'Ciudad' en la Biblia
En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades, y exterminamos a hombres, mujeres y niños de cada ciudad. No dejamos ningún sobreviviente.
Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el arroyo, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapara de nosotros; todas las entregó el SEÑOR nuestro Dios delante de nosotros.
Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos; sesenta ciudades, toda la región de Argob, del reino de Og en Basán.
Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, destruyendo toda ciudad, hombres, mujeres, y niños.
"Porque sólo Og, rey de Basán, quedaba de los gigantes. Su cama era una cama de hierro; está en Rabá, ciudad de los Amonitas. Tenía 4 metros (9 codos) de largo y 1.6 metros de ancho, según el codo de un hombre (la distancia del codo al fin de mano, 45 cm).
Hombres, hijos de Belial, han salido de en medio de ti, que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también sus bestias a filo de espada.
Y juntarás todo el despojo de ella en medio de su plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su despojo, todo ello, al SEÑOR tu Dios: y será un montón para siempre; nunca más se edificará.
entonces sacarás al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, a la puerta de la ciudad, hombre o mujer, y los apedrearás con piedras, y así morirán.
entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del pariente vengador \'
Cuando te acercares a una ciudad para combatirla, le proclamarás la paz.
Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que hubiere en la ciudad, todos sus despojos, tomarás para ti; y comerás del despojo de tus enemigos, los cuales el SEÑOR tu Dios te entregó.
Cuando pusieres cerco a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruyas su arboleda metiendo en ella hacha, porque de ella comerás; y no la talarás, (porque el árbol del campo es la vida del hombre) para emplearla en el cerco.
Mas el árbol que supieres que no es árbol para comer, lo destruirás y lo talarás, y edificarás baluarte contra la ciudad que pelea contigo, hasta sojuzgarla.
y será, que los ancianos de aquella ciudad, de la ciudad más cercana al muerto, tomarán una becerra que no haya servido, que no haya traído yugo;
y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra a un valle áspero, que nunca haya sido arado ni sembrado, y cortarán la cerviz a la becerra allí en el valle.
Y todos los ancianos de aquella ciudad más cercana al muerto lavarán sus manos sobre la becerra degollada en el valle.
entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán a los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar suyo;
y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no oye nuestra voz; es glotón y borracho.
Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán con piedras, y morirá; así quitarás el mal de tu tierra; y todo Israel oirá, y temerá.
entonces el padre de la joven y su madre tomarán, y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta.
y, he aquí, él le pone tachas de algunas cosas, diciendo: No he hallado tu hija virgen; pero, he aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana delante de los ancianos de la ciudad.
Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán;
entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán con piedras los hombres de su ciudad, y morirá; por cuanto hizo locura en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.
Cuando fuere joven virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella;
entonces los sacaréis a ambos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis con piedras, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque forzó a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.
Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él; y si él se levantare, y dijere: No quiero tomarla,
Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.
Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.
Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que está en tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley.
y el mediodía, y la campiña, la vega de Jericó, ciudad de las palmas, hasta Zoar.
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