7827 casos en 6 traducciones

'Su' en la Biblia

Tras él restauró Hananías hijo de Selemías, y Hanún hijo sexto de Salaf, la otra medida. Después de él restauró Mesulam, hijo de Berequías, enfrente de su cámara.

Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Aun lo que ellos edifican, si subiere una zorra derribará su muro de piedra.

Oye, oh Dios nuestro, que somos en menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y dalos en despojo en la tierra de su cautiverio.

Y no cubras su iniquidad, ni su pecado sea raído delante de tu rostro; porque se airaron contra los que edificaban.

Y sucedió que cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, Dios disipó el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su obra.

Los que edificaban en el muro, y los que llevaban cargas y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían su arma.

Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban y el que tocaba el shofar estaba junto a mí.

También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado se quede dentro de Jerusalén, y hágannos de noche centinela, y de día a la obra.

Ni yo, ni mis hermanos, ni mis sirvientes, ni los hombres de la guardia que me seguían, ninguno de nosotros se quitó la ropa; cada uno {llevaba} su arma en la mano.

Se rebeló mi corazón dentro de mí, y contendí con los nobles y con los oficiales y les dije: Estáis cobrando usura cada uno a su hermano. Y congregué contra ellos una gran asamblea.

Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su hacienda a todo varón que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron al SEÑOR. Y el pueblo hizo conforme a esta promesa.

Entonces Sanbalat me envió a su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,

en la cual estaba escrito: Se ha oído entre los gentiles, y Gesem lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;

Pero yo dije: ¿Huir un hombre como yo? ¿Acaso uno como yo entraría al templo para salvar su vida? No entraré.

Entonces me di cuenta de que ciertamente Dios no lo había enviado, sino que había dicho su profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat le habían pagado.

Y aconteció que cuando se enteraron todos nuestros enemigos y {lo} vieron todas las naciones que {estaban} alrededor nuestro, desfalleció su ánimo; porque reconocieron que esta obra había sido hecha {con la ayuda} de nuestro Dios.

Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado la hija de Mesulam, hijo de Berequías.

y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aun con los guardas presentes, cierren las puertas, y atrancad. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su guardia, y cada uno delante de su casa.

Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que hizo pasar Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad;

Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:

Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron echados del sacerdocio por contaminados.

Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías, y Maasías, a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías, y Mesulam.

Y Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, y Pelaía, levitas, hacían callar al pueblo para que la ley se entendiera; y el pueblo estaba en su lugar.

Entonces Nehemías, que era el gobernador, y Esdras, el sacerdote {y} escriba, y los Levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: ``Este día es santo para el SEÑOR su Dios; no se entristezcan, ni lloren." Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley.

Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.

Se levantaron luego sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani, y Quenani, y clamaron en voz alta al SEÑOR su Dios.

Entonces los Levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías {y} Petaías, dijeron: ``Levántense, bendigan al SEÑOR su Dios por siempre y para siempre. Sea bendito Tu glorioso nombre Y exaltado sobre toda bendición y alabanza.

Tú, eres oh SEÑOR, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y pusiste su nombre Abraham;

y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste con él pacto para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo, y del gergeseo, para darla a su simiente; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.

Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y escuchaste su clamor junto al mar Rojo.

y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; e hiciste nombre grande, como lo es en este día.

Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y les prometiste que entraran a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.

y no quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Tú empero, eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo para la ira, y de mucha misericordia, porque no los dejaste.

Porque los hijos vinieron y poseyeron la tierra; y humillaste delante de ellos a los moradores de la tierra, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hicieran de ellos a su voluntad.

Y los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvaren de mano de sus enemigos.

Y les protestaste que se volvieran a tu ley; mas ellos hicieron soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios (los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá); y dieron hombro renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.

Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.

He aquí que hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comieren su fruto y su bien.

Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras bestias, conforme a su voluntad, y estamos en gran angustia.

Y éstos son las cabezas de la provincia que moraron en Jerusalén; mas en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión en sus ciudades, de Israel, de los sacerdotes, levitas, netineos, y de los hijos de los siervos de Salomón.

Y Joel, hijo de Zicri, {era} su superintendente, y Judá, hijo de Senúa, {era} segundo en el mando de la ciudad.

y sus parientes, guerreros valientes, ciento veintiocho. Y su superintendente {era} Zabdiel, hijo de Gedolim.

Y el resto de Israel, de los sacerdotes, y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.

Y Bacbucías y Unni, sus hermanos, cada cual en su ministerio.

Las cabezas de los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de ellos, para alabar y para rendir gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su turno.

Luego los dos coros tomaron su lugar en la casa de Dios. También yo, y la mitad de los oficiales conmigo,

y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Los cantores cantaban, con su director Izrahías,

Y guardaban la observancia de su Dios, y la observancia de la purificación, y los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo.

