19 Versículo de la Biblia sobre La santidad de los Santos
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Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor,
Porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.
quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús desde antes del principio de los siglos;
y vestíos del nuevo hombre, que es creado según Dios, en justicia y en santidad verdadera.
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
Mas ahora, libertados del pecado, y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santidad, y por fin la vida eterna.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
que nos habría de conceder, que liberados de la mano de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos, en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida.
ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad; sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional.
sino que, así como Aquél que os llamó es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra manera de vivir;
Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿cómo no debéis vosotros de conduciros en santa y piadosa manera de vivir?
en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida.
Así que, amados, teniendo tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
en su cuerpo de carne, mediante la muerte; para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él;
para que sean afirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y Padre nuestro, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea justo todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.