6015 casos

'Su' en la Biblia

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio de Dios en sí mismo; el que no cree a Dios, ha hecho mentiroso a Dios, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha testificado de su Hijo.

Y este es el testimonio, que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

Porque ellos salieron por amor de su Nombre, no tomando nada de los gentiles.

De la misma manera también estos engañados soñadores ensucian su carne, y menosprecian la Potestad, y vituperan las potestades superiores.

Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus deseos; y su boca habla cosas soberbias, teniendo en admiración las personas por causa del provecho.

A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin pecado, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría,

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era, y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono;

Escribe al ángel de la Iglesia de Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas:

Y cuando él hubo abierto el tercer sello, oí al tercer animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él, tenía un yugo en su mano.

Y les fue dado que no los matasen, sino que los atormentasen cinco meses. Y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre.

Porque su potencia está en su boca y en sus colas. Porque sus colas eran semejantes a serpientes que tienen cabezas, y por ellas dañan.

Y tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.

Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba de parto, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese nacido.

Y ella dio a luz un hijo varón, el cual había de regir todos los gentiles con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo.

Y fueron dadas a la mujer dos alas del gran águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto a su lugar, donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

Y la tierra ayudó a la mujer; y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca.

Y la bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como pies de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder, y su trono, y grande potestad.

Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fue curada; y toda la tierra maravillada, siguió a la bestia.

Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su Nombre, y su Tabernáculo, y los que moran en el cielo.

y que ninguno pueda comprar o vender, sino el que tiene la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la marca en su frente, o en su mano,

éste también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero;

Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda.

Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.

Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y la envió al grande lagar de la ira de Dios.

Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y vi los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su marca, y del número de su nombre, estar sobre el mar semejante al vidrio, teniendo las arpas de Dios.

Y fue el templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia; y ninguno podía entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete plagas de los siete ángeles.

Y el segundo ángel derramó su copa en el mar, y fue vuelto en sangre, como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar.

Y el cuarto ángel derramó su copa contra el sol, y le fue dado que afligiese a los hombres con calor por fuego.

Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo desde el trono, diciendo: Hecho es.

Y descendió del cielo sobre los hombres un gran granizo cada piedra como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue hecha muy grande.

con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.

Y la mujer estaba vestida de púrpura y de grana, y dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación;

Estos tienen un consejo, y darán su potencia y autoridad a la bestia.

porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que a él place, que hagan una voluntad y que den su reino a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios.

Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia, y la tierra fue alumbrada de su gloria;

Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto.

Y la llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio,

Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido por ella, se pondrán lejos de ella por el temor de su tormento, llorando y lamentando,

y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Cuál era semejante a esta gran ciudad?

Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército.

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo será con ellos y será su Dios.

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