Y todo Israel en días de Zorobabel, y en días de Nehemías, daba las porciones de los cantores y de los porteros, cada cosa en su día; y lo santificaban a los levitas, y los levitas lo santificaban a los hijos de Aarón.

Y entendí que las partes de los levitas no se les habían dado; y que los levitas y cantores que hacían la obra habían huido cada uno a su heredad.

Y reprendí a los magistrados, y dije: ¿Por qué está la Casa de Dios desamparada? Y los junté, y los puse en su lugar.

Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad {era} repartir {las raciones} a sus parientes.

¿No hicieron lo mismo vuestros padres, y nuestro Dios trajo sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta aflicción? Vosotros, pues, aumentáis {su} furor contra Israel al profanar el día de reposo.

De sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y ninguno de ellos podía hablar la lengua de Judá, sino la lengua de su propio pueblo.

¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él hicieron ofender las mujeres extranjeras.

Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse las ordenanzas a los sacerdotes y levitas, a cada uno en su obra;

que en aquellos días, cuando se asentó el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa, el palacio.

en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y siervos, teniendo delante de él la fuerza de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,

para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, y la honra de la hermosura de su grandeza, por muchos días, ciento ochenta días.

Y la bebida fue según esta ley: Que nadie se constriñere; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa; que se hiciere según la voluntad de cada uno.

que trajeran a la reina Vasti delante del rey con la corona del reino, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su hermosura; porque era hermosa de parecer.

Y la reina Vasti no quiso venir a la orden del rey, enviada por mano de los eunucos; y se enojó el rey mucho, y se encendió en él su ira.

Porque la conducta de la reina llegará a conocerse por todas las mujeres y hará que ellas miren con desdén a sus maridos, y digan: ``El rey Asuero ordenó que la reina Vasti fuera llevada a su presencia, pero ella no fue."

Si parece bien al rey, salga mandamiento real delante de él, y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, que no sea traspasado: Que no venga más Vasti delante del rey Asuero; y dé el rey su reino a su compañera que sea mejor que ella.

Y la sentencia que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.

pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escribir, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo: Que todo varón sea señor en su casa; y que se publique esto en la lengua de su pueblo.

y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que junte todas las jóvenes vírgenes de buen parecer en Susa, el palacio, en la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai, eunuco del rey, guarda de las mujeres, dándoles lo que necesitan para su purificación;

Y había criado a Hadasa, que es Ester, hija de su tío, porque no tenía padre ni madre; y la joven era de hermosa forma y de buen parecer; y como su padre y su madre murieron, Mardoqueo la había tomado por hija suya.

Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento del rey y su ley, y siendo reunidas muchas jóvenes en Susa, el palacio, a cargo de Hegai, fue tomada también Ester para casa del rey, al cuidado de Hegai, guarda de las mujeres.

Y aquella joven agradó en sus ojos, y halló misericordia delante de él; por lo que hizo darle prestamente lo necesario para su purificación y sus raciones, dándole también siete convenientes doncellas de la casa del rey; y la pasó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.

Ester no declaró su pueblo ni su nacimiento; porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarare.

Cuando le tocaba a cada joven venir al rey Asuero, al cumplirse sus doce meses, según las ordenanzas para las mujeres, pues los días de su embellecimiento se cumplían así: seis meses con óleo de mirra y seis meses con especias y cosméticos para las mujeres,

Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.

Y el rey amó a Ester sobre todas las mujeres, y halló gracia y misericordia delante de él más que todas las vírgenes; y puso la corona del reino en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.

Y Ester, según le tenía mandado Mardoqueo, no había declarado su nacimiento ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando estaba en crianza con él.

Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo ensalzó, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.

Y Amán dijo al rey Asuero: ``Hay un pueblo esparcido y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de su reino; sus leyes son diferentes de {las} de todos {los demás} pueblos, y no guardan las leyes del rey, así que no conviene al rey dejarlos {vivos}.

Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos,

Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los virreyes del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.

Y fueron enviadas cartas por mano de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, matar, y echar a perder a todos los judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.

Y en cada provincia donde el mandamiento del rey y su ley llegaba, tenían los judíos grande luto, ayuno, lloro, y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.

Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le ordenó {ir} a Mardoqueo para saber qué {era} aquello y por qué.

Le dio también la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susa para que fueran destruidos, a fin de que la mostrara a Ester y se lo declarare, y le encargara que fuera al rey a suplicarle, y a pedir delante de él por su pueblo.

Y aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y se puso en el patio de adentro de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono real en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.

Y cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que {estaba} en su mano. Ester entonces se acercó y tocó el extremo del cetro.

Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo.

Mas se refrenó Amán, y vino a su casa, y envió, e hizo venir sus amigos, y a Zeres su mujer.

Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mí?

traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza;

Contó luego Amán a Zeres su mujer, y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido; y le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la simiente de los judíos es el Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás; antes caerás por cierto delante de él.

Y respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para obrar así?

Public Domain

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso