1 Juan 4:7

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.

1 Juan 4:8

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

1 Juan 2:29

Si sabéis que El es justo, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido de El.

Gálatas 5:22

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,

1 Juan 2:10

El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él.

1 Juan 4:12

A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.

1 Juan 4:20-1

Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.

Deuteronomio 30:6

Además, el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

Juan 17:3

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

2 Corintios 4:6

Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

Gálatas 4:9

Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo?

1 Tesalonicenses 4:9-10

Mas en cuanto al amor fraternal, no tenéis necesidad de que {nadie} os escriba, porque vosotros mismos habéis sido enseñados por Dios a amaros unos a otros;

2 Timoteo 1:7

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

1 Pedro 1:22

Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.

1 Juan 3:10-23

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano.

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