.
Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios.
{y} que nadie peque y defraude a su hermano en este asunto, porque el Señor es {el} vengador en todas estas cosas, como también antes os lo dijimos y advertimos solemnemente.
Os encargo solemnemente por el Señor que se lea esta carta a todos los hermanos.
Te encargo solemnemente en la presencia de Dios y de Cristo Jesús y de {sus} ángeles escogidos, que conserves estos {principios} sin prejuicios, no haciendo nada con {espíritu de} parcialidad.
Recuérda{les} esto, encargándo{les} solemnemente en la presencia de Dios, que no contiendan sobre palabras, {lo cual} para nada aprovecha {y lleva} a los oyentes a la ruina.
Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: