470 casos

'Su' en la Biblia

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

«Salmo de David, cuando huía de adelante de Absalón su hijo» ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.

Tú diste alegría a mi corazón, más que la de ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.

Si no se convierte, Él afilará su espada: Ha tensado ya su arco, lo ha preparado.

Su maldad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.

Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.

¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad hasta que no halles ninguna.

¡Oh que de Sión viniese la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche contra su prójimo

Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;

De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños.

En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios: Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos.

Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por Él encendidos.

Hizo de las tinieblas su escondedero, su pabellón en derredor de sí; oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; granizo y carbones encendidos.

Y tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones encendidos.

Y éste, como un novio que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.

De un extremo de los cielos es su salida, y su giro hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

Grande es su gloria en tu salvación; honra y majestad has puesto sobre él.

Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, y fuego los consumirá.

Su fruto destruirás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.

Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó.

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de Él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida de su propia alma.

Vendrán, y anunciarán su justicia a un pueblo que ha de nacer, le dirán que Él hizo esto.

Su alma reposará en bienestar, y su simiente heredará la tierra.

Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean; y yo ofreceré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y entonaré salmos a Jehová.

No me arrebates a una con los malos, y con los obradores de iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, pero la maldad está en su corazón.

Dales conforme a su obra, y conforme a la maldad de sus hechos: Dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga.

La voz de Jehová hace parir a las ciervas, y desnuda los bosques: En su templo todos los suyos proclaman su gloria.

Bendito Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.

«Salmo de David: Masquil» Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

Desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.

Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado.

«Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue» Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca.

Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa hicieron hoyo para mi alma.

Y mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación.

Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!

No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Lo hemos devorado!

Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que se complace en la prosperidad de su siervo.

Reina Valera Gómez (© 2010)