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'Él' en la Biblia

Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío.

Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Jessé, cuando tú le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantara contra mí y me acechara, como lo hace hoy día?

¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no impute el rey cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este negocio, grande ni chica.

Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Cercad y matad a los sacerdotes del SEÑOR; porque también la mano de ellos es también con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar alos sacerdotes del SEÑOR.

Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el idumeo, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he dado causa ante Saúl contra todas las personas de la casa de tu padre.

Y David y sus hombres fueron a Keila y pelearon contra los filisteos; y él se llevó sus ganados y los hirió con gran mortandad. Así libró David a los habitantes de Keila.

Y aconteció que, huyendo Abiathar hijo de Ahimelech á David á Keila, vino también con él el ephod.

Y fue dicho a Saúl como David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; porque él está encerrado, habiéndose metido en una ciudad con puertas y cerraduras.

Mas entendiendo David que Saúl ideaba el mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod.

Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su alma, se estaba él en el bosque en el desierto de Zif.

Id, pues, ahora, apercibid aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera prudente.

Considerad, pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo iré con vosotros; que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá.

Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho el SEÑOR: He aquí que yo entrego tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla de la ropa de Saúl.

Y dijo a los suyos: El SEÑOR me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido del SEÑOR, que yo extienda mi mano contra él; porque es ungido del SEÑOR.

El SEÑOR, pues, será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano.

Y uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto para bendecir a nuestro amo, y él los ha zaherido.

Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan hijo de Belial, que no hay quien pueda hablarle.

Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha devuelto mal por bien.

No ponga ahora mi señor su corazón a aquel hijo de Belial, a Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal (loco), y la locura está con él; mas yo tu sierva no vi los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.

Bien que alguien se haya levantado a perseguirte y a buscar tu alma, con todo, el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el SEÑOR Dios tuyo, y él arrojará el alma de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda.

Y Abigail se vino a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba ya alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente.

Pero sucedió que por la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, su mujer le contó estas cosas, y su corazón se quedó {como} muerto dentro de él, y se puso {como} una piedra.

Y acampó Saúl en la colina de Haquila, que está frente a Jesimón, junto al camino, y David permanecía en el desierto. Cuando vio que Saúl venía tras él al desierto,

Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había asentado el campamento; y miró David el lugar donde dormía Saúl, y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y Saúl dormía en la trinchera, y el pueblo estaba por el campamento en derredor de él.

David, pues, y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban alrededor de él tendidos.

Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del sacrificio; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.

Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que estaban con él se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.

Y moró David con Aquis en Gat, él y los suyos, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita, y Abigail, la que fue mujer de Nabal el del Carmelo.

Y Aquís creía a David, diciendo así: Él ha hecho que su pueblo de Israel le aborrezca; por tanto será mi siervo para siempre.

Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por espiritismo, y me hagas subir a quien yo te dijere.

La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.

Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, adoró.

En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.

Y él rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él les escuchó. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.

Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado cosa en él desde el día que se cayó a mí hasta hoy?

Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Envía a este hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla nos sea adversario; porque ¿con qué cosa volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres?

Y se levantó David de mañana, él y los suyos, para irse y volverse a la tierra de los filisteos; y los filisteos fueron a Jezreel.

Entonces David y el pueblo que estaba con él, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.

Y David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Seguiré este ejército? ¿Lo podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelo que de cierto lo alcanzarás, y sin falta librarás la presa.

Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos.

Pero David siguió adelante, él y cuatrocientos hombres, porque doscientos, que estaban demasiado fatigados para cruzar el torrente Besor, se quedaron {atrás.}

y le dieron también un pedazo de masa de higos secos, y dos hilos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches.

Y David le dijo: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y él dijo: Soy un joven de Egipto, siervo de un amalecita; mi amo me dejó atrás cuando me enfermé hace tres días.

Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a aquella compañía? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré a aquella compañía.

Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el arroyo de Besor; y ellos salieron a recibir a David, y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, los saludó con paz.

Y así ha sido desde aquel día en adelante, en que él lo estableció como estatuto y ordenanza para Israel hasta el día de hoy.

Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.

Y le preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel.

Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y están muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.

Y el joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo.

Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita.

Y él me volvió a decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque me toman angustias, y aún toda mi alma está en mí.

Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la diadema que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y se los he traído acá a mi señor.

Entonces David tirando de sus vestidos, los rompió; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.

Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.

Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Ve, y mátalo. Y él lo hirió, y murió.

Después de esto aconteció que David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y el SEÑOR le respondió: Sube. Y David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.

Y David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam la jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal del Carmelo.

Y llevó también David consigo los varones que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.

El cual Asael siguió a Abner, yendo tras de él sin apartarse a diestra ni a siniestra.

Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.

Entonces Abner le dijo: Apartate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.

Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por las espaldas, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían.

Así haga Dios a Abner y así le añada, si como ha jurado el SEÑOR a David no hiciere yo así con él,

Y él respondió: Muy bien. Haré pacto contigo, pero una cosa demando de ti: No verás mi rostro a menos de que cuando vengas a verme traigas a Mical, la hija de Saúl.

Y su marido salió con ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.

Vino, pues, Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los que con él habían venido.

Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan pacto contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.

Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran presa. Mas Abner ya no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había él despedido, y él se había ido en paz.

Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.

Entonces vino Joab al rey y dijo: ¿Qué has hecho? He aquí, Abner vino a ti; ¿por qué, pues, lo has despedido y él ya se ha ido?

Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.

Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Romped vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.

Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos. Caíste como los que caen delante de malos hombres. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.

Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. {Este} tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias {de la muerte} de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre {era} Mefiboset.

Y los hijos de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en la casa de Is-boset en el calor del día, mientras él dormía la siesta.

Los cuales como entraron en la casa, estando él en su cama en su cámara de dormir, le hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza. Y tomando la cabeza caminaron toda la noche por el camino de la campiña.

Y consultando David al SEÑOR, él le respondió: No subas; sino rodéalos, y vendrás a ellos por delante de los morales;

Y David se levantó y fue con todo el pueblo que {estaba} con él a Baala de Judá, para hacer subir desde allí el arca de Dios, la cual es llamada por el Nombre, el nombre del SEÑOR de los ejércitos, que está sobre los querubines.

Y David no quiso trasladar el arca del SEÑOR con él a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obed-edom geteo.

Y sucedió que cuando los portadores del arca del SEÑOR habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero cebado.

desde el día que puse jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo el SEÑOR te hace saber, que él te quiere hacer casa a ti.

pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

Asimismo hirió David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él a extender su término hasta el río Eufrates.

Puso luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a tributo. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.

que el rey David dedicó también al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había dedicado de todas las naciones que él había sometido:

Y puso guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los edomitas fueron siervos de David. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.

Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.

`` ¿Dónde está él?" le preguntó el rey. Y Siba respondió al rey: ``Está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar."

Y al llegar Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, y adoró. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.

Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como soy yo?

Y tú, tus hijos y tus siervos cultivaréis la tierra para él, y le llevarás {los frutos} para que el nieto de tu señor tenga alimento; sin embargo, Mefiboset, nieto de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos.

Viendo, pues, Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden contra los Sirios.

Y se acercó Joab, y el pueblo que estaba con él, para pelear con los Sirios; mas ellos huyeron delante de él.

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