2313 casos

'Él' en la Biblia

Mas uno de los mozos avisó a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, y él los desdeñó.

Ahora pues, reflexiona y mira lo que has de hacer, porque el mal {ya} está determinado contra nuestro señor y contra toda su casa, y él es un hombre tan indigno que nadie puede hablarle.

Y David había dicho: Ciertamente, en vano he guardado todo lo que este {hombre} tiene en el desierto, de modo que nada se perdió de todo lo suyo; y él me ha devuelto mal por bien.

Ruego a mi señor que no haga caso a este hombre indigno, Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú, mi señor, enviaste.

Entonces Abigail regresó a Nabal, y he aquí, él tenía un banquete en su casa, como el banquete de un rey. Y el corazón de Nabal estaba alegre, pues estaba muy ebrio, por lo cual ella no le comunicó nada hasta el amanecer.

Pero sucedió que por la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, su mujer le contó estas cosas, y su corazón se quedó {como} muerto dentro de él, y se puso {como} una piedra.

Y acampó Saúl en la colina de Haquila, que está frente a Jesimón, junto al camino, y David permanecía en el desierto. Cuando vio que Saúl venía tras él al desierto,

Se levantó David y vino al lugar donde Saúl había acampado. Y vio David el lugar donde estaban acostados Saúl y Abner, hijo de Ner, el comandante de su ejército; Saúl dormía en medio del campamento y el pueblo estaba acampado alrededor de él.

Y David y Abisai llegaron de noche al campamento, y he aquí, Saúl estaba durmiendo en medio del campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y la gente estaban acostados alrededor de él.

Se levantó, pues, David y se pasó con los seiscientos hombres que {estaban} con él a Aquis, hijo de Maoc, rey de Gat.

Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con los de su casa; David con sus dos mujeres Ahinoam jezreelita, y Abigail la de Carmel, viuda de Nabal.

Saúl se disfrazó poniéndose otras ropas y fue con dos hombres; llegaron a la mujer de noche, y él dijo: Te ruego que evoques por mí a un espíritu, y que hagas subir al que yo te diga.

Entonces la mujer dijo: ¿A quién debo hacerte subir? Y él respondió: Tráeme a Samuel.

Y él le dijo: ¿Qué forma tiene? Y ella dijo: Un anciano sube, y está envuelto en un manto. Y Saúl conoció que era Samuel, e inclinando su rostro a tierra, se postró ante él.

Pero él rehusó, y dijo: No comeré. Sin embargo, sus siervos juntamente con la mujer le insistieron, y él los escuchó. Se levantó, pues, del suelo y se sentó en la cama.

Entonces los jefes de los filisteos dijeron: ¿Qué {hacen aquí} estos hebreos? Y Aquis dijo a los jefes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl, rey de Israel, que ha estado conmigo estos días, o {más bien} estos años, y no he hallado falta en él desde el día en que se pasó {a mí} hasta hoy?

Pero los jefes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Haz volver a ese hombre y que se vuelva al lugar que le asignaste, y no le permitas que descienda a la batalla con nosotros, no sea que en la batalla se convierta en nuestro adversario. Pues, ¿con qué podría hacerse él aceptable a su señor? ¿No {sería} con las cabezas de estos hombres?

David, pues, se levantó temprano, él y sus hombres, para salir por la mañana y regresar a la tierra de los filisteos. Y los filisteos subieron a Jezreel.

Entonces David y la gente que {estaba} con él alzaron su voz y lloraron, hasta que no les quedaron fuerzas para llorar.

Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que {estaban} con él, y llegaron hasta el torrente Besor, {donde} se quedaron algunos rezagados.

Pero David siguió adelante, él y cuatrocientos hombres, porque doscientos, que estaban demasiado fatigados para cruzar el torrente Besor, se quedaron {atrás.}

Y David le dijo: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y él dijo: Soy un joven de Egipto, siervo de un amalecita; mi amo me dejó atrás cuando me enfermé hace tres días.

Entonces David le dijo: ¿Me llevarás a esa banda? Y él respondió: Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en manos de mi amo, y te llevaré a esa banda.

Cuando David llegó a {donde estaban} los doscientos hombres que, demasiado fatigados para seguir a David, se habían quedado en el torrente Besor, {éstos} salieron al encuentro de David y del pueblo que {estaba} con él, y David se acercó al pueblo y los saludó.

Y así ha sido desde aquel día en adelante, en que él lo estableció como estatuto y ordenanza para Israel hasta el día de hoy.

Al ver su escudero que Saúl había muerto, él también se echó sobre su espada y murió con él.

