6015 casos

'Su' en la Biblia

Y cuando se cortaba el cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.

Se levantó por tanto Joab, y vino a Absalón a su casa, y le dijo: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos a mis tierras?

Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.

Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.

Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada.

También envió Absalón por Ahitofel gilonita, del consejo de David, a Gilo su ciudad, mientras hacía sus sacrificios. Y fue hecha una grande conjuración, y el pueblo con Absalón se iba aumentando.

El rey entonces salió, con toda su casa a pie; y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardasen la casa.

Y todos sus siervos pasaban a su lado, y todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, e iban delante del rey.

Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos del SEÑOR, él me volverá, y me hará ver a ella y a su tabernáculo.

Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y subieron llorando así como subían.

Y cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai araquita que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.

y echando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo, y todos los hombres valientes estaban a su diestra y a su siniestra.

¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.

Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.

Y cuando Husai vino a Absalón, le habló Absalón, diciendo: Así ha dicho Ahitofel; ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.

Pero fueron vistos por un joven, el cual lo dijo a Absalón; sin embargo los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual ellos descendieron.

Y Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó, y se fue a su casa en su ciudad; y ordenó su casa, y se ahorcó y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.

Y respondió Joab: No es razón que yo te ruegue. Y tomando tres dardos en su mano, los hincó en el corazón de Absalón, que aun estaba vivo en medio del alcornoque.

Y en vida Absalón había tomado y levantado una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho entre si : Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna de su nombre; y así se llamó el Lugar de Absalón, hasta hoy.

Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: Yo correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo el SEÑOR ha defendido su causa de la mano de sus enemigos.

Y se volvió aquel día la salud en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo.

Y el rey David envió a Sadoc y a Abiatar sacerdotes, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en volver el rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha venido al rey de volverle a su casa?

Y dijo al rey: No me impute mi señor mi iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día que mi señor el rey salió de Jerusalén, para guardarlos el rey en su corazón;

También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz.

Y Mefi-boset dijo al rey: Y aun tómelas él todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

Y he aquí todos los varones de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los varones de Judá, nuestros hermanos, te han hurtado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los varones de David con él?

Así se fueron de en pos de David todos los varones de Israel, y seguían a Seba hijo de Bicri; mas los que eran de Judá fueron adheridos a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.

Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en una casa bajo guardia, y les dio de comer; pero nunca más entró a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.

Y estando ellos junto a la grande peña que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido sobre su ropa que tenía puesto, sobre la cual tenía ceñido un cuchillo pegado a sus lomos en su vaina, el cual salió y cayó.

Y Amasa no se cuidó del cuchillo que Joab tenía en la mano; y él le hirió con el cuchillo en la quinta costilla , y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai persiguieron a Seba hijo de Bicri.

La cosa no es así; mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será echada desde el muro.

La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y la echaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se esparcieron todos de la ciudad, cada uno a su estancia. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros pleito sobre plata ni sobre oro con Saúl, y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis os haré.

Entonces David fue, y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los varones de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando deshicieron los filisteos a Saúl en Gilboa;

y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y juntaron también los huesos de los colgados,

y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Después se aplacó Dios con la tierra.

cuando tuve angustia, invoqué al SEÑOR, y clamé a mi Dios; y desde su santo templo él oyó mi voz; cuando mi clamor llegó a sus oídos.

Subió humo de sus narices, y de su boca fuego consumidor, por el cual se encendieron carbones.

Del resplandor de su presencia se encendieron ascuas ardientes.

Entonces aparecieron los manantiales del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión del SEÑOR, al resoplido del aliento de su nariz.

El que engrandece las saludes de su rey, y hace misericordia a su ungido David, y a su simiente, para siempre.

sino que el que quiere tocar en ellas, se arma de hierro y de asta de lanza, y son quemadas en su lugar.

Este, levantándose, hirió a los filisteos, hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día el SEÑOR hizo gran salud; y se volvió el pueblo en pos de él solamente a tomar el despojo.

Lejos sea de mí, oh SEÑOR, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Estos tres valientes hicieron esto.

Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de tres; el cual alzó su lanza contra trescientos, los cuales mató; y tuvo nombre entre los tres.

También hirió él a un egipcio, hombre de grande estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano; mas descendió a él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza.

De los treinta fue el más noble; pero no llegó a los tres primeros . Y lo puso David en su consejo.

