Job 6:11

¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?

Mi carne está vestida de gusanos, y de terrones de polvo; mi piel hendida y abominable.

¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco.

¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una arista seca has de perseguir?

Siendo el hombre como carcoma que se va gastando, como vestido que se come de polilla.

Mi aliento está corrompido, mis días son cortados, y me está aparejado el sepulcro.

A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermano.

¿Por ventura hablo yo a algún hombre? Y si es así ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?

He aquí como a palmos diste a mis días, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)

Los haces pasar como avenida de aguas; son como sueño; a la mañana está fuerte como la yerba,

El afligió mi fuerza en el camino; acortó mis días.

Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo.

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