Y David le dijo: ¿De dónde vienes? Y él le respondió: Me he escapado del campamento de Israel.

David le preguntó: ¿Qué aconteció? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo ha huido de la batalla, y también muchos del pueblo han caído y han muerto; también Saúl y su hijo Jonatán han muerto.

Al mirar él hacia atrás, me vio y me llamó. Y dije: ``Heme aquí."

Y él me dijo: `` ¿Quién eres?" Y le respondí: ``Soy amalecita."

Entonces él me dijo: ``Te ruego que te pongas junto a mí y me mates, pues la agonía se ha apoderado de mí, porque todavía estoy con vida."

Me puse, pues, junto a él y lo maté, porque yo sabía que él no podía vivir después de haber caído. Tomé la corona que {estaba} en su cabeza y la pulsera que {estaba} en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.

Entonces David agarró sus ropas y las rasgó, y {así hicieron} también todos los hombres que {estaban} con él.

Dijo David al joven que se lo había contado: ¿De dónde eres? Y él respondió: Soy hijo de un extranjero, un amalecita.

Llamando David a uno de los jóvenes, {le} dijo: Ve, mátalo. Y él lo hirió, y murió.

Y trajo David a los hombres que {estaban} con él, cada uno con su familia; y habitaron en las ciudades de Hebrón.

Y miró atrás Abner, y dijo: ¿Eres tú Asael? Y él respondió: Yo soy.

Pero él rehusó apartarse; por tanto, Abner lo hirió en el estómago con el regatón de la lanza, y la lanza le salió por la espalda; allí cayó, y allí mismo murió. Y sucedió que todos los que venían al lugar donde Asael había caído y muerto, se detenían.

Así haga Dios a Abner, y aún más, si lo que el SEÑOR ha jurado a David no lo obtengo para él:

Y él ya no pudo responder a Abner ni una palabra, porque le temía.

Y él respondió: Muy bien. Haré pacto contigo, pero una cosa demando de ti: No verás mi rostro a menos de que cuando vengas a verme traigas a Mical, la hija de Saúl.

Pero su marido fue con ella, llorando mientras iba, y la siguió hasta Bahurim. Entonces Abner le dijo: Ve, vuélvete. Y él se volvió.

Llegó Abner adonde {estaba} David, en Hebrón, y con él veinte hombres. Y David preparó un banquete para Abner y los hombres que lo acompañaban.

Y Abner dijo a David: Me levantaré e iré a reunir a todo Israel junto a mi señor el rey para que hagan un pacto contigo, y seas rey sobre todo lo que tu corazón desea. Entonces David despidió a Abner, y él se fue en paz.

He aquí, los siervos de David y Joab vinieron de hacer una incursión trayendo consigo mucho botín; pero Abner no estaba con David en Hebrón, porque él lo había despedido y se había ido en paz.

Cuando llegó Joab y todo el ejército que {estaba} con él, le dieron aviso a Joab, diciendo: Abner, hijo de Ner, vino al rey, y él lo ha despedido y se ha ido en paz.

Entonces vino Joab al rey y dijo: ¿Qué has hecho? He aquí, Abner vino a ti; ¿por qué, pues, lo has despedido y él ya se ha ido?

Así pues, Joab y su hermano Abisai mataron a Abner porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón.

Entonces David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: Rasgad vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey David iba detrás del féretro.

Tus manos no estaban atadas, ni tus pies puestos en grillos; como el que cae delante de los malvados, has caído. Y todo el pueblo volvió a llorar por él.

Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. {Este} tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias {de la muerte} de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre {era} Mefiboset.

Y los hijos de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en la casa de Is-boset en el calor del día, mientras él dormía la siesta.

David se engrandecía cada vez más, porque el SEÑOR, Dios de los ejércitos, {estaba} con él.

Y David se levantó y fue con todo el pueblo que {estaba} con él a Baala de Judá, para hacer subir desde allí el arca de Dios, la cual es llamada por el Nombre, el nombre del SEÑOR de los ejércitos, que está sobre los querubines.

Y David no quiso trasladar el arca del SEÑOR con él a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obed-edom geteo.

Y sucedió que cuando los portadores del arca del SEÑOR habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero cebado.

pero mi misericordia no se apartará de él, como {la} aparté de Saúl a quien quité de delante de ti.

que el rey David dedicó también al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había dedicado de todas las naciones que él había sometido:

Y {había} un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, y lo llamaron ante David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu servidor.

Se postró él de nuevo, y dijo: ¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo?

Y tú, tus hijos y tus siervos cultivaréis la tierra para él, y le llevarás {los frutos} para que el nieto de tu señor tenga alimento; sin embargo, Mefiboset, nieto de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos.