Y después que David hubo contado el pueblo, le herió su corazón; y dijo David al SEÑOR: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto ; mas ahora, oh SEÑOR, te ruego que traspases el pecado de tu siervo, porque yo he obrado muy locamente.

Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, el SEÑOR se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía el pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Entonces el ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti esta era, para edificar en ella altar al SEÑOR, a fin de que la mortandad cese del pueblo.

Le dijeron, por tanto , sus siervos: Busquen a mi señor el rey una joven virgen, para que esté delante del rey, y lo caliente, y duerma a su lado, y calentará a nuestro señor el rey.

Y su padre nunca lo entristeció en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Y también éste era de hermoso parecer; y lo había engendrado después de Absalón.

mas no convidó a Natán profeta, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano.

E hicieron saber al rey, diciendo: He aquí está Natán profeta; el cual cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.

Entonces Betsabé se inclinó al rey, su rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David para siempre.

De la manera que el SEÑOR ha sido con mi señor el rey, así sea con Salomón; y él haga mayor su trono que el trono de mi señor el rey David.

Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.

Ellos entonces se espantaron, y se levantaron todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue cada uno por su camino.

Y fue hecho saber a Salomón, diciendo: He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón; porque ha tomado los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a cuchillo a su siervo.

para que confirme el SEÑOR la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón del trono de Israel.

Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies.

Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y fue su reino firme en gran manera.

Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a mi hermano; porque por el SEÑOR era suyo.

Y vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó a ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner una silla a la madre del rey, la cual se sentó a su diestra.

Y el rey Salomón respondió, y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino, porque él es mi hermano mayor; y tiene también a Abiatar sacerdote, y a Joab hijo de Sarvia.

Y el rey Salomón juró por el SEÑOR, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, que contra su vida ha hablado Adonías esta palabra.

Y el SEÑOR hará tornar su sangre sobre su cabeza; que él ha muerto dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a cuchillo sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.

La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su simiente perpetuamente; mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte del SEÑOR.

Entonces Benaía hijo de Joiada subió, y lo hirió, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.

Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiatar.

Se levantó entonces Simei, y enalbardó su asno, y fue a Gat, a Aquis, a procurar sus siervos. Fue, pues, Simei, y volvió sus siervos de Gat.

Y Salomón hizo parentesco en Faraón rey de Egipto, porque tomó por mujer la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa del SEÑOR, y los muros de Jerusalén alrededor.

Mas Salomón amó al SEÑOR, andando en la institución de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba perfumes en los altos.

Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según la manera que él anduvo delante de ti con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.

Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.

Y se levantó a medianoche, y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y me puso a mi lado su hijo muerto.

Entonces la mujer cuyo era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ruego, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; sino partidlo.

Entonces el rey respondió, y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis: ella es su madre.

Y tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecer por un mes en el año.

Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.

Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno su mes; y hacían que nada faltase.

Y venían de todos los pueblos a oír la sabiduría de Salomón, y de todos los reyes de la tierra, donde había llegado la fama de su sabiduría.

Hiram rey de Tiro envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en lugar de su padre; porque Hiram había siempre amado a David.

Tú sabes como mi padre David no pudo edificar casa al nombre del SEÑOR su Dios, por las guerras que le cercaron, hasta que el SEÑOR puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte mil coros de aceite limpio; esto daba Salomón a Hiram cada año.

los cuales enviaba al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por su turno, viniendo así a estar un mes en el Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba sobre aquel tributo.

Y el portal delante del templo de la Casa, de veinte codos de largo, según la anchura de la Casa, y su ancho era de diez codos delante de la Casa.

Mas su casa la edificó Salomón en trece años, y la acabó toda.

el cual era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre había sido de Tiro; que labraba en bronce, lleno de sabiduría y de inteligencia y saber en toda obra de bronce. Este pues vino al rey Salomón, e hizo toda su obra.

Estas columnas puso enhiestas en el portal del templo. Y cuando hubo enhestado la columna de la mano derecha, le puso por nombre Jaquín (El SEÑOR establece ); y enhestando la columna de la mano izquierda, le puso su nombre Boaz (Solo en El hay fortaleza ).

Hizo asimismo un mar de fundición, de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.

Y cercaban aquel mar por debajo de su labio en derredor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos órdenes, las cuales habían sido fundidas cuando él fue fundido.

El grueso del mar era de un palmo, y su labio era labrado como el labio de un cáliz, o de flor de lis; y cabían en él dos mil batos.

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