Entonces se acercó Joab con el pueblo que {estaba} con él para pelear contra los arameos, y {éstos} huyeron delante de él.

Cuando se dio aviso a David, {éste} reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó a Helam. Los arameos se pusieron en orden de batalla para enfrentarse a David, y pelearon contra él.

Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen {a la batalla,} David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los hijos de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalén.

Cuando Urías vino a él, David le preguntó por Joab, por el pueblo y por el estado de la guerra.

Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Salió Urías de la casa del rey, y tras él fue enviado un obsequio del rey.

Y David lo convidó a comer y a beber con él, y lo embriagó. Al anochecer {Urías} salió a acostarse en su cama con los siervos de su señor, pero no descendió a su casa.

En la carta había escrito: Poned a Urías al frente de la batalla más reñida y retiraos de él, para que sea herido y muera.

`` ¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No arrojó una mujer sobre él una muela de molino desde {lo alto del} muro de manera que murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis {tanto} al muro?" Entonces le dirás: ``También tu siervo Urías hitita ha muerto."

Entonces el SEÑOR envió a Natán a David. Y vino a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

Pero el pobre no tenía más que una corderita que él había comprado y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su seno, y era como una hija para él.

Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas para preparar {comida} para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a él.

Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos.

Y él respondió: Mientras el niño {aún} vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: `` ¿Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí y el niño viva?"

Y David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Salomón. Y el SEÑOR lo amó,

Quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y {tenía} una piedra preciosa, y fue puesta sobre la cabeza de David. Y él sacó botín de la ciudad en grandes cantidades.

Fue, pues, Tamar a la casa de su hermano Amnón, y él estaba acostado. Y ella tomó masa, {la} amasó, hizo tortas delante de él y las coció.

Y tomando la sartén, {las} sirvió delante de él, pero él rehusó comer. Y Amnón dijo: Que salgan todos de aquí. Y todos salieron de allí.

Cuando ella se {las} llevó para que comiera, él le echó mano, y le dijo: Ven, acuéstate conmigo, hermana mía.

Pues, ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y tú serías como uno de los insensatos de Israel. Ahora pues, te ruego que hables al rey, que él no me negará a ti.

Pero él no quiso escucharla; como era más fuerte que ella, la forzó, y se acostó con ella.

Pero ella le respondió: No, porque esta injusticia {que me haces,} echándome fuera, es mayor que la otra que me has hecho. Mas él no quiso oírla.

Mas cuando Absalón le insistió, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.

Y ella dijo: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, {para que} el vengador de sangre no aumente el daño, no sea que destruya a mi hijo. Y él dijo: Vive el SEÑOR, ni un pelo de tu hijo caerá a tierra.

Dijo entonces la mujer: Permite que tu sierva diga una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.

Pues ciertamente moriremos; somos como el agua derramada en tierra que no se vuelve a recoger. Pero Dios no quita la vida, sino designa medios para que el desterrado no sea alejado de él.

Y el rey dijo: ¿Está contigo la mano de Joab en todo esto? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, mi señor el rey, nadie {puede desviarse} ni a la derecha ni a la izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado. En verdad fue tu siervo Joab quien me mandó, y fue él quien puso todas estas palabras en boca de tu sierva;

En todo Israel no había nadie tan bien parecido ni tan celebrado como Absalón; desde la planta de su pie hasta su coronilla no había defecto en él.

Entonces Absalón mandó a buscar a Joab para enviarlo al rey, pero él no quiso venir. Y por segunda vez envió por él, pero no quiso venir.

Aconteció después de esto que Absalón se hizo de un carro y caballos, y de cincuenta hombres que corrieran delante de él.

Y sucedía que cuando alguno se acercaba y se postraba ante él, él extendía su mano, lo levantaba y lo besaba.

Y el rey le dijo: Vete en paz. Y él se levantó y fue a Hebrón.

Y David dijo a todos sus siervos que {estaban} con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque {si no,} ninguno de nosotros escapará de Absalón. Id de prisa, no sea que nos alcance pronto, traiga desgracia sobre nosotros y hiera la ciudad a filo de espada.

Salió el rey, y toda su casa con él, dejando el rey a diez concubinas para cuidar la casa.

Salió, pues, el rey y toda la gente con él, y se detuvieron en la última casa.

Todos sus siervos pasaron junto a él, todos los cereteos, peleteos y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido con él desde Gat; {todos} pasaron delante del rey.

Entonces David dijo a Itai: Ve y pasa adelante. Así Itai geteo pasó con todos sus hombres y con todos los pequeños que {estaban} con él